CAPITULO 1

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—Me duele todo, André— dije levantándome del pasto.

—Obviamente, te quedaste dormida aquí y ahora por tu culpa me duele mi trasero— contestó, se estiró, tomó las mochilas y se levantó —. Vamos, se hace tarde.

—No quiero entrar a esa clase, es aburrida—. Suspiré y arrastré mis pies siguiéndolo.

—Lo sé, pero tenemos que graduarnos y tú ya tienes 5 faltas—, dijo y volteó a verme sin dejar de caminar.— además, no se como es que te dejan entrar.

—Si, ¿sabías que los caballitos de mar pueden tener muchos hijitos?—. Sonreí sacando de mi mochila un muffin.

—¿Sabías que puedes reprobar si no entras a clase?—. Contestó entrando al salón, puso nuestras mochilas en unos asientos y después salió a comerse unas galletas a mi lado, ya que por obvias razones no podíamos entrar comiendo al salón. —¿mañana qué harás?.

Sonreí irónicamente. —Creo que ya sabes mi respuesta, tonto.

—¿Quieres ir al cine? —. Preguntó sin mirarme.

—Claro, al rato le digo a mi mamá.

Entramos al salón, nos sentamos y a los pocos minutos entró el profesor de matemáticas, un señor de unos cuarenta años, quien siempre cargaba un portafolio café con una estampa de unicornio.

—Haré entrega de sus exámenes, revisaremos los aciertos y si tienen algún problema me avisan, ¿Entendieron? — dijo y todo el salón solto un "sí" al unisono.

El profesor comenzó a repartir los exámenes, cuando mencionó a mi amiga Dayana levanté la mano para revisarlo yo, ya que ella no había asistido. Minutos después habíamos terminado, mi exámen estaba bien, el de André también y el de Day no, por pena le pase el exámen a André para que el fuera a reclamar. Me recosté sobre mi escritorio mientras terminaban de revisar los que estuvieran mal.

—Disculpe, profesor—. Dijo él rector entrando al salón, alce la mirada para ver quien era y acto seguido todos nos levantamos —. Pueden sentarse, gracias. Alguien se integrará a su salón, espero se lleven bien y no causen problemas, hasta luego—. Y con eso se marchó.

—Bien, preséntate en lo que terminó esto — dijo el profesor restándole importancia.

—Si...Me llamo Eskel, tengo 19 años y vengo de Morilla—dijo él chico; era alto, tez morena, sus ojos de lejos se alcanzaban a ver de color cafe oscuro, vestía una sudadera roja y un pantalón de mezclilla un poco pegado, también unos tenis negros con un adorno en el derecho.

—¿Eskel, cómo el del juego?—. Susurró André dándome un pequeño golpe sacándome de mis pensamientos.

—¿Cuál jue..?—. Iba a preguntar, sin embargo, fui interrumpida.

—Si, como el del juego—. Aclaró y se acerco al profesor entregándole un papel; el profesor se levantó, dio un vistazo y le indicó que se sentará donde quisiera.

Las clases pasaron rápido, el nuevo en cada clase se levantaba a entregar un papelito, no participaba voluntariamente, anotaba muchas cosas y, entre clase y clase varios compañeros se le acercaban, el sonreía pero en el momento en que se iban quitaba su sonrisa y se recostaba en su escritorio. La última clase había terminado, todos salieron corriendo mientras yo enntregaba unos reportes a la profesora, al terminar fui a donde me había sentado, desperté a André y tome mi mochila.

—Apurate, tengo hambre— dije golpeando levemente su brazo.

—Ya voy— respondió arrastrando sus palabras y estirándose.

—Disculpen...— dijo Eskel acercándose a nosotros, lo mire y siguió.— ¿Me podrían poner al corriente, por favor? Varios profesores me dijeron que me acercara a ustedes dos.

—Ah, claro, si quieres pásame tu número para mandarte todos los trabajos que hemos hecho— respondí dándole mi celular, él lo tomó, anotó su número, agradeció y se marcho.

—Es muy serio— dijo André saliendo del salón y caminando hacia la salida.

—Tal vez sea como tú cuando nos conocimos.

—¿Guapo e inteligente? Lo dudo.

—No, idiota y engreído.

—Yo no era un idiota. Si, me sentía la gran cosa y me seguiré sintiendo la gran cosa, pero el no creo que sea así — dijo abriendo la puerta para que saliéramos.

—Cuando entiendas el sarcasmo, hablamos.

—¡Oye, no me dejes aquí y menos con tu bulto!— grito mientras corriamos, yo escapando de él y él corriendo para darme mi mochila.

Al llegar a casa abrí la puerta y subí a mi habitación luego de ser recibida por Maikcha, una perrita maltés de color negro. Deje mis cosas al lado de mi escritorio, me cambie y baje a hacer la comida en lo que mi mamá llegaba.

Lavé y corte algunos tomates, cebolla, ajo, sal, entre otras cosas para la comida. Una hora después ya todo estaba listo o terminando de cocerse. Maikcha comenzó a ladrar y mover su colita, lo cual significaba que mamá ya había llegado. Me levanté y comencé a servir en lo que entraba a la casa.

—Ya llegué — anunció mi madre al abrir la puerta, entro y Maikcha comenzó a brincarle, estaba emocionada.

—¡Hola, ¿cómo te fue?! — pregunté acercandome para tomar sus cosas y acomodarlas en algún rincón del sillón.

—Bien, aunque hubo problemas con el jefe, pero todo bien, ¿y tu padre? — respondió y preguntó al ver que su maletín no estaba.

—Mando un mensaje, dijo que llegaría tarde porqué lo mandaron a Wisell.

—Ah, no sonó mi celular, ahorita reviso.

—Esta bien — dije sentandome frente a ella, las dos nos pusimos a ver nuestro celular mientras comiamos, no era algo nuevo, por lo general evitaba hablar de lo mio ya que como siempre probablamente me ignoraria.

—André me mando mensaje, ¿mañana a que hora llegarías?

—Ah, sí...¿a las ocho esta bien?

—Bien, al rato le digo a tu padre— contesto y seguimos comiendo.

Al terminar de comer levanté los platos y subí a mi habitación, comencé a hacer ciertos deberes importantes hasta que sonó mi celular, era un mensaje de André.

–"No se te olvidé mandarle los apuntes a Eskel.<6:38pm>"

–"Gracias por recordarme, jajaja.<6:39pm"

Tome mis cuadernos y comencé a tomarles foto, busqué el número de Eskel y comencé a mandarle las fotos con un mensaje indicandole de que asignatura era.

–"Si no entiendes algo avisame y con gusto te ayudo...atte:Lili<7:39,pm>"

Liliana ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora