Capítulo 16 - Eran rápidos.

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Un par de capas desgastadas y retirar los adornos de las crines de los corceles, bastaron para que los elfos no destacaran como los nobles que eran

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Un par de capas desgastadas y retirar los adornos de las crines de los corceles, bastaron para que los elfos no destacaran como los nobles que eran.

Aunque al inicio el príncipe se había extrañado por la sugerencia del héroe de lucir menos ostentosos, su lógica de que no sabían con qué clase de personas se toparían en la aldea, le hizo sentido y no tuvo más que seguirle.

Después de aprovechar el descanso para comer y revisar sus armas y demás, el equipo estuvo de acuerdo en entrenar un poco antes de llegar a la aldea.

Rudolph sugirió que Henry y Gwen se las arreglaran como quisieran, conocía la forma de pelear de ambos, así que se concentró en el príncipe, pidió a Dominic estar alerta por cualquier golpe que su alteza pudiera llegar a tener, ya que dada la importancia de las reservas de maná para el sanador, lo ideal para él era descansar.

Aunque inconforme con el papel al que se la había relegado y molesto por qué él también quería una oportunidad para entrenar con el héroe, el pequeño elfo fue a tomar asiento a una roca, cruzando sus piernas y fallando campalmente en su intento de reprimir una mueca, misma a la Rud no pudo resistir.

Se acercó al elfo, y poniéndose en cuclillas para poder verle a los ojos, explicó.

— Su excelencia entiende que su magia no es infinita y que cuando lleguemos donde el bégimo, cada gota de maná que tenga, será vital para que nuestro joven príncipe salga sano y salvo de esta encomienda, ¿cierto? —

— Sí, pero... — Dominic intentó replicar, aunque en realidad no tenía argumentos para ello. — Yo... Lo entiendo, pero me gustaría ser más útil. —

— Y lo será, excelencia, créame, su momento llegará. —

Rudolph se levantó y antes de dar el primer paso sintió un tirón de su bota.

— Dominic, puede llamarme Dominic. — Dijo con la mirada agachada un ligero rubor en su cara.

Rudolph se agachó nuevamente y le sonrió. — Solo si usted me llama Rud. — Respondió extendiendo una mano.

El apretón de manos fue suave, aunque firme, Rud había esperado que el jovencito tuviera uno de esos agarres débiles y desganados, grata había sido su sorpresa al descubrir lo contrario.

Después de un par de asaltos, el grupo coincidió en que era buena idea practicar un poco la capacidad de coordinar sus movimientos, no había forma de estar cien por ciento seguro de que su estrategia iba a funcionar. Aun así, siendo esta de las pocas misiones a las que se habían enfrentado tres de los cinco miembros del grupo, ir lo más preparados posible era una prioridad para todos.

— Muy bien, es hora de seguir. — Dijo al fin Rud dirigiéndose a su corcel.

El grupo no protesto y rápidamente se incorporaron en una fila que cabalgó a galope moderado, no estaban seguros de cómo sería su cruce por el lago en medio de una aldea, así que cansar a los animales no era buena idea, por lo tanto, galopar a su velocidad máxima nunca fue opción.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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