La feria de la ciudad, había llegado. Odiaba tener que esperar casi hasta el fin de año para venir a la feria, pero al final vale la pena.
Ya era una tradición venir a la feria con mi familia: Mi mamá, mi tía, mi prima, su esposo y los chimpayates que mi prima tiene como hijos: Gerardo, Joss y María, y yo.
Yo había comprado un hot-dog en uno de los distintos puestos de comida callejera. Estaba cerca de mi familia así que no había problema con que yo fuera sola. El señor me dió el cambio y caminé hasta mi familia mientras guardaba el dinero en mi bolsa.
Cuándo alcé la vista, choqué con un chico un poco más alto que yo.
– Lo siento. Fue mi culpa. – dijo él con un acento... ¿Francés?
– No fue tu culpa. Fue mía. No me fijé por dónde iba. Lo siento. – dije
– Creo que fue culpa de ambos por distraídos. – su rostro formó una sonrisa
– Sí. Creo que sí. – me reí
Ahora, parte de mi hot-dog estaba en la playera de ese chico y parte de su refresco estaba en mi playera y pantalón.
Ambos tratamos de ocultar el desastre que habíamos hecho en nuestra ropa. Afortunadamente yo siempre traigo conmigo unos pañuelos para cualquier emergencia, y esta era una de esas.
Le dí a el chico unos pañuelos y empezó a limpiar su playera. Yo hice lo mismo, pero no dejaba de ver al chico —aunque había poca luz, porque era de noche—. Me parecía muy atractivo.
Él alzó la vista e hizo contacto visual conmigo. Él sonrió y yo me quedé como tómate, o eso creo.
– Soy Matías Walker. – dijo él
– Daniela Córdoba. – dije
Matías acercó su mano a la mía y ambos las estrechamos.
– Este sería el peor encuentro de la historia. – dijo
Empecé a reír a carcajadas, contagiando lo.
– Tienes razón.
– ¿Sabes?. Me gustaría volver a verte. Sí no es mucha molestia.
– Para nada. No tengo dueño.
– ¿Y dueña?.
– Tampoco. – negué con la cabeza terminando de quitar la mancha de refresco de mi playera
– ¿Tienes una pluma?.
– Creo que sí.
Busqué en mi pequeño bolso y encontré mi pluma azul. Normalmente yo traigo la de tinta roja, pero algo es algo.
Le dí la pluma y él anoto algo en mi brazo.
– Es mi instagram.
Me dió la pluma y yo anoté el mío en su brazo.
– Hasta luego. – me despedí
– Adiós.
Guardé la pluma en mi pequeña bolsa y caminé hasta dónde estaba mi familia. Este sin duda es el encuentro menos pensado. Pero... Valió la pena. Creo.
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Miss You
Teen Fiction- No quiero que te vayas. - ¿Cuántas Lunas hay jodiendo a la Tierra cada noche?. - Solo una. ¿Pero, y eso qué tiene qué...?. - me interrumpió - Que si vemos la misma Luna al anochecer, significa que no estamos tan lejos como crees.