12 | Meg, Nadee y Marena.

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12 | Meg, Nadee y Marena.

Estaba caminando junto a Matías de regreso a casa. Estábamos en un silencio que era cómodo, no extraño y eso me gustaba.

– ¿Qué quieres ser de grande?. – pregunté rompiendo con el silencio

– No lo sé. Me gusta mucho el cine. Quizás y quiera ser director de cine y pueda adaptar mis libros favoritos en la pantalla grande. – dijo sin expresión en su rostro o tono de voz –. ¿Qué hay de ti?. ¿Tienes algún sueño en especial?.

– Pues... Quizás sea actriz.

– Pues si lo logras, te contrataré para mis películas. – me miró y sonrió

– Sería genial, pero aún no estoy muy segura.

– Mi padre siempre dice que cuándo haces lo que más quieres, no se vuelve un trabajo sino una pasión.

– ¿Qué es él?.

– Es el dueño de la cadena de hoteles: "Les Hôtels Lumière Walker".

Oírlo hablar en francés fue una sensación completamente distinta. Creo que me gustaba oírlo hablar en francés.

– ¿En serio?. – pregunté y él me miró con una sonrisa algo apenado –. ¿Qué?. – pregunté al ver que empezaba a sentirse avergonzado

– Te gusta que hable en francés, ¿No?. – preguntó y yo me detuve

No sabía como responder, así que solo me quedé callada y él volvió a sonreír. Sentí mis mejillas arder, posiblemente porque estaban rojas.

– Tu es la plus jolie fille que j'ai jamais vue de ma vie. – se acercó a mí y yo retrocedí

– No. Basta. – dije y sentí que ya no tenía escapatoria –. Matías...

Puso su dedo índice sobre mi boca. Su rostro se acercó al mío. Cerré los ojos esperando su beso, pero jamás llegó. Simplemente tomó mi muñeca y me jaló para que siguiera caminando.

– Mirá, hay un nuevo Oxxo aquí. – dijo viendo el lugar

– Jamás lo había visto.

– Ni yo, aunque siempre pasamos por aquí.

– Es cierto.

– Ven, te invito lo que quieras. – al principio me negué, pero luego acepté

– ¿Qué vas a comprar?. – dije cuándo note que se dirigía a los refrigeradores

– Una Red Bull. ¿También quieres una?.

– No sé que sea.

– Es una bebida energizante.

– Oh, entonces no. Gracias, prefiero un refresco. Una Coca-Cola, si se puede.

Él abrió una puerta del refrigerador y tomó la lata de Red Bull y otra de Monster. Abrió otra puerta y yo tomé la botella de Coca-Cola.

– ¿Chetos torcidos o Takis morados?. – preguntó dirigiéndose a las sabritas, pero entonces tomó las dos bolsas

Nos dirigimos a la caja y Matías tomo dos paquetes de chicles sabor yerbabuena.

– Y una caja de cigarrillos Marlboro, por favor. – dijo Matías y yo lo miré algo sorprendida

– Lo siento, no puedo vender cigarros a menores de edad. – dijo la cajera

– No son para mí, son para nuestro padre, nos está esperando afuera.

La cajera dudó un poco en vender los cigarros o no, pero Matías volvió a hablar:

Miss YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora