⇜Capítulo 23⇝

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—¿Tienes todo listo, cachorrito? —preguntó Louis cerrando el baúl del Mercedes. Caminó hacia la puerta del acompañante y la abrió para su omega quien se acercaba hacia él.

—Sí, mi amor —respondió Harry con una sonrisa mientras entraba en el auto.

—¿Has hablado con Donatella?

—Sí. Ellos ya están allá —respondió chequeando en el espejo su brillo labial lo que provocó que Louis al acomodarse en su asiento lo mirara con una sonrisa.

—Ven aquí —pidió llevando la mano hacia el mentón del omega atrayéndolo lentamente hacia él y se detuvo en cuanto sintió su cálida respiración—. Esa boquita —murmuró sensual—. Conozco una manera más divertida de humedecerla. 

—Alfa —jadeó y mordió provocador su labio inferior.

—Omega —advirtió—. No imaginas cuánto me calientas...

Harry sonrió con picardía sintiendo a través de su lazo el deseo de su alfa, lo calentaba tanto que podría desnudarse allí mismo para que este lo tomara a su antojo, pero luego de los tres días que duró su celo, los que hicieron el amor hasta que no les quedó un poco de fuerza en sus cuerpos, estaban por partir rumbo a Maidstone en busca de su cachorra.

—Puedo hacerme una idea —contestó con picardía masajeando despacio la ingle de su compañero hasta su miembro.

—Te gusta volverme loco —habló rozando la boca contraria.

—Me encanta —aseguró Harry con sensualidad y acarició con la lengua el labio del alfa quien gruñó en respuesta.

—Amor, puedo tomarte aquí mismo. Sabes que lo haría —advirtió Louis.

Harry observó el aparcamiento y volvió a morderse los labios con deseo, sin embargo, sonrió descartando la tentadora propuesta ya que debían ir por Azul.

—Debemos buscar a la cachorra —le recordó con voz suave acortando la distancia y besando despacio los labios de su alfa quien envolvió su cintura con cariño.

—Tendremos mucho tiempo para estar juntos —prometió sonriente, con el corazón latiendo rápido debido a sus propias palabras. Luego de muchos años sentía esperanza nuevamente.

—Te amo —respondió el omega sobre la  boca de su alfa sintiendo la misma alegría en su pecho—. Con todo el corazón, mi príncipe.

—También te amo, cachorrito —aseguró acariciando la mejilla del chico—. Entonces ¿estás listo para visitar a mis padres? —Harry sonrió y asintió acomodándose rápidamente en el asiento, sin embargo, ya no era posible ocultarle nada a su alfa—. Sabes que tu sonrisa no puede engañarme —pronunció mientras encendía el auto y lo ponía en marcha. Harry llevó la mirada hacia la ventanilla, pero no dijo nada—. Cachorrito... ¿Qué sucede?

El omega mordió sus labios, pero contrariamente al insinuante gesto que había hecho a su alfa momentos atrás, ese denotaba la preocupación que de pronto el omega había dejado de reprimir.

—Tengo miedo de regresar a Maidstone —admitió con la voz entrecortada.

Louis esbozó una pequeña sonrisa y apoyó la mano sobre la rodilla de su omega acariciándolo despacio, haciendo que este lo mirara.

—Bebé... Hace muchos años que tu hermano y tus padres dejaron Maidstone —garantizó—. ¿Crees que no me aseguré de eso antes de llevar a la cachorra? Jamás hubiese dejado a Azul en la casa de mis padres si tu familia continuara viviendo allí.

Harry se obligó a respirar profundo para dejar ir el miedo que lo acobardaba, puesto que volver a Maidstone significaba remover cosas de su pasado que aún no estaba listo para enfrentar, aunque sabía que debía encontrarse con sus propios monstruos para combatirlos y ser libre por fin de esos tortuosos recuerdos. Su alfa estaba con él, estaban formando una familia, ya no se encontraba desamparado, al fin las cosas estaban siendo como siempre deberían haber sido.

El Camino a casa [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora