El Camino a casa [II]

⇜Capítulo 9⇝

Canciones del capítulo:
Venom de Stray Kids
If I Never See Your Face Again de Maroon 5
Crazy in Love de Sofia Karlberg.

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La puerta del departamento se abrió descubriendo el cuerpo del ángel de cabello color sol y ojos azules como el océano, aquel que traía calma a las tormentas del alma de Harry, quien dejó de lavar la vajilla y cerró el grifo para reclamar su llegada tarde.

—¿Dónde estabas, mi amor? Te llamé algunas veces y me preocupó que no atendieras.

El beta colgó su abrigo en el perchero y caminó con rapidez hacia Harry, envolvió su cintura con un brazo y dejó un suave beso en su frente. Su aroma a rosas se coló por la nariz del omega trayendo tranquilidad al fin.

—Lo siento, cachorro —se disculpó aún con sus labios pegados a la frente del chico—. Déjame sentir tu aroma, por favor.

Harry arrugó sus cejas preguntándose qué sucedía con Niall, ya que sabía que ese pedido ocurría cuando algo lo turbaba, sin embargo, no puso objeción alguna y liberó su aroma para envolver al beta con él. Permaneció en silencio aún cuando el beta se aferró a su cintura y hundió el rostro en su cuello respirando su esencia. El menor sabía que su fragancia, a Niall le resultaba hogareña y familiar y le ayudaba a recuperar la calma.

Harry dejó descansar su frente sobre el pecho del beta, respirando también el aroma a rosas que le traía paz y que tanto necesitaba luego de anoche. Las esencias del beta y la de su hija, eran las únicas que lograban calmarlo; odiaba los aromas de los alfas y de algunos betas, simplemente le resultaban asquerosos. Aunque había un solo aroma que lograría mantenerlo en pie pese a que el mundo se derrumbase a su alrededor y esa era la adorada canela de su alfa, la que tanto anhelaba sentir nuevamente; por la que haría locuras, las cosas más impensadas con tal de sentirla una vez más.

—¿Estás bien, cachorro? —preguntó ahogando su propia turbación, sin deshacer el contacto. Solían compartir estos momentos cuando alguno de los dos necesitaba sentirse refugiado, y cuando el omega permanecía en silencio, el beta sabía que algo agitaba su interior, además de que el deje de amargura en el coco lo ayudaba a comprender aquello.

Harry tragó saliva audiblemente. Había intentado ser fuerte desde la mañana cuando su cachorra despertó y Victorine llegó al departamento. No quería mostrarse alterado ni tampoco alertar a su Tata, la que amaba como si fuera una madre y quien le había dado el mismo amoroso trato, al igual que lo hacía con Azul, como si la pequeña fuera su nieta. Aún así, Harry no quería hablar con ella sobre lo sucedido.

—Louis —articuló apenas, con un sollozo que se apoderó de él cuando debió unir aquellas letras para formar el nombre del único hombre que amó en toda su vida.

Niall cerró los ojos y apretó más el cuerpo en sus brazos. Harry seguramente estaba teniendo uno de esos días en los que no podía superar la ausencia de Louis. En esos días, el rubio simplemente lo mimaba y lo consentía más de la cuenta.

—Vamos a estar bien, omega. Este día pasará y mañana estarás bien otra vez. Volverás a sonreír, jugarás con la mocosa y todo estará bien, mi amor —aseguró acariciando sus rizos con cariño y delicadeza.

Harry negó rápidamente con la cabeza antes de enderezar su postura y llevar sus esmeraldas a los ojos azules que se abrieron en cuanto el omega se alejó un poco.

—Louis estuvo anoche en el club.

Niall frunció sus cejas y ladeó la cabeza confundido.

—Louis, ¿en el club? ¿Estás seguro que era él?