04 | 02/10/2019.

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04 | 02/10/2019.

Y aquí vamos de nuevo. Melissa y Andy —pero más Melissa— me están pidiendo que vuelva a ser su amiga.

Matías y los chicos me dijeron que ya no las dejara manipularme, pero son mis amigas y sé que están arrepentidas por lo que dijeron de mí a mis espaldas.

– ¿Sí?. – preguntó Melissa con las manos juntas

– Está bien. Las perdonó.

– ¡Sí!. – festejó –. Bien, ahora, necesito tu ayuda.

– Ay, no. – dije fastidiara

– Por fa'. Será rápido, mirá, ayúdame ha hacerle una carta a Aldo.

– ¿Aldo?. – asintió con la cabeza –. Estás loca. No te ayudaré.

– Por fa', Dani. Te lo ruego.

– Bien. Te ayudo.

– Super. Mirá, esto es lo que llevo.

Me dió la hoja y empecé a leerla. Era muy cursi y me daba cosa solo porque Melissa la había escrito.

– Está bien. Se la daré, pero ¿A qué horas?.

– En la salida. En el recreo le compraré uno de esos anillos falsos y se lo darás junto a la carta. ¿Okay?.

– Okay.

[...]

Hora de salida. Por fin. Aldo estaba hablando con Otto cerca del foro. Me acerque a ellos, pero una niña del A se metió y empezó a hablar con Aldo, ignorando a Otto.

– Piss. – llamé a Otto –. Dale esto a Aldo cuando ella se vaya. – susurré y él asintió

Caminé lejos de ellos. Miré por encima de mi hombre y ví como la niña se me quedaba viendo. Llegué con mis amigas y les enseñe mi dedo pulgar.

– ¿Y ahora qué?. – pregunté

– Y ahora nos vamos. – dijo Matías cerca de mi oído

Él entrelazó nuestros brazos y tomó mi mochila del suelo. Tuve que despedirme de mis amigas con la mano, pero Matías me la bajo.

– Creí que ya no te ibas a juntar con ellas. – dijo con un tono de voz molesto

– Son mis amigas. – dije defendiendo me

– ¿Entonces aceptas todo lo que te dijeron?.

– No, pero...

– "Pero" nada. – me interrumpió –. Es mejor estar solo, que mal acompañado. La mente le hace cosas horribles a las personas, pero es mejor destruirte tú misma a que te destruyan los demás.

Nos miramos fijamente después de haber salido de la escuela. Tenía en su labio algo de sangre. ¿Se había peleado con alguien?.

– ¿Qué te paso?. – le pregunté

Él miró hacía otro lado, se tocó el labio y después volvió a verme.

– Digamos que... Mis compañeros de salón no saben apreciar las buenas series. ¿Puedes creer que aún no han visto The Umbrella Academy?.

– ¿Qué?. – pregunté confundida

– The Umbrella Academy. ¿Sabes lo que es, verdad?. – negué con la cabeza –. ¡Tú también!. Necesitas verla, es cultura, Daniela.

No dije nada y nos fuimos a casa. En el camino, note a Matías muy distraído. Quería saber que le pasaba, pero seguro no me iba a decir.

– ¿Qué tienes?.

– Miedo.

– ¿De qué?.

– De la vida. – me miró. Sus ojos verdes se habían puesto negros –. ¿Alguna vez has soñado o tenido el presentimiento de que pronto morirás?. – negué con la cabeza –. Yo siempre lo tengo. Es eso ha lo que le tengo miedo.

– ¿A la muerte?.

– No. Ha no vivir mi vida y desperdiciarla de un momento a otro. El sentimiento de que todo pasa tan rápido y se acaba en un pestañear. El no poder cumplir tus metas y sueños porque ya estás muerto. El misterio de saber que pasará después de morir. ¿Que es lo que le pasa a uno después de morir?. ¿Realmente sus almas divagan por el mundo?. ¿Hay vida después de la muerte?. Todo eso es lo que me pasa. A veces me pongo a pensar como sería la vida de los demás sin mí.

– ¿Y que pasa?.

– Nada. Todos rehacen su vida, olvidando mi recuerdo. Haciendo como si jamás existiera.

Sus palabras me dejaban con dudas sobre la vida y la muerte. Él me hacía hacerme preguntas que quizás no tenían respuesta. Con él veía las cosas de otra forma. Él me enseñaba el lado más triste de la vida.

Y entonces paso. Una camioneta blanca le disparó a un señor y a su hija, matando los. Las personas se empezaron a juntar alrededor de ellos y yo también me quería acercar, pero Matías tomó mi mano y me detuvo antes de que cruzará la calle.

– A eso es ha lo que le temo. – dijo virando la escena en la calle de en frente

Lo miré y note el miedo en su rostro. Miré hacía el montón de personas y tomé la mano de Matías con mucho miedo. Él no se quejó y al contrario, me arrastró hasta salir de ahí. El miedo era presente en ambos. No sabíamos que hacer, pero ahora entendía lo que Matías sentía y no se siente bien.

Llegamos a nuestra calle, pero Matías no me soltó hasta que llegamos a mi casa.

– Sabes que puedo cuidarme sola. – dije subiendo la banqueta

– Créeme cuando te digo que lo tengo muy presente, pero después de lo que vimos es mejor estar seguros de que llegaste bien. Seguro tu mamá estará muy preocupada. – me entrego mi mochila

No dije nada y después se marchó, pero no me metí ha mi casa hasta que él no se metiera. Al entrar ha mi casa, mi mamá me abrazo.

– ¿Estás bien?. ¿Te paso algo?. ¿Cómo te sientes?. – preguntó

– Estoy bien, má. No me pasó nada. Y no se lo que siento.

– ¿Por qué lo dices?. ¿Sucedió algo?.

– No. Todo bien, es solo que Matías...

– Ay, ese niño. ¿Sabes?, Estoy pensando en que es un mal ejemplo para ti.

– ¡¿Qué?!.

– Sí. ¿Sabías que tiene problemas psicológicos?. Esta loco. Será mejor que ya no te juntes con él.

– Pero es mi amigo.

– No puedes tener amigos barones.

– Sí puedo. Y Matías no es un mal ejemplo.

Caminé hasta mi habitación y cerré la puerta muy enojada. ¿Cómo se atreve a decir que Matías está loco?. ¡No lo conoce y ya lo está criticando!. Alto, eso es lo que yo hacía con Melissa y Andy. Criticar a las personas sin conocerlas.

Eso está mal. Es muy malo y yo lo hacía sin dame cuenta de el daño que hacía. ¿Cómo es que me atreví ha hacer eso?. No. Ya no más. Voy a cambiar.

Miss YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora