09 | El Poema.

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09 | El Poema.

Estaba escuchando música de el teléfono de Matías mientras él me ayudaba a hacer una cuna más segura para mis bebés y también me contaba como fue para él ser papá de unos huevitos.

- Y entonces dije: "Eres la más irresponsable de los dos, ¡¿Cómo pudiste dejarla sola con tu hermanito de 5 años?!". Y entonces dijo: "Te juro que no fue mi intención". Y entonces la maestra llegó a nuestro banco y nos pregunto por Luna y pues le dijimos que su hermanito la mató por accidente y no nos regañó, ni nos pidió una explicación. Y ya cuándo acabó la práctica, nos llamo a hablar y nos dijo que lamentaba nuestra perdida, pero que habíamos sido los únicos que mantuvieron al menos a uno de nuestros hijos con vida hasta que se acabó la práctica.

- ¿En es serio?. - reí

- Sí. Literalmente se lamento porque nuestro huevito hijo murió como si fuera una persona de verdad y después nos dijo la noticia buena, que fuimos los únicos que pasaron con éxito esa práctica.

- No puede ser. - volví a reír sin creerlo

- Listo. Ya quedó. Segura y estable. - dijo cuándo terminó la cuna

Era una caja con una correa que se podía colgar de el brazo o el hombro y que cuándo la abrías tenía dos lados, uno morado para Annie y otro azul para André Ángel. Cada uno tenía como una almohada de su color que yo les hice con tela y algodón que la mamá de Matías había encontrado.

Era muy linda por fuera, porque era dorada y parecía una caja músical, aunque realmente era una cajita de madera que el hermano de Matías había hecho hace tiempo, pero no le había dado ningún uso.

Matías la había tomando hace tiempo y la había pintado, pero la había olvidado y cuándo la encontró hace unos minutos atrás, le hizo unos agujeros para poder ponerle la correa junto a una plaquita para que de ahí se pudiera sostener bien.

- Ahora la puedes usar como bolsa para que estén más seguros, y con la tela que le pusimos adentro, dudo mucho que se rompan si se llega a caer. - dijo sentado enfrente de la mesa a lado del tocadiscos y revisando la cajita para ver si no le faltaba nada más

- Gracias. - lo abracé por atrás -. Eres el mejor, lo sabes, ¿No?. - dije y después le dí un beso en la mejilla

- Obvio. Yo siempre soy el mejor. Por algo soy un Walker. - ambos reímos

- ¿Por qué ustedes son tan orgullosos?.

- La palabra correcta es "Creídos", y la razón, es porque así somos, y te aguantas. - rodé los ojos y reí levemente

- Okay, Walker. - dije en un susurró cerca de su oído

- Sabes que la canción no nos favorece, ¿Verdad?. - dijo con una sonrisa y tratando de negar lo que estaba pasando

Estaba empezando a sonar "Bésame" de Camila. Una canción que para ambos era parte de nuestra infancia. Y la verdad es que no ayudaba mucho.

- ¿Entonces ahora vas a decir que no me quieres besar?.

Matías giró la silla y se levantó, acercando su rostro al mío. Tomó mi rostro con una mano y con la otra tomó mi cintura. Sus labios volvieron a chocar con los míos y sentí que en mi estómago había miles de mariposas queriendo salir.

Sus labios eran tan suaves que sentía que me perdía en ellos. Y su piel era tan cálida que quería tocarla para siempre. Sus labios me besaban con suavidad y delicadeza, como si tuviera miedo de lastimarme o hacerme sentir me incomoda, pero a mí me gustaba.

La canción termino y nos separamos para poder respirar. Él se volvió a sentar, pero ahora ya no estaba trabajando en la cajita, ahora estaba buscando algo entre el montón de cuadernos que había más cerca de la pared.

- Pude haber sido yo. La que a tu lado siempre se despierte. Pero el futuro nunca nos llegó. Me prometí que nunca iba a perderte, y no sé qué pasó. Pude haber sido yo. Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor... - dijo cantando la canción

Cantaba muy lindo. Jamás lo había escuchado cantar, pero lo había muy bien.

Siguió cantando hasta que encontró el cuaderno que estaba buscando. Lo abrió y me enseñó algo que él había escrito. Era un poema de amor.

«En lo más profundo de mi ser se encuentra,
Un sentimiento que me llena de emoción,
Ella es mi luz en la oscuridad, mi estrella,
Una presencia que despierta mi pasión.

Cada vez que la veo, mi mundo brilla,
Cada gesto suyo me cautiva y encanta,
En su mirada, mi alma se tranquiliza,
Y en su sonrisa, encuentro mi esperanza.

A pesar de los obstáculos que enfrentamos,
En mi corazón, ella tiene un lugar especial,
Sé que nuestros mundos son distintos,
Pero en el fondo, deseo que el destino sea más cordial.

Cada día, mi amor por ella crece,
Como el viento que acaricia suavemente,
En mis sueños, juntos compartimos felicidad,
Anhelando el momento de estar frente a frente.

Por ahora, guardo este sentimiento sincero,
Esperando que el futuro nos permita coincidir,
Mientras tanto, mi corazón está entero,
Y en secreto, seguiré amándola sin medir.»

- Lo escribí hace poco. - dijo y lo ví fijamente -. No sé cómo lo hice porque no soy bueno para las rimas, pero ahí está.

- Es muy lindo.

- ¿En serio?. - asentí -. La verdad, no creí que te gustará. Incluso pensé en tirarlo por no ser lo suficientemente bueno para mí.

- Pues para mí si es lo suficientemente bueno. Y así está perfecto. - le devolví el cuaderno y él solo lo dejo en la mesa sin decir otra cosa

Yo me senté en su cama y lo ví más detalladamente. Su cabello castaño se veía un poco más largo. Sus lindas pecas se resaltaban más. Y su piel se veía más blanca de lo normal. Tenía puesta una playera gris que decía "Nirvana" en letras amarillas y tenía una carita feliz con los ojos tachados y una lengua saliendo de un lado. Tenía uno pantalón de mezclilla negro y unos converse, también negros, pero rayados con dibujos y frases en varios idiomas.

Me quedé viendo fijamente sus tenis. Me gustaban mucho. Quería unos así, pero seguramente mi mamá me mataría por rayarlos.

- Me gustan tus tenis. - dije terminando el silencio que se había formado entre nosotros -. ¿Por qué están rayados?.

- Le pedí a mis amigos que me los rayaran con lo que ellos quisieran.

- ¿Por qué?.

- Porque así se vuelven especiales. ¿Quieres ponerles algo tú?.

- ¿Como qué?.

- Lo que sea. Siempre y cuándo venga de ti, lo hace especial para mí.

- No lo sé. Quizás luego.

- Okay, pero cuando pienses en algo, dilo y te dejo rayarlos.

- Okay. - sonreí

Miss YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora