B y N se acercan, pero no tanto

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Serena tomó otro cigarro con dedos trémulos. De repente, una mano con sortija en el meñique se acercó con un Zippo y se lo encendió. El mechero era de oro, con las iniciales CB inscritas en él. La sortija también.

"Qué hay, Serena. Estás guapísima" dijo Chuck Bass "¿Qué haces aquí sólita?" Serena inhaló profundamente, conteniendo las lágrimas y sonrió.

"Qué hay, Chuck. Me alegro de verte. Blair me acaba de dejar plantada y me he quedado más sola que la una. ¿Viene alguien más?"

Chuck cerró el mechero y se lo metió en el bolsillo. Miró a su alrededor.
"¿Quién sabe? Quizá vengan, quizá no"

Se sentó en el sillón que Blair había dejado libre "De verdad que estás guapísima" volvió a decir, mirándole las piernas como si quisiera comérselas.

"Gracias" dijo Serena y rió. Era como un alivio ver que Chuck seguía igual cuando todos los demás se estaban comportando de forma tan extraña. Le adoraba por ello.

"Otra ronda" le dijo Chuck a Missy "Y pon todo en mi cuenta" le alcanzó a Serena los veinte dólares que Blair había dejado en la mesa "Quédate con esto" le dijo.

"Pero es de Blair" dijo ella, recibiendo el billete y mirándolo. "Devuélveselo, entonces" dijo Chuck.

Serena asintió con la cabeza y puso los veinte dólares dentro de su bolsito de terciopelo rojo.

"Aquí están" dijo Chuck cuando Missy puso las bebidas sobre la mesa "¡Salud!" Chocó su copa contra la de Serena y dio un gran sorbo a su whisky.

"¡Ay!" dijo ella cuando se volcó el cóctel en el vestido "¡Demonios!"

Chuck tomó una servilleta de papel y le secó la mancha que se le había hecho en la cadera "Ya está, ni siquiera se ve" dijo, acercándole la mano a la entrepierna

"Gracias, Chuck" dijo Serena y le apartó la mano "Creo que ya está"

Chuck ni se inmutó. Era totalmente inalterable "Oye, tomemos otra copa y subámosla a mi suite, ¿Bueno?" ofreció "Le diré a los del bar que les diga a los demás que estamos allí. Conocen a mis amigos"

Serena titubeó, recordando lo que había dicho Blair sobre que a los Bass no les gustaba que subieran más a la suite.

"¿Estás seguro de que no hay problema?" dijo ella.

"Claro que no hay problema" rió Chuck. Poniéndose de pie, alargó la mano. "Venga, vamos"

Aunque llovía y Nate tenía frío, no tenía prisa por llegar a la casa de Blair. La verdad era que era bastante irónico. ¿Por qué un chico de diecisiete años que está a punto de acostarse con su novia por primera vez no va corriendo? "Seguro que ya lo sabe", se dijo por enésima vez. ¿Cómo no iba a saberlo? La ciudad entera sabría ya a estas alturas que él se había acostado con Serena. Pero si Blair ya lo sabía, ¿por qué no había dicho nada? Nate se estaba volviendo loco de tanto pensar.

Entró en una tienda de licores de la avenida Madison y compró una botellita de Jack Daniels. Ya se había fumado un mini peta en su casa, pero necesitaba darse un chute de coraje antes de encontrarse con Blair. No sabía con qué tendría que enfrentarse.

Anduvo el resto del camino lo más lento que pudo, bebiendo a escondidas de la botella. Justo antes de girar por la calle Setenta y Siete hacia el apartamento de Blair, le compró una rosa.

Chuck pidió otra ronda en el bar y Serena le siguió al ascensor para subir a la suite del piso noventa y nueve.Tenía el mismo aspecto de siempre: el salón de estar con su bar y su equipo de audio y vídeo; el enorme dormitorio con la gran cama doble y el otro equipo electrónico, como si fuese necesario; el amplio cuarto de baño de mármol con su bañera japonesa de cedro y dos esponjosos albornoces blancos. Aquello era algo más que a Serena le encantaba de los hoteles: los albornoces. ¿Acaso no le pasa a todo el mundo?

Gossip girl #1- Cosas de ChicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora