Poliamor - Wolfstar+Grant Chapman

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Adaptarse de nuevo a una vida fuera de Askaban fue difícil para Sirius. 12 años encerrado sin conexión al mundo exterior era una eternidad, y la nueva vida ya lo había dejado bastante atrás.

Sin embargo, tenía a Remus con él para ayudarlo. Esa familiaridad hacia las cosas más digeribles. Aunque si había un pequeño detalle, o mejor dicho una persona "entrometida".

Grant Chapman ahora también vivía en el mismo apartamento, conocía todos los asuntos mágicos y sorprendentemente estaba muy dispuesto a ayudarlo a mejorar su estado mental. Haber estudiado psicología debía tener una ventaja en esa situación.

Con algunos meses de vivir juntos, los tres hombres desarrollarlo una rutina. Remus y Grant salían a trabajar por las mañanas, por lo que Sirius también se levantaba temprano para ayudarlos a prepararse y hacer el desayuno.

Lupin trabajaba en una escuela dando clases así que su día laboral era el más largo. Grant por otro lado tenía un horario más flexible, y con los recientes cambios había asignado parte de su tiempo para regresar y hacerle compañía a Sirius.

Al pelinegro le gustaría decir que odiaba a Chapman por su relación con Remus pero eso sería mentira. El rubio tenía algo en su persona que era imposible de odiar.

— Estoy de regreso— anunció el rubio bastante temprano mientras entraba a la casa.

— ¿Tan pronto?— Sirius respondió desde la cocina.

Pues ante sugerencia del rubio decidió encontrar un hobby para mantener ocupada su mente y recuperar algunas de sus habilidades físicas que había perdido durante los años.

— Me dejaron salir antes, los chicos tenían otras actividades— explicó Grant tomando asiento en su pequeño comedor— ¿qué haces?

— Vi está receta en la televisión, es un panque de zanahoria— respondió el pelinegro mostrando su progreso. Aunque al principio le había costado, explorar la nueva tecnología le encantaba.

— Me alegra tanto que vivas con nosotros, nos hacía falta alguien que pudiera cocinar— bromeó Grant, pero en el fondo lo que decía era cierto.

Ya que aunque la gente no lo entendiera, él no estaba celoso de que Sirius se hubiera unido a sus vidas.

Los dos siguieron hablando de cosas triviales, Grant ayudó a organizar las cosas de la casa; no obstante, pronto Sirius intervino para que usar su magia y apresurar las cosas.

— Dios como amo la magia— comentó Grant viendo como una escoba se movía sola y limpiaba el piso.

— Yo también, extrañaba mucho usarla— se unió Black.

Ambos ya estaban descansando en la sala viendo la televisión. Esperando a Remus, aunque su presencia ya no era totalmente necesaria para que los dos tuvieran una convivencia armoniosa.

Cuando los dos estaban juntos se hacía una atmósfera tranquila y cálida, diferente a cuando Lupin estaba presente. Que él ambiente era más tenso y sensual.

Era un complemento extraño en sus relaciones. De cierta manera, Sirius estaba empezando a entender a el interés que Remus tenía en Grant cuando estudiaban en Howgarts.

Antes de que los dos se dieran cuenta ambos estaban acercándose mientras hablaban y justo antes de que algo pudiera pasar la puerta se abrió y el castaño entró.

— Disculpen la tardanza— fue lo primero que dijo Remus, pero se quedó mirándolos sospechoso.

Tanto Sirius cómo Grant intentaron disimular el resto de la tarde como ni nada hubiera pasado. Remus empezó a actuar un poco extraño pero nadie tuvo el valor de hacer algún comentario.

Cuando cayó la noche los tres intentaron distraerse viendo la televisión, una de esas comedias televisivas que pasaban todos las noches.

Ninguno hizo algún comentario y fue Remus quién tomó la iniciativa de todo.

Volteó a ver Grant y le plantó un profundo beso, aunque sorprendido el rubio no negó la muestra de afecto al fin y al cabo eran pareja. A Sirius lo invadió una incomodidad pero no dijo nada pues sentía que no tenía ningún derecho a opinar.

No obstante, para sorpresa de todos cuando los dos se separaron Remua dio la media vuelta y unió sus labios con Sirius.

— Acaso creen que no lo noté, son bastante obvios— comentó el castaño con una mirada sugestiva.

Tanto el rubio como el pelinegro intercambiaron miradas confundidos pero dispuestos a dar una oportunidad a lo que sea que fuera eso.

— Vamos intenténlo— volvió a sugerir.

Y antes de que alguno pudiera arrepentirse se unieron en un beso.

A ninguno le desagrado la sensación y los celos eran inexistentes. Era como si todo cobrará sentido en sus relaciones.

A los dos les sorprendió la apertura de Remus a esa situación. Posiblemente era la cercanía de la luna llena pero ninguno tenía presente ese dato.

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