Julliette
En un mundo dividido por reinos gobernados por reyes y reinas ser la hija del rey más poderoso suena como una vida hermosa y envidiable, protección, riquezas, poder, comodidades, salud, vestidos caros, palacios llenos de cosas que gente normal nisiquiera puede imaginar...
Visto de esa manera si es la vida perfecta, sin embargo nadie ve el otro lado de la moneda, nadie ve como es realmente mi vida.
Nadie sabe que al ser la hija del rey no tengo el derecho a elegir mi presente, o aún peor, mi futuro. Mi refinado padre se encargó de manejar mi vida a su antojo para convertirme en la mejor próxima gobernte de su pueblo. Ese pueblo que el tanto ama, nótese el sarcasmo. Es muy evidente que el no ama al pueblo y a su gente, el ama el poder, el reconocimiento y la riqueza que esté le propociona.
También soy totalmente consiente de que cuando cumpla diciocho años dentro de unos días voy a estar lista para casarme con alguno de los tantos pretendientes que piden mi mano a mi padre y de que no voy a poder hacer nada para cambiarlo. Tengo muy claro también que aunque mi padre me enseñe cómo gobernar no voy a poder hacer más que complacer a mi próximo amado esposo y darle descendencia mientras tengo una cara bonita para mí pueblo.
Toda mi vida fue la misma rutina.
Despertar.
Esperar que las sirvientas terminen de alistarme.
Desayunar.
Clases toda la mañana.
Almorzar.
Clases Nuevamente.
Mirar el mar desde mi balcón.
Dormir.
¿Dónde quedaba tiempo para descubrir el mundo y saber que es lo que hay afuera?, ¿dónde quedaba tiempo para hacer lo que yo realmente quería?, ¿dónde quedaba tiempo para vivir dentro de esa rutina?.
En fin, llegó un momento en que me resigne a qué no podría cambiar lo que ya estaba destinado a ser y solo deje que sea, eso no cambia que mi relación con mi padre era horrible y que la que tenia con mi madre era técnicamente nula.
Lo mismo pasaría hoy, 2 de septiembre, estaba a un mes de mi cumpleaños dieciocho lo que significa que tenía dos meses más para no tener que aguantar a un hombre con el cual no quería casarme y someterme a la misma vida que mi madre tenía. Si tuviera que decir algo bueno de eso es que como era costumbre luego de mi boda haría un viaje atraves de las costas del Atlántico y visitando amigos reales en muestra de respeto como luna de miel con mi marido. Siempre tuve el sueño de subir a un barco y aunque suene raro por el lugar donde vivía nunca en mi vida puse un pie en un barco y mucho menos recorrí el océano, me intrigan las olas y los secretos que ocultan las profundidades.
¿Qué tanto esconden tras esas ventanas azules?.
—Buenos días, señorita —dijo mi dama personal entrando por la puerta de mi habitación —el día de hoy su padre permitió que usted tenga el día libre. —me resultó extraño el nunca cancelaba mis clase, entonces me preocupe, el solía hacerlo como un gesto de "regalo" o algo así para disculparse por algo que está por hacer. —tambien me encargo de decirle que hoy va a hacer una cena especial asique deberá ir bien arreglada para la ocasión —.
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Mi Mayor Tesoro
Romance"El sonido de unos pasos caminado, acercándose, y la llave abriendo una puerta, mi puerta. Nunca hubiera imaginado que mi vida cambiatia tanto luego de que aquellos tres hombres aparecieran tras la puerta. Uno con una gran cicatriz en el ojo. Uno...