⇜ Capítulo Final⇝

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Louis observaba desde el ventanal de la sala a su omega meciéndose en la hamaca que había ajustado cuidadosamente a las ramas del gran árbol del jardín, para que Harry pudiera recostarse durante las tardes. No acostumbraba a acercarse a su compañero para no interrumpir su momento de paz, solamente acariciaba su pecho y desde ese lugar le obsequiaba los mimos que tanto Louis deseaba brindarle y que Harry necesitaba recibir.

—¿Sueles espiar a tu omega de esa manera? —La voz de Liam interrumpió el momento tan íntimo que estaba compartiendo con Harry a la distancia, aunque no logró que quitara la mirada de él.

—Me gusta verlo así... —dijo con una sonrisa mientras continuaba acariciando su pecho.

Liam miró a Harry y sonrió tiernamente.

—Se lo ve en paz.

—Me gusta verlo así... Disfrutando del embarazo, de su hogar, de la cachorra —explicó con emoción.

Liam lo miró y asintiendo palmeó cariñosamente su hombro.

—A mí me gusta verte así, amigo. 

Louis entonces lo miró y le dedicó una gran sonrisa.

—Y a mí me gusta que hayas aceptado la propuesta de vivir aquí en Berlín.

—No pude negarme a tan tentadora propuesta —dijo con sarcasmo.

—Idiota. Ganarás el triple. Además de que estarás cerca de la doctora Brown —mencionó alzando una ceja.

—¿No te parece que la vida es bastante rebuscada? —preguntó volviendo la atención a Harry en el jardín—. Pensé que jamás encontraría a mi omega, pero ella vivía aquí... Y si no fuera porque acepté tu propuesta jamás la hubiera encontrado. 

—En realidad, en lo que verdaderamente creo es en el destino, Liam. —El castaño lo miró con atención—. Creo que cuando estamos destinados a algo o a alguien tarde o temprano eso llega y dependerá de nosotros aceptarlo o dejarlo. Lily era tu destino y tú lo aceptaste. 

Liam respiró profundo y llevó la mirada al cielo admirando los colores del atardecer.

—¿Crees que Damiano estará bien? —preguntó de pronto.

Louis lo miró asombrado ante aquella pregunta, puesto que hacía meses que no hablaban de lo sucedido con Zayn.

—Seguramente se encuentre muy bien —afirmó con una sonrisa.

—¿Cómo puedes saberlo? —preguntó preocupado.

—Solamente lo sé —dijo encogiéndose de hombros—. Ahora, es tu turno de ser feliz y dejar de velar por los demás, amigo. 

—Lo soy. Junto a Lily soy feliz —respondió con alegría.

—Entonces... La cosa va a en serio.

—Sabes que sí, idiota. —Soltó una carcajada en cuanto pegó un suave codazo en las costillas de su amigo—. Por primera vez en la vida siento esa conexión aquí —llevó una mano a su pecho y sonrió—. No necesito un lazo para saber cómo se siente o lo que le gusta y lo que no... Lo siento dentro de mí.

—Lo mereces, amigo... —Apoyó una mano sobre el hombro de Liam—. Gracias por quedarte estos días con nosotros... No ha sido fácil la adaptación y-...

—Sí, lo sé. Eres muy pussy —dijo el castaño con socarronería—. Me extrañabas y tuve que acudir para salvarte —bromeó.

Louis arrugó el ceño y ladeó la cabeza.

—Eres tan grosero... La cachorra podría escucharte... 

«Alfa».

Quiso continuar con la reprimenda, pero el dulce llamado de su omega resonando con calidez en su pecho captó por completo su atención. Llevó la mirada hacia Harry quien permanecía con los ojos cerrados mientras acariciaba su pecho con una mano y su vientre con la otra. Louis no se demoró en abrir el ventanal y caminar a su encuentro.

El Camino a casa [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora