†018

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Mateo 6:12-13
y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal. No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre. Amén".

Su cuerpo estaba temblando, sus lágrimas mojaron mi remera y eso no era lo molesto, ella podría hacer lo que quisiera conmigo y yo la entendería pero lo molesto era escuchar lo que tuvo que pasar. Me permitió ver las marcas ya casi desapareciendo de su anatomía, odiaba a ese hombre.
Rodeé mis brazos en ella y ella me acariciaba, no había nada de acto sexual. Escuché los latidos de su corazón y lo rápido que latía cada vez que yo acariciaba su rostro. Su boca se unía de vez en cuando con la mía y el choque de energía hacia que mi cuerpo se erice por completo.

-Puedes contarme algo sobre ti?- susurró mientras pegaba su frente a la mía.

-Mmm, está bien- mis ojos se mantenían cerrados.

-Lo siento, si quieres puedes dormir o estar en silencio- ella habló rápido y de nuevo la tranquilice. Esto era parte de ella, pedir disculpas cada vez que pedí algo, eso me rompía.

-No tienes que disculparte conmigo, yo estoy encantado de pasar el tiempo aquí contigo- la miré y ella asintió leve -No sé por dónde empezar... Oh, tal vez que cuando era niño me gustaba mucho los libros de aventuras- la miré y ella sonreía. -A mí padre eso no le gustaba demasiado pero mi madre siempre me regalaba a escondidas un libro de esos, mi padre por lo contrario me daba libros de historia o me hacía hacer deportes como tenis, eso jugaba de niño- mis dedos hicieron trazos sobre su pierna y ella enredaba sus dedos en mi pelo, siempre siendo suave. -Cuando cumplí 14 años me inscribieron en una nueva escuela, era religiosa y descubrí el interés por la biblia, digo, era el mejor de la clase y las monjas siempre estaban encantadas conmigo. Mi hermano era todo lo contrario, nunca le gustó esas cosas. Le gusta más divertirse y salir a la vida- hablaba y suspiré -Luego estudié para ser sacerdote, fue una experiencia un poco dura por la presión de mi padre, mamá no estaba convencida, dijo que esta vida no era para y debía conocer más cosas antes de decidirme por completo- sus caricias se detuvieron poco a poco -Me presentó a una chica antes de empezar con esto pero no funcionó, ella era una buena muchacha pero yo no me sentía cómodo con aquello. Dudaron de mi sexualidad así que prefirieron meterme a la iglesia pensando que así se cura la homosexualidad. No lo soy, no me considero pero si alguien lo fuera estaría bien, mis padres poco a poco lo van entendiendo- soltó un suspiro y sonreí. Sabía que estaba dormida ya.

Acomodé las sábanas  y su cuerpo, su mejilla estaba en mi pecho y mi mano dejaba pequeñas caricias en su espalda. No tarde mucho en dormirme, un sueño tranquilo y profundo.

NARRA ____:

Mis ojos se abrieron poco a poco, sentí un calor cómodo a mis espaldas y sabía que se trataba de Joseph, su mano rodeaba mi cintura apegandome a su cuerpo. Tomé con delicadeza su brazo y lo quité, necesitaba ir al baño.
Cuando terminé aquello la puerta comenzó a sonar muy fuerte, eran golpes y yo me acerque en silencio para ver. Agaché mi cuerpo para ver por la pequeña cerradura y reconocí esa vestimenta. Mi cuerpo se congeló ahora, no sabía dónde irme y que hacer. Quería correr hasta Joseph, avisarle pero mi cuerpo traicionero no me dejaba moverme del lugar.
La cerradura falló y la puerta cedía abriéndose para terminar encontrándome la figura del hombre con el cual debía casarme en unos días.

-Lo negaste tanto y terminó siendo verdad- dijo con enojo.

-No es lo que piensas, lo juro- mis ojos comenzaron a llorar, mis piernas temblaban.

-Realmente eres un asco, una vergüenza para nosotros- mi madre salió de las espaldas de mi prometido.

-Volveré a casa, no es lo que piensan- mi voz se cortaba, me faltaba el aire.

-Tengo que remarcar los hematomas, ____?- Mark caminó decidido hasta mi cuerpo y yo negaba.

-Te mereces toda la mierda del mundo, eres una pésima hija, una pésima prometida y no sirves para nada porque eres inútil.- sus palabras dolían, como si estuvieran perforando mi pecho.
-Tu padre sabrá esto, eres un puta- escupió mi rostro

Mark alzó su mano y de la nada me desperté gritando, pateaba todo, clavé las uñas en mis piernas y Joseph trataba de ayudarme, trajo un vaso con agua. Se sentó junto a mi tratando de detener mis manos hasta que lo logró. Me hizo respirar junto a él mientras me daba mi espacio, el pecho me dolía un montón, el tomó un paño mojado y lo puso en la parte trasera de mi cuello, me relajó un poco más.

-Todo está bien amor, aquí nadie te hará nada- susurró mientras quitaba el pelo de mi cara -No dejaré que nada malo te suceda nunca más.

PECADO // Joseph Quinn+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora