Capítulo 11 - Si las manos son adecuadas

7 0 0
                                    

Después de haberse vestido y darse un último vistazo con el propósito de asegurarse de que todo estaba en su sitio, los jóvenes atendieron el llamado a la puerta con un simple "adelante" mismo del que se arrepintieron de inmediato

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de haberse vestido y darse un último vistazo con el propósito de asegurarse de que todo estaba en su sitio, los jóvenes atendieron el llamado a la puerta con un simple "adelante" mismo del que se arrepintieron de inmediato.

Esperaban ver de nuevo al elfo monocromático y cuando en su lugar apareció el mismísimo príncipe Idris, se sintieron sumamente apenados.

— No esperábamos que su majestad viniera por nosotros. —

— Me temo, Henry Arnheim, que aún debe llamarme alteza, no es sino hasta después de mi baño de sol en cuatro meses aproximadamente, que seré rey. —

El príncipe observó a sus invitados, ya bañados y con ropajes nuevos, no le parecieron del todo desagradables. Y aunque las facciones de Gwen no eran lo que en su pueblo se consideraba "atractivo", igual le pareció que la señorita tenía un aire que él describiría como adorable.

— Por favor acompáñenme. —

Dijo dando media vuelta y saliendo de la habitación.

Luego de seguirle por algunos minutos en dirección a pasillos que no eran los que habían recorrido antes, avistaron un arco el doble de grande de lo que eran los otros, este arco adornaba la salida hacia el jardín principal del palacio.

Una vez que se encontraron por completo bajo el cielo, sus ojos tardaron unos segundos en adaptarse a la nueva cantidad de luz frente a ellos, y luego de parpadear un par de veces al fin pudieron enfocar.

Al frente, a unos cuantos metros, se levantaba entre el pasto un bello quiosco, sostenido por 6 columnas de un color similar al de las perlas, que no era blanco, pero tampoco llegaba a ser beige.

Los pilares estaban repletos de grabados similares a los que ya habían visto en casi todo el castillo conocido, y la pierna de Henry. Gwen se preguntó si acaso todo sitio habitado por elfos estaba hechizado, y de ser así, cuáles serían esos hechizos.

El techo del quiosco no era sólido, sino más bien una estructura delgada de algún material que no lograba distinguir si era madera, metal o mármol.

Enredaderas subían por cada una de las columnas, agrupándose en el techo para formar un follaje tal que solo dejaba pasar uno que otro rayo de luz, mismos que antes de llegar a la mesa, y sus ocupantes, eran mitigados por cortinas transparentes que se extendían como candelabro del techo a cada uno de los pilares.

Al centro la reina se encontraba sentada a la mesa.

Sobre la misma se podía distinguir varios platillos, algunos con cubiertas metálicas, imaginaron que para no dejar escapar su calor, otros completamente expuestos, platones con frutas y guisados de olores frescos a las orillas, y al centro tres pequeñas torres con pastelillos y galletas.

Alrededor del retablo se encontraban cinco sillas de una estructura que a la vista resultaba fluida, pero endeble, sin embargo, la realidad es que eran bastante firmes, como para soportar a un gigante de las tierras de Ablaze o un capitán de duende.

xxxHeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora