Cita a ciegas - Sambucky

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Sam detestaba a Sarah por haberlo arrastrado a ese horrible restaurante, estaba feliz que su hermana empezará a salir e intentará darle un nuevo chance al amor. Lo que le disgustaba era tener que participar en esa estúpida dinámica en contra de su voluntad.

— Anímate, a ti también te haría bien conocer gente nueva— comentó Sarah mientras esperaban en la fila de registro.

Su hermano la miraba con ojos asesinos pero ella aún intentaba que viera el lado positivo.

— Acepto eso, pero aún así sabes lo que me disgustan tener citas a ciegas— respondió Sam.

Los dos iban avanzando en la fila con rapidez, que no les dió tiempo para seguir discutiendo.

— Bienvenidos, podrían llenar el siguente formulario— una mujer muy amable, posiblemente la organizadora, les extendió unas hojas y plumas.

— Muchas gracias— Sarah tomo ambas hojas ya que Sam se negaba a participar.

Los dos se alejaron en busca de una mesa para poder llenar las preguntas. La morena hizo lo propio rápido ya que tenía todo preparado en su mente, y de esa manera podía ayudar a su hermano con sus datos.

— Nombre: Sam Wilson— Sarah iba leyendo y llenando cada casilla en voz alta— edad: 27 años… interesado:...

— Dame eso— le quitó la hoja de las manos. No quería información malinterpretada y tener que pasar una noche aún peor.

Sarah sonrió contenta, había logrado su cometido. De igual manera Sam sonrió, algunas ideas llegaron a su mente ya que podía aprovechar esa noche para divertirse y hacer algunas bromas. Por lo que se dedicó a llenar sus gustos con puras tonterías.

— Listo— Sam anunció pero no permitió que su hermana viera lo que decía.

Los hermanos entregaron sus formularios y se dedicaron a esperar por su llamada. El ambiente de los dos ya era más tranquilo, su pseudo pelea había terminado.

La organización era extraña, los participantes tenían que esperar a que analizarán sus respuestas y fueran asignados a su pareja ideal. Normalmente el proceso duraba varios minutos pero para sorpresa del menor casi de inmediato le encontraron pareja.

— Sam Wilson, en la mesa 14 se encuentra su cita— una mesera lo guió.

— Yo…— Sam llenó de nervios, literalmente había escrito lo más estúpido y aún así había encontrado a alguien.

— Corre— Sarah lo empujó para que fuera. Ella fallaba al aguantar la risa.

El moreno de mala manera caminó, preparándose para pedir disculpas a la pobre persona que había arruinado su noche.

— Les doy unos minutos para venir a pedir su orden— la señorita se fue dejándolos con un poco de privacidad.

Al otro lado de la mesa había un hombre, tal vez de su edad, con una barba de cabello largo. Por alguna razón, se veía mortificado igual que él.

— Hola— saludó Wilson un poco nervioso.

Y antes de que pudiera decir algo más el otro hombre se levantó e intervino deprisa.

— Es mejor que te lo diga de una vez y me disculpo por todo. Respondí en broma y lamento haberte hecho perder tu tiempo— se veía muy culpable.

— Por dios— Sam respondió aunque al ver qué el hombre frente a él verse más culpable agregó algo— digo, no estoy molesto. En realidad estoy aliviado, también respondí todo de broma, supongo que los organizadores fueron más inteligentes que nosotros.

— Si creo que sí— el castaño sonrió sintiéndose calmado.

Los dos estaban parados incómodos, realmente no sabían que era adecuado hacer, ahora que los dos aceptaron que participaban en una cita falsa.

— ¿Cenamos? Ya estamos aquí de todos modos— propuso el de cabello largo— soy Bucky.

— Sam— se presentó de igual manera— me parece bien, de todos modos tengo que esperar a mi hermana. Me arrastró aquí.

— Por mi parte fue mi amigo, está desesperado y quiere que comparta su miseria— bromeó Buck.

— Te entiendo, estoy feliz por mi hermana que está intentando encontrar el amor pero no creo que esté sea mi ambiente.

— Llámame tradicionalista pero prefiero conocer gente de la manera antigua. Tal vez por eso aún no conozco a nadie— respondió Bucky.

El resto de la noche se la pasaron sorprendentemente bien. No era lo que esperaban pero los dos parecían complementarse a la perfección.

— Creo que los organizadores hicieron verdadera brujería, no puedo creer que nos juntaron— empezó a decir el castaño cuando la comida se fue terminando.

— Si, esto fue genial— respondió Sam juntando todo el valor que tenía— aunque esto fue extraño me gustaría volverte a ver.

Bucky se veía sorprendido pero una enorme sonrisa se formó en su rostro.

— Que bueno que lo dijiste porque yo no hubiera tenido el valor— el castaño dijo mientras sacaba una pluma y escribía su número en una servilleta.

— Espero verte pronto.

Los dos se despidieron con la promesa de volverse a ver. Sam se quedó en la entrada del restaurante para esperar a su hermana, quién tardó casi media hora más en salir.

— ¿Qué tal te fue?— preguntó.

— Bien supongo aunque no hubo una chispa— respondió Sarah, un tanto decepcionada— ¿qué hay de ti?

Sam de pronto se volvió tímido lo que le dió una clara señal a su hermana de lo que ocurrió.

— ¡Encontraste a alguien!— la mujer casi gritó.

Sam se había ganado burlas por semanas.

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