05 | Sueños.

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05 | Sueños.

– ¿Quieres ser mi novia?. – preguntó Sebastián

Aún no me lo podía creer. ¿Esto era real?.

– Sí, si quiero. – dije

Sebastián me abrazo y junto nuestras cabezas para poder besarnos.

– Daniela. Dani... – dijo alguien cantando

– ¿Sí?.

– Daniela, ya despierta. Se te va a hacer tarde para ir a la escuela.

Abrí los ojos y ví a mi mamá a la orilla de la cama.

– Ya voy. – dije fastidiada. Ni siquiera me dejó besar a Sebastián

Odiaba que mi mamá me despertará cuando mi sueño empezaba a ponerse bueno. Apague mi alarma y fui a desayunar para después empezar a alistarme.

En las mañanas, es costumbre que mi mamá me acompañe a la escuela, pero por las tardes yo siempre llegó sola, aunque hay días que ella va por mí a la escuela.

Llegué a la escuela y mi mamá fue a la esquina para poder tomar un autobús que la llevará al colegio. Mientras miraba a las personas, me dí cuenta que Dalia estaba junto con Evan y un poco más lejos de ellos estaban Melissa y Andy observando lo que hacían.

Pasé junto a Dalia y Evan, pero solo Dalia me saludo con la mano mientras seguía hablando con Evan. Yo también la saludé, pero me dí cuánta que no debí de hacerlo cuando Melissa se me quedó viendo.

– ¿Por qué la saludas?. – me preguntó demasiado enojada

– Porque quiero ser buena con ella. – dije y Melissa se quedó callada

Subí las escaleras y ví como Valeria se estaba besando con Sebastián. Empecé a sentirme incómoda al verlos juntos, pero como que también me sentía enojada; aunque no sabía el por qué.

– Si los cachan besándose se los van a llevar a la dirección. – dijo Aldo

– ¿Y por qué nos vas a cachar?. – preguntó Valeria

Aldo me miró y yo sonreí. Sabíamos perfectamente la respuesta y también lo que sucedería. Así que yo le respondí.

– Porque desde la semana pasada estuvieron poniendo cámaras. – señalé la que estaba arriba de ellos

Sebastián se separó de Valeria y mejor se metió a su salón, mientras que Valeria solo nos miraba con furia. Aldo y yo solo sonreímos al ver que su plan de ponerme celosa no funcionó.

– Esto no se quedará así. – me amenazó

Valeria bajo las escaleras y se fue. Aldo y yo nos metimos al salón y empezamos ha hablar sobre la llegada de Dalia en lo que los demás llegaban.

Al parecer, Dalia se había ido a estudiar a Estados Unidos, pero no sé si creer o no en eso; y más porque ella se junta con Linda y Jenifer, las más presumidas.

Hablé con ella varias veces y la verdad es que le tenía envidia por lo que vivió. Decía que los chicos de allá son más lindos que los de aquí, y es que tiene mucho sentido; allá son estadounidenses y aquí son mexicanos. Es demasiado grande la diferencia.

Dijo que conoció a un chico de cabello oscuro y ojos azules de ensueño. Lo describió como "el chico perfecto", pero yo conozco a otro que si le queda lo de "chico perfecto".

Quizás y algún día vaya a Estados Unidos y pueda ver si los chicos de allá son más lindos que los de aquí.

[...]

– Y tenía ojos azules. ¡Azules!. – Matías rió al ver mi emoción –. ¿Tú conoces a alguien con los ojos azules?. – pregunté

– No. Aún no conozco a alguien así, pero mi abuela y yo tenemos los ojos verdes. – sonrió y sentí un cosquilleo en el estómago

– Bueno, a tu abuela no la conozco...

– Pero a mí sí.

– Es cierto. Eres el primer chico que conozco con los ojos verdes... Y tu hermano, y tu papá también.

– Roger y mi papá tienen los ojos avellana.

– Achis, ¿Cómo que avellana?.

– Sí. Mi tía también tiene los ojos avellana.

– ¿Toda tu familia tiene los ojos verdes y avellana?

– No. – dijo con una sonrisa –. Mi abuela paterna tiene los ojos verdes, de ahí los herede. Mis bisabuelos tenían los ojos de color avellana, mi tía y mi papá los heredaron y también mi hermano. Mi mamá y toda su familia tiene los ojos entre marrones y cafés oscuros.

– Claro, porque son mexicanos.

– Exacto.

– Ah. Ya entendí. ¿Y de que color son mis ojos?.

– ¿No lo sabes?. – negué y Matías se acercó demasiado a mí

Tomó mi rostro con una de sus manos y con la otra me quitó los lentes. Vió mis ojos y yo los suyos. Podía ver mi reflejo en sus ojos. Empecé a sentir algo en el estómago, pero no eran mis tripas rugiendo por hambre.

Matías vió como remoje mis labios y él solo sonrió de lado con sus mejillas rojas. Volvió a sentarse en el piso y después de unos segundos hablo:

– Tienes unos ojos cafés oscuros muy bonitos.

En ese momento sentí algo que no pude describir. Me sentía como la primera vez que probe bombones con Nutella, vaya que mi lengüita disfruto de ese día. Sentía como ganas de vomitar un arcoiris hecho por mariposas.

Matías bajo su cabeza y puso su mano en su cuello. Se veía tan lindo así. Alzó la cabeza y note que sus mejillas estaban rojas. ¿Él sentía lo mismo que yo?.

– ¿Tú...? – pregunté

– Creo que sí. ¿Qué hay de ti?. – asentí y Matías sonrió

– ¿Pero que es?.

– Amor.

– ¿Qué?. ¿Cómo que amor?

– Sí. Así se siente el amor. Como si fueras la persona más feliz del mundo. Como si probaras tu dulce favorito por primera vez. Como si escucharás una canción tan hermosa que no puedas sacarla de tu cabeza. Como ver a la diosa Afrodita en persona.

Sonreí al escuchar todo lo que dijo. Quizás y... Esto que siento sea amor. Pero no estaba segura.

¿Realmente así se siente el amor?.

Miss YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora