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Obito observa con fascinante orgullo la construcción de Madara y Hashirama. Poco a poco la aldea se construye en cimientos de lo que algún día será Kanon.

Y Obito será su guardián.

La brisa es fresca sobre la punta del acantilado, Obito sospecha totalmente que pondrán algo que represente la aldea

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La brisa es fresca sobre la punta del acantilado, Obito sospecha totalmente que pondrán algo que represente la aldea. Aún puede ver a los Uchiha desde lejos, con su peculiar personalidad seria y el negro distintivo de su cabello.

Obito no está triste por haber sido considerado una oveja negra en el clan, luego de La Gran Matanza, el estereotipo de shinobi a su edad superaba en creces a sí mismo.

Obito no tenía una buena afinidad con el chakra, la mayoría de pequeños niños ya habría llegado al rango genin a su edad, con la pequeña bandana en su cabeza con una simple hoja de plata, ya que la aldea aún no se consideraba una ciudad.

Pero está bien, Obito no se siente triste.

En algún momento, Madara se ha asentado a su lado. Está parado, viendo más allá de los árboles y el bosque frondoso que rodea la futura Kanon. Su mirada serena característica de los Uchiha se posa en su cara.

El aire mueve su cabello puntiagudo, y Obito sigue pensando en él como el padre que necesitó toda su vida. Tal vez Madara debería preocuparse por la cantidad de horas que Obito pasa sobre el acantilado, pero parece orgulloso de su pequeño.

─Hashirama no quiere hacer papeleo, ¿verdad?─ dice Obito, su voz suave y relajada siendo llevada por el viento.

Su tío Hashirama se negó completamente a hacer papeleo durante más de dos horas seguidas, argumentando que esto podría generarle estrés y algunos otros problemas exagerados en gran medida.

Madara ríe por lo bajo, casi como si hubiera leído su mente, Hashirama siempre ha odiado el papeleo, cualquier persona puede aceptar eso: ─Está pensando en que clanes pueden venir, ya sabes como es él, tan receptivo.

Obito asiente. Madara lo mira con cariño, acaricia su cabello rebelde y deja su mano descansar sobre su cabeza.

─Los Senju's siempre fueron difíciles de tratar, aún más después de las disputas que ocurrieron hace años─ la voz de Madara ya no carga el veneno que solía soltar con el clan.

Obito recuerda muy vagamente cuando apenas tenía cuatro años, escuchando a Madara soltar veneno puro contra ese clan luego de la disputa.

Obito se lamenta no haber nacido aún para ese momento; la lucha de Senju's y Uchiha's fue una de las batallas más extraordinarias contadas en los libros, Obito recuerda haber leído la aparición de grandes dragones de madera e inmensas bolas de fuego soltadas desde lo más profundo de los pulmones de un Uchiha, simple imaginación infantil que no piensa en problemas.

Obito espera que las generaciones siguientes mantengan la historia del comienzo de su pueblo.

Los ojos de Obito brillan al imaginar el futuro. Imagina una aldea grande, impotente, con grandes puertas que le den la bienvenida a shinobis dispuestos a cuidarla.

Statue Of Three Wings  ✧ Obikaka. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora