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"Oye, Nate, soy Serena. Llamo para ver qué haces. Pensaba que podríamos salir esta noche, pero, ¿sabes? Estoy cansada. Son sólo las diez, pero creo que me voy a la cama. Nos vemos este fin de semana, ¿vale? Tengo mucha ganas. Te quiero. Que sueñes con los angelitos"

Serena cortó. Su habitación le pareció muy silenciosa. Hasta la Quinta Avenida estaba silenciosa, excepto por algún taxi que pasaba de vez en cuando. Desde donde se sentaba en su gran cama con dosel, podía ver la foto enmarcada de su familia, tomada en Grecia cuando tenía doce años. El capitán del velero que habían alquilado se las había tomado. Todos estaban en bañador y su hermano Erik, que tenía catorce años, le hacía pedorretas en la mejilla a Serena mientras los padres les miraban, riéndose. Serena había tenido su primera regla durante aquel viaje. Le había dado tanta vergüenza que no se había atrevido a decírselo a sus padres, ¿qué iba a hacer, encerrada en un barco? Estaban anclados cerca de la costa de Rodas y mientras sus padres estaban haciendo snorkel y se suponía que Serena y Erik tomaban clases de windsurf, Erik había nadado hasta la costa, robado una Vespa y le había comprado unas compresas maxi. Se las ató a la cabeza, envueltas en una bolsita de plástico, y se convirtió en su héroe. Serena había tirado sus bragas por la borda. Seguro que seguían allí, enganchadas en algún arrecife. Ahora Erik estaba en la universidad y Serena no lo veía nunca. Había estado con ella en Francia durante el verano, pero ambos se habían pasado la mayoría del tiempo persiguiendo o siendo perseguidos por gente del sexo opuesto, así que no habían tenido tiempo de hablar.

Serena tomó el teléfono nuevamente y apretó el botón que tenía grabado el número del apartamento que su hermano tenía fuera del campus. El teléfono sonó y sonó hasta que finalmente se activó el contestador automático.

"Si quiere dejar un mensaje para Dillon, pulse uno. Si quiere dejar un mensaje para Tim, pulse dos. Si quiere dejarle un mensaje a Drew, pulse tres. Si quiere dejarle un mensaje a Erik, pulse cuatro".

Serena pulsó el cuatro y luego titubeó. "... Oye... soy Serena. Perdona por no haberte llamado, pero tú también me podrías haber llamado a mí, maldito. Estaba encerrada en Ridgefield, aburrida a más no poder, hasta este fin de semana, y ahora he vuelto a la ciudad. Hoy ha sido mi primer día de clase. Ha sido un poco raro. La verdad es que ha sido una mierda. Todos están... todo está... no lo sé... extraño.... Da igual, llámame. Te echo de menos. Te mandaré un paquete en cuanto pueda. Te quiero. Adiós"

Gossip girl #1- Cosas de ChicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora