...El Ultimo Juego...

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Kim Jennie había tenido una especie de discusión con su esposa. Si, no podía tener la certeza de darle un hijo. No solamente por los estragos de los múltiples tratamientos hormonales que llevó en su adolescencia. Si no, por que tampoco estaba lista. Un hijo era otra cosa. Un hijo necesitaba muchas cosas que Jennie no sabia si podría brindarle. Seguridad era una de ellas. Nadie sabia si un día alguno de sus enemigos se despierta con ganas de ir a su casa y volarle la cabeza. O peor aun, que ella misma en sus momentos de locura se haga algún daño. No señor. Ni que mencionar que su empleo no es el mas seguro de todos y esas eran cosas que Lisa no lograba entender. Jennie sabia que Lisa era una mujer que era dada a los compromisos. Alguien que tomaba todo muy encerio y para ella era muy normal que después del matrimonio y el amor haya mas.

No debían malinterpeetarle. Ella no estaba negándose a darle una familia. De hecho, la idea de tener un hijo no le había asustado tanto hasta el momento en el que se planteo realmente si era buena idea y buen momento.

No por nada vivía manteniendo relaciones sexuales con Lisa como si fueran conejos y sin protección. Eso, y por que Lisa odiaba los condones, ademas, ella detestaba las píldoras del día después.

Tomo sus píldoras de supresión de un solo trago. Sin agua. Pasándolas con saliva y saliendo de la habitación antes que Lisa.

Se habían reunido de nuevo en un pequeño apartado con monitores y altavoces que suponía conectaban con el lugar en cuestión.

Estaba su suegro y su hermano, la hesposa de su hermano y el estúpido de su hijo boca floja.

- Querida. Espero no le moleste la trate con cariño. Después de todo es parte de la familia - El señor Wang hablaba tan cínicamente - Ésta noche. Se enfrentaran a los mejores de nuestros hijos y parientes, ¿Estás segura de que quieres bajar ahí? Digo, no vallas a quebrarte una uña.

Sorprendentemente. Jennie se río despreocupada.

- Para nada... Tío. Lo único que pienso romper son algunos dedos... Y no los míos -

Naturalmente Lisa la observó un tanto... Confundida.

- Y bien, ¿Quienes bajaran primero?

- Estaré con Jisoo, Rosé y Nayeon. Después de las primeras rondas pueden bajar los demás.

- Hay sobrina... Pero es en las primeras ronsas en dónde soltamos a los mejores.

- No finja que se preocupa por mi Tío. Ha pasado toda la noche jodiendo. Deje la mascara para otro día. No me apetece seguirle la pantomima.

Ahora si, Nayeon la observó como si tuviera 3 ojos. Jennie había dicho una maldición. Jennie?

- ¿De que hablas? Pero, si he sido muy cortes

- No note su cortesía mientras preguntaba si mi hermana era virgen. Y tampoco cuando ha enviado a sus empleados a husmear a mis maletas -

Nadie dijo nada mas... Podría ser idea de algunos... Pero Jennie estaba un poco rara. No era usual en ella que respondiera tan cínicamente frente a ese tipo de personas. Además hacia rato estaba sonriendo prácticamente por nada.

En la cabeza de Jennie habían muchas ideas y ruidos que no le permitían concentrarse en una sola. Y no precisamente era algo que ella estaba logrando controlar.

Pensaba en que había prometido no tocarle un pelo a los familiares sercanos de Lisa, en que había decidido dejar que su hermana viviera con ella de forma permanente. En que una vez viniera su madre de su viaje eliminaría al bastardo de Mycol. Que no sabia porque, pero, estaba necesitando mucha agua ahora mismo, ¿Agua y un poco de silencio mental quizá?

Perdición Y Pecado (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora