Juliette
Que lindo era respirar el aire libre sin el olor a humedad que inunda toda la habitación vieja en la que estuve desde mi secuestro. Había un brisa fresca pero no lo demasiado como para que me haga frío.
Me sentí de cierta forma limpia, es decir, acababa de bañarme, pero no era solo por eso. La pequeña pizca de libertad que sentía al no estar encerrada era no sólo gratificante sino que también me hacía sentir limpia.
Respire profundo dejando que todo mi ser se relaje, el barco tenia un peculiar olor a madera y mar, no era malo. La cubierta estaba llena de gente aún. Se escuchaba una mezcla de gente hablando, agua chocando el barco y gaviotas cantando.
Salí de mi jaula... ¿Y ahora qué?.
Susan se fue a seguir con sus labores diarios por lo que no tenía con quien charlar, tampoco es como si pidiera hacerme un amigo aquí.
Finalice decidiendo pararme a admirar el horizonte en babor, nunca estuve tan cerca del mar en mi vida, se sentía... increíble.
Apoye mis codos en el barandal para acomodarme mejor. El viento movía los mechones rebeldes de mi cabello que estaba suelto y un poco descuidado por las circunstancias. Volví a percibir esa paz momentánea por tercera vez en este día en ese lugar. Otro factor que ayudaba mucho era el hecho de que las prendes de ropa que tenia puestas no eran para nada incomodas, es más, eran livianas, suaves y no contaban con ese mecanismo de tortura comúnmente llamado corsé.
Okey, suficiente. La paz es linda hasta que pasa a la fase de aburrimiento, justo como ahora que ya había pasado esa delgada linea.
Me enderece en el lugar suspirando. Ver —con un poco de terror —pasar tiburones u otros peces pasar cerca de la superficie ya me cansó.
—No hacer nada cansa un poco, ¿No es así? —me di vuelta de golpe con esa repentina voz ajena que me asusto un poco.
Era el hombre que había estado atado a un póster desde que yo llegue o tal vez mucho antes.
—Un poco si —respondí.
El parecía tener entre unos cuarenta o cuarenta y cinco años, tenia una piel oscura pero no tanto. Su pelo y barba negra adornados con numerosas canas se notaban muy descuidadas, y él en si también por lo que deducí que no me fue difícil deducir que si estaba ahí hace un tiempo.
—Al menos tu puedes caminar por ahí —dijo con una sonrisa decaída —bueno desde ahora.
—¿También eres pricionero? —quise golpearme a mi misma por lo estupida que sonó mi pregunta.
—No, solo le gusta tomar sol atado a un póster para que le queden marcadas las lineas de la cuerda de otro color —se metió un pirata que tenia un loro en el hombro que estaba limpiando el piso cerca de nosotros.
Algunos lo miramos, pero solo pude escuchar la risa fingida e incomoda de Luka quien ataba una cuerda de nose que cosa.
Luego me sonroje un poco por los nervios y abrí la estupida boca antes de poder pensarlo.
—No me refería a eso- es decir que- quise preguntar cuanto- ósea hace cuanto estas... —no pude terminar de hablar ya que el soltó una risita.
—No pasa nada —definitivamente quede como una estupida que no sabes socializar con otros, pues que mas da, si lo soy —perdí la cuenta de cuantos días llevo aquí pero de seguro mas de un mes.
Abrí los ojos impresionada. ¿Estuvo atado ahí todo ese tiempo?.
—¿Hiciste algo muy malo?.
Negó con la cabeza.
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Mi Mayor Tesoro
Romantizm"El sonido de unos pasos caminado, acercándose, y la llave abriendo una puerta, mi puerta. Nunca hubiera imaginado que mi vida cambiatia tanto luego de que aquellos tres hombres aparecieran tras la puerta. Uno con una gran cicatriz en el ojo. Uno...