†013

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"Hacer la voluntad de Dios te salvará del infierno"


Mi cuerpo dolía, mi cabeza en especial estaba desbordada. La semana pasó rápido después de eso y aún no concurrí a la iglesia, no volví a verlo y no me he confesado por lo que hice para empezar desde cero sin fallarle a Dios.
Mi madre se encuentra feliz, que esté con Mark la hace feliz. Él pasó más tiempo conmigo esta semana y cada día me doy cuenta que voy a cometer el error más grande de mi vida en unos meses pero no puedo negarme a estar en un altar diciendo que si, debo hacerlo por mi padre.

-Debemos hablar con el padre Joseph- habló Mark y yo lo miré

-Para que?- quise llorar al oír su nombre

-Cielo, él va a casarnos. Solo para confirmar- dijo y yo miré al lago

-Me gustaría otro padre, quizás el padre Juan- hablé sin mirarlo -Tiene más experiencia en bodas-

-Para mí sería un honor que sea el padre de nuestra iglesia y será él- dijo y no me atreví a contradecir sus palabras, sabía cómo iba a terminar.

El resto de la tarde pasamos organizando cosas, bueno... Organizaba él porque sería dependiendo sus gustos y los de mi madre, yo no tengo vela en este entierro.
Luego de este día estresante volvimos a casa, Mark se fué y yo me di un baño para acostarme a dormir, pensaba en llamar a Joseph pero se supone que haré las cosas bien.

NARRA JOSEPH:

No me atreví a llamar a la casa de ella, supongo que lo hizo para no armar más problema pero al menos esperaba una explicación sobre esto. Pensé muchas cosas, hasta que mi hermano la había asustado o algo con sus comentarios y recordé que ella estaba lo más bien, me dió un beso dulce de despedida y corrí a averiguar cómo dejar mi cargo de cura, se preguntaban que sucedió para que averigüe sobre eso pero solo dije que era para un amigo. No me arriesgue a dejarlo ahí porque tuve miedo pero lo haré pronto, pronto porque estoy enamorado de ella.
Un amanecer nuevo después de no verla en una semana, día de misa. Me levanté tranquilo y me vestí, mi cabeza no estaba tranquila pero lo será cuando abandone esto y pueda ser un hombre, no un cura.
Antes de la misa escuché confesiones, nada grave, nada que no se solucione con oraciones y perdón al señor.

-Padre- habló un hombre del otro lado del concesionario

-Te escucho- suspiré sabiendo de quién se trataba

-He pecado- suspiró -Antes del casamiento-

Solté un suspiro leve, esto era lo más común que los hombres en una relación venían a confesar.

-No pude aguantarme, es mujer es perfecta y aunque no la ame...- habló y me hizo mirar a través de los pequeños oficios

Mi cuerpo se congeló en el lugar, reconocí aquel chico y mis ojos comenzaron a arder, mis manos se hicieron puños, todos mis músculos se tensaron.

-Ella es todo lo que un hombre desea y es mía, será mía ante Dios- habló con aires de grandesa -Fui el primer hombre para ella y tuvo que ver lo hermosa que se ve en esos momentos-

Él narraba la historia y la imaginaba, mientras la imagen de cuando estuvo conmigo se mezclaba, la veía gimiendo y pidiéndole más, me dolió el pecho. Mi aire se cortaba, necesitaba respirar.

PECADO // Joseph Quinn+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora