La reina y la princesa.

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xxxoxxxxoxxxxoxxxxoxxxxCapítulo IX

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Capítulo IX. La reina y la princesa.

Helaena observó con atención la mariposa apoyada en uno de los postes de su cama, no se movía, no hablaba, no hacía nada. Y llevaba así ya días. Quizás no le volvería a hablar hasta que ella anulara su compromiso y aquella era una razón más para hacerle caso.

Desde aquel día en el que Aemond la abrazó, no más de tres hacías atrás, Helaena había estado pegada a él, pero si hablarle, solo observándolo desde lejos. El príncipe tampoco pareció interesado en acercarse a ella, así que supuso que él seguía con el plan de que el compromiso siguiera en curso.

Helaena sabía que había ocurrido algo más entre los dos hermanos, Aegon y Aemond se habían besado pero era algo más interior y Aemond seguía alejándose de sus sentimientos. Siempre había sido igual, cuando le decías te quiero él cambiaba la conversión y si lo abrazabas, él se alejaba. No era porque él no sintiera nada, sino porque muy en el fondo y por mucho que él intentara dar aquella imagen de macho sin sentimientos, él era tímido ante el afecto físico y hablado.

Entonces la princesa se preguntaba de quién huía ahora. ¿De Aegon? ¿De ella? O quizás, ¿de ambos?

La princesa se levantó, sintiendo sus tripas sonar por el hambre y se dirigió hacia la sala de estar para cenar con su madre.

Todavía no había nadie, estaba vacío y los criados apenas habían puerto unas velas así que se sentó a esperar con paciencia.

El primero en aparecer fue Aemond, que se giró dispuesto a irse como si ella no lo hubiera visto.

“¡Aemond, siéntate!”

Como si se tratara de un cachorro, él siguió sus palabras sentándose justo en una de las sillas que se encontraba más lejos de ella, al otro lado de la mesa. Helaena se levantó dirigiéndose hacia él y Aemond se tensó en su asiento cuando ella se sentó sobre sus piernas.

“¿Qu-qué haces Helaena?”

“Sentarme sobre ti, a ver si así no puedes huir de mi.”

“¡No he huido de ti!”

“¿No? Que raro entonces.”

Helaena se giró dejándola la espalda en uno de los brazos de la silla, quedando sentada de lado y así poder hablar mirándole al rostro.

“¿Raro el qué?”

“Que de repente no me busques, que de repente no me toques, que de repente te sientes al otro lado de la mesa.”

“Vas a casarte Helaena.”

“¡No voy a casarme! Lo he decidido.”

“No es tu dec-”

La princesa lo calló con sus propios labios. Los agarró con fuerza las mejillas e hizo que inclinara la cabeza para que ella tuviera más acceso.

La misma rabia de tener que hacerlo abrirse ante ella, la rabia de tener que buscarlo, la rabia de que él no fuera honesto, la rabia de que él no se dejara ser feliz por unas responsabilidades que no le había pedido.

Lo sintió respirar fuerte, agarrándola por la cintura para pegarla más a si mismo y le abrió la boca permitiéndole meter la lengua haciendo el beso más húmedo y placentero.

“¿¡Aemond!? ¿¡Helaena!?”

Ambos se separaron rápidamente. Mirándose con los ojos abiertos, sorprendidos por su madre.

“Madre...”

Aemond se levantó haciendo que la princesa se lavantara también, quedando a su lado.

“¿Qué estabais haciendo?”

“Nada.”

Aemond contestó y recibió una mirada odiosa no solo de Alicent sino también de Helaena por negar de nuevo lo obvio.

“Nos besábamos, madre. Porque nos queremos.”

Helaena respondió volviendo la mirada a la reina.

“Eso no era un beso de hermanos.”

“No, era de amantes. Porque nos queremos.”

Le agarró la mano a Aemond, quién la apartó bruscamente y moviéndose para quedar entre la reina y la princesa.

“¡Estás prometida Helaena! Tienes un compromiso con Aegon.”

“No me he casado aún con Aegon.”

“¿Y qué pasa si quedas embarazada? ¡Estás inconsciente! ¡O boba!”

Los dos hermanos se sorprendieron, nunca la habían visto tan cabreada.

“Pues no lo sé, mejor casarme antes de que se muestre la barriga.”

Aemond iba a abrir la boca para interponerse entre ambas pero se detuvo al ver el bofetón que le había dejado su madre a Helaena.

La princesa se tocó la mejilla golpeada, tenía lágrimas en los ojos. No por el dolor físico, sino por el emocional. Alicent nunca había puesto la mano sobre sus hijos.

“Te casaras, si. Cuanto antes, con Aegon. Y te beberás un té de luna. Y si sales embarazada aún así, dara igual porque esos hijos a ojos de todos serán de Aegon.”

Alicent salió de la sala dejándolos a solas.

Ninguno de los dos se movió de su sitio.

“¿Por eso insistías en tocarme y besarme? Para anular el compromiso, un compromiso que lleva mucho tiempo pensado por madre. Y todo, ¿por qué? ¿Por las voces de una loca?”

Aemond la abandonó con aquellas palabras tan duras, dejándola sufriendo por dentro y por fuera.

Creía que él, él más que nadie creería en ella pero de nuevo se encontraba sola.

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👩‍❤️‍👨 Aemond Targaryen x Helaena Targaryen x Aegon Targaryen
⚠️ para mayores de +18, incesto, insultos, violencia, sexo, smut gráfico, etc.
❤️ Relaciones entre Hombre/Mujer | Hombre/Hombre | Hombre/Mujer/Hombre
ℹ️ Esta historia está basada en el libro de Fuego y Sangre de George RR Martin pero los sucesos de la misma me pertenecen. ¡No se permite su copia y/o adaptación!

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