Los westsiders se vuelven locos por barneys

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"Dan" susurró Jenny, tocándole el pecho "despierta"

Dan se cubrió los ojos con la mano y le dio un puntapié a las sábanas "Vete, que es sábado" murmuró.

"Por favor, levántate" rogó Jenny.

Se sentó en el borde de la cama, dándole con el dedo varias veces hasta que él retiró la mano para lanzarle una mirada asesina "¿Se puede saber qué te pasa?" dijo Dan "Déjame en paz"

"No" insistió Jenny "Tenemos que ir de compras"

"Vale" dijo Dan. Se dió la vuelta, poniéndose de cara a la pared.

"Porfa, Dan. Tengo que conseguir un vestido para la fiesta del viernes y tienes que ayudarme. Papá me ha dado su tarjeta de crédito. Dijo que tú te podías comprar un esmoquin también"

Jenny lanzó una risilla

"Ya que nos estamos convirtiendo en unos pijos malcriados, necesitaremos vestidos y esmoqúines y toda esa mierda"

"Yo no voy a la fiesta" dijo Dan, dándose la vuelta nuevamente.

"Claro que sí irás. Irás y te encontrarás con Serena y bailarás con ella. Yo los presentaré. Es guapísima" parloteó Jenny, feliz.

"No" dijo Dan, obcecado.

"Bueno, al menos ayúdame a elegir el vestido" dijo Jenny, haciendo un mohín con los labios "porque yo sí que voy. Y quiero estar guapa"

"¿No puedes ir con papá?"

"Sí, claro. He dicho que quería estar guapa" dijo Jenny, sarcástica "¿Sabes lo que me dijo papá? Vete a Sears, que son los grandes almacenes del proletariado"

"No sé a qué se refería, pero ni siquiera sé dónde está Sears, ni tampoco si sigue existiendo. Además, quiero ir a Barneys. No puedo creer que nunca haya estado allí. Estoy segura de que gente como Serena vander Woodsen y Blair Waldorf van allí, cómo te diría, todos los días"

Dan se sentó y bostezó. Jenny estaba vestida y lista para marcharse, con su rizado cabello castaño atado en una coleta. Hasta se había puesto la chaqueta y los zapatos. Estaba tan adorable y entusiasmada que resultaba difícil decir que no.

"Eres insoportable" dijo Dan, poniéndose de pie y dirigiéndose a trompicones al cuarto de baño.

"Sabes que me adoras" le gritó Jenny.

Según la opinión de Dan, Barneys estaba lleno de gilipollas, hasta el tío que le abrió la puerta, sonriendo de oreja a oreja. Pero a Jenny le encantó, y aunque nunca había estado allí, lo sabía todo sobre la tienda. Sabía que no tenía que detenerse en los pisos inferiores, que estaban llenos de ropa de diseñadores que ella no podría pagar en su vida, y se dirigió a la cooperativa del último piso. Y cuando las puertas del ascensor se abrieron, se sintió como si se hubiese muerto y despertado en el cielo. Había tantos vestidos hermosos colgados en las perchas que se le hizo la boca agua con sólo mirarlos. Quería probárselos todos, pero, por supuesto, no podía.

Cuando tienes una talla 100 de sujetador, estás un poco limitada. Y desde luego que necesitas ayuda.

"Dan, ¿quieres pedirle a aquella dependienta que me ayude a encontrar esto de mi talla?" susurró Jenny, acariciando el vestido de terciopelo color púrpura estilo imperio con tirantes de cuentas. Miró la etiqueta con el precio. Seiscientos dólares.

"¡Madre de Dios!" dijo Dan, viendo el precio por encima del hombro de ella—

"De ninguna manera" Sólo quiero probármelo para ver" insistióJenny "No voy a comprarlo"

Gossip girl #1- Cosas de ChicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora