⇜Capítulo 16⇝

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Canción en el capítulo, 
Powerful de Major Lazer.
Antes: 4366 palabras.
Edición nueva: 6493.


Llevaba más de dos horas dando vueltas por el club vistiendo ese ridículo atuendo de Sombrero para que a Donatella se le ocurriera no llegar a la cita salvadora, como la había denominado Niall. Tenía un plan para sacarla de allí y estaba deseando con toda su fuerza que esta apareciera de una vez para llevarlo a cabo y que al menos la ansiedad que carcomía su pecho menguara un poco.

Le dio el último sorbo a su Coca Cola en el mismo momento en que las luces del salón se apagaron y solamente una luz roja se encendió en la pequeña plataforma redonda  en el medio del salón. Una omega vestida con un sugestivo traje de Caperucita Roja y otro con un disfraz de lobo comenzaron a bailar al ritmo de la música de Powerful de Major Lazer. La cabellera roja de la omega brillaba gracias a la luz que acentuaba su color, sin embargo, no fue suficiente para llamar la atención de Niall, quien desinteresado, quitó la mirada de ellos llevándola en otra dirección del salón en la cual comenzó a caminar. Sin embargo, su cintura fue tomada con posesión por unas intrépidas manos que recorrieron con rapidez su espalda, presionando con la fuerza justa para que el beta sintiera ese toque en cada parte de su cuerpo. Este volteó hacia quien lo tenía apresado y observó los ojos verdes de la mujer, que supieron cautivarlo de inmediato.

«Sombrerero, temo que no vuelva a verte nunca más» —susurró la joven de peluca rubia cerca del rostro del beta.

«Mi querida Alicia, nos veremos en los jardines de la memoria y en el palacio de los sueños. Ahí es donde tú y yo nos veremos» —respondió sin ninguna duda el diálogo que recordaba a la perfección.

«Pero un sueño no es la realidad». —Sonrió al escuchar la respuesta del beta, ya que no esperaba que este supiera las líneas de uno de sus diálogos preferidos de Alicia en el país de las maravillas. 

«¿Y quién dice cuál es cual?».

—Lo has hecho bien —felicitó la omega con socarronería. Definitivamente el rubio supo cómo captar su atención.

Niall negó con su cabeza sonriendo.

—Lo aprendí gracias a mi Anna —explicó y aclaró enseguida—: Mi omega.

—¿En verdad tienes omega? —preguntó con una evidente desilusión, respuesta a la punzada que sintió en su corazón, una extraña emoción que nunca había sentido. Aflojó el agarre de sus manos en los omóplatos del beta, descendiendo con cuidado con la intención de alejarse, hasta que este le sujetó ambos codos, obligándola a regresar a su lugar de partida.

—La tuve —aseguró, contemplando las esmeraldas frente a él—, pero Anna falleció hace algunos años —contestó con tranquilidad. A pesar de que estaba mencionando a quien había sido su primer y real amor, el dolor que antes sentía al siquiera recordar a su dulce Anna, parecía haberse disipado, transformándose en un recuerdo de amor que jamás olvidaría—. A ella le encantaba Alicia, amaba leer los libros una y otra vez y me obligó a ver cada una de las películas que hicieron en su honor. Fue inevitable para mí aprender algunos diálogos.

—Lo siento mucho —respondió enseguida con pesar, acariciando con suavidad los omóplatos del beta con intención de consolarlo. Sentía una conexión especial hacia él, como si lo conociera desde tiempo atrás.

—Aún así, ayer me costó entender a qué te referías cuando gritaste Alicia.

Ella sonrió amablemente mientras continuaba brindándole cariño con sus manos al rubio.

El Camino a casa [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora