Capitulo 5

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Julliette

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Julliette


El Castillo estaba particularmente movido el día de hoy, cómo no, era una noche especial y hermosa -notese el sarcasmo - porque vendrían a cenar mis futuros suegros y esposo. Y por lo que se, van a venir muy seguido, cosa que me desagradaba en absoluto.

Ahora tenía a una nueva maestra solo para que me ayude a actuar en estas cenas, me reía para mí misma sabiendo que obviamente no iba a seguir sus indicaciones.

-Solo habla para lo justo y necesario, una mujer charlatana no está bien vista -me dolería la cabeza si seguía asintiendo como si realmente me importará. -no te olvides de alagar cosas de tu prometido y mostrarte agradecida de este trato.

-¿Y si carece de cosas que alagar? -sonrei con fingida inocencia -tendria que mentirle a su madre, y eso tampoco estaría bien visto -lleve mi mano a mi boca con una cara de asombro.

-Deja el sarcasmo Juliette -me reto mi padre que recién entraba a la habitación -ya hemos hablado de eso.

-Oh discúlpeme su magestad por no querer coperar fuera de mi voluntad.

-Pues todo sería más fácil si lo hicieras -rodee los ojos -no puedes ser tan terca, es una maravillosa oportunidad, para ti y para todo el pueblo.

-No podría contar la cantidad de veces que me has dicho eso, sin embargo sigo creyendo que solo lo haces por ti misma imagen y poder -me levanté y lo deje con la palabra en la boca nuevamente.

Los pasillos se me hacían interminables, oscuros y fríos. Odiaba las extenciones del castillo que me hacían estar tan separada de las demas personas y que aún con todo ese espacio era tan difícil tener libertad. Me asfixiaba, toda la situación de mi vida me asfixiaba. No le deseo este sentimiento ni a mi peor enemigo.

Cuando por fin di con la oeutya de mi habitación entre rápido y me tire a llorar en mi cama, era demaciado y me estaba ganando el no saber que hacer y la presión de todos lados que obviamente caía sobre mi.

La puerta se abrió y dirigí mi miraba a ella esperando encontrarme con una de limpieza, sin embargo era mi madre, que me miraba con su cara de siempre.

Se acercó a mi y abrió los brazos indicando que valla a abrazarla, no tarde ni dos segundos en correr hacia ella, note que sus ojos también soltaban algunas lagrimas. Era la primera vez en años en que nos abrazabamos, y se sintió tan aliviador que no se como expresarlo.

-Encerio quiero que sepas que nada de esto está aprobado por mi, Julliette -dijo como si estuviera pasando lo mismo que yo -nunca hubiera querido que pases lo mismo que yo porque se que difícilmente llegas a amar a alguien con quién te obligaron a estar.

Yo seguía llorando en sus brazos hasta que ella se separó a mirarme.

-Lamento no poder hacer nada hija mía -me acaricio la mejilla limpiando una lágrima -aunque no te lo demuestre tanto todos los días eres muy importante para mí y siempre querré lo mejor para ti.

Mi Mayor TesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora