Luego de un año fuera de acción, los hermanos Arnheim pasan monótonos días en su retiro.
Descansando en una cabaña en medio del bosque, son perturbados por una caravana de elfos que parecen molestos por algo.
Es así como el mayor de los hermanos es...
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*Aviso* El contenido a continuación no incluye escenas sexuales.
Los golpes contra la puerta resonaron cada vez más fuertes.
Henry se arremolinaba en su cama, su plan no era despertarse temprano.
Por primera vez en mucho tiempo el sol sería su aliado y tenía la firme intención de dormir hasta el mediodía como mínimo.
- ¡¡RUDOLPH!! ¡¡HENRY!! ¡¡ABRAN LA MALDITA PUERTA!! –
Los hermanos reconocieron la voz de inmediato y dieron un salto fuera de sus cobijas, sin embargo, la rápida acción provocó un gesto de dolor en Rudolph.
Henry fue el primero en correr hacia la puerta.
La voz de Frederick era sumamente reconocible, era grave y un poco gutural, pero el hombre debía cruzar Zhyva para llegar a ellos, eso sin contar que ingresar al bosque de Solskin para un humano común era prácticamente imposible.
La única forma de llegar a ellos de la manera tan abrupta en como lo había hecho era por medio de un portal mágico; se requería mucha magia para activarlos, o los objetos adecuados, y los hermanos no habían tenido problema en conseguirlos en sus días como aventureros, pero nunca los habían usado, pues Rud gustaba más de viajar sin magia, razón por la cual le dejó esos objetos a los Brann, en caso de una emergencia.
Al abrir la puerta Frederick se encontraba frente a uno.
Rudolph salió de su habitación tomando sus acostumbrados cinturones "inútiles" como solía llamarlos su hermano menor y al ver a Fred en su puerta y la luz que emanaba del portal a sus espaldas, no pudo evitar tener un mal presentimiento y nauseas.
- ¡Gwen está en peligro! - Soltó Frederick sin advertencia.
La sangre de ambos hermanos se fue a sus pies.
- ¿Qué sucedió? – Dijo Rud cruzando la cocina para llegar a la puerta.
Fred apenas iba a contestar cuando un ligero viento pasó a su lado.
Henry siempre había sido veloz, y aunque no era lo mismo con la prótesis eso no le iba a impedir correr por Gwen.
Las espadas cortas de su madre siempre estaban colgadas cerca de la puerta en caso de emergencia, él las había tomado al salir.
Para cuando Fred y Rud reaccionaron el muchacho ya había cruzado el portal.
- Idiota. – Gruño Rud y luego giró para ver a Fred.
- Entró a las cuevas, a rescatar a unas personas. – El hombre había convivido poco con Rud durante su juventud, pero sabía que él era sobreprotector con Henry, y que ahora estaba preocupado más por su hermano que por Gwen.
Y estaba en lo correcto, no porque a Rud no le interesara la seguridad de la que era para él su hermana menor, él conocía a Gwen desde siempre, y si tenía confianza en alguien era en ella, sabía que ella estaría bien.
