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—Todo estará bien —le aseguró la mujer. Damiano cerró los ojos y respiró profundo tres veces—. Lo has hecho bien en cada ensayo, además, es una canción conocida, la has bailado muchas veces junto a Zayn. —El omega la miró fijo y negó con rápidos movimientos de cabeza—. Lo siento, no me acostumbro.
—Está bien, lo entiendo —remedió enseguida y comenzó a caminar nervioso en círculos.
Damiano y Camille se encontraban en la antesala del recinto principal dónde se estaban llevando a cabo las audiciones del certamen de Hunnam. Había logrado que Camille lo entrenara y si no pasaba la audición, se sentiría satisfecho de al menos haber trabajado con la francesa una vez más.
Sorpresivamente para Damiano, la mujer se había puesto más que contenta de haber recibido su llamado con la propuesta de volver a la pista juntos. Por supuesto que lo primero que preguntó fue si había regresado a Nueva York con Zayn, por lo que Damiano, a amplios rasgos explicó que se habían separado hacía unas semanas.
«En cuanto William sepa que te postulas para el certamen, entrarás en un abrir y cerrar de ojos». Había explicado la francesa a la propuesta de Damiano, no obstante, el omega sabía muy bien que Zayn siempre había sido el favorito de Hunnam y lo comprobó ante la poca emoción que el hombre demostró en el momento en que Camille le comentó telefónicamente que su chico italiano había vuelto al ruedo y se presentaría en su certamen. De todas maneras, el hombre le explicó que en este caso, no estaba involucrado en el proyecto que se traía entre manos Hunnam Group, sino que su hijo era responsable del mismo. Quizá, unos años atrás, gracias a la seguridad que Damiano poseía en que era un excelente bailarín, no le hubiera dado importancia. Hubiera bailado frente a cualquier jurado sin importarle la devolución, sin embargo, se encontraba tan vacío que ni siquiera creía posible pasar la primera ronda de la audición.
—Lefebvre, David —anunció la mujer de cabello colorado y volvió a entrar al auditorio.
Damiano miró a Camille y ella le sonrió animándolo, tomó una bocanada de aire mirando la gran puerta de madera, que abrió lentamente con nerviosismo. Descubrió el interior del auditorio, divisando una larga mesa rectangular en el otro extremo del salón dónde aguardaban por él tres personas y una silla vacía. Estos lo observaban con diferentes expresiones en su rostro y no había calidez en ninguna mirada, por lo que esperó lo peor.
—Tiempo de brillar, querido Damiano —pronunció Camille en su oído dejando unas cariñosas palmadas en su hombro.
El omega apenas sonrió en respuesta debido a los nervios que se habían apoderado de él. Estaba a punto de romper los límites que él mismo se había impuesto al creer que moriría siendo un prostituto de burdel, bailando en un escenario dónde su único público serían alfas malolientes que solo deseaban su cuerpo. Pero, se había propuesto volver a soñar en grande, tal como lo hacía cuando bajó del avión la primera vez que llegó a Brooklyn con el sueño de convertirse en bailarín profesional.
—Bienvenido, Damiano —habló primero la mujer de cabello rojo—. Es un honor que estés participando en nuestro certamen. —El omega levantó las cejas y sonrió con sorpresa ante el recibimiento—. Cuando recibimos tu solicitud, por supuesto buscamos tu currículum y nos dimos cuenta de quién eras y todos los concursos que ganaste junto a quien era tu compañero.
—Gracias —respondió solamente el omega, ya que no esperaba todo lo que la mujer estaba diciendo.
—Tenemos muchas expectativas y estamos ansiosos por ver tu coreo —anunció la mujer e hizo un ademán para darle paso a Damiano en el mismo momento que la cuarta persona del jurado ingresó a la sala llamando la atención del italiano.
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El Camino a casa [II]
Romance(SECUELA DE PICCOLO, EL SHOW DEBE CONTINUAR) Su piel era tan suave, con la delicadeza perfecta para hacerle perder la razón a Louis, o tal vez, para devolvérsela. Para devolverle la razón que se escapó la noche que no encontró a su omega cuando dese...