CAPÍTULO 13

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Desperté sintiendo el peso de su brazo en mi cintura, rodeando parte de mi gran barriga y escuchando sus ronquidos. Comencé a sentirme incómoda, André estaba siendo muy posesivo y aunque me gustaba, por el momento ya no me agradaba la idea de solo ser de él, y comencé a sospechar sobre si en verdad yo le gustaba o era algo mas.

—¿Despierta? — susurró André a lo cuál no hice ningún movimiento y volví a cerrar los ojos. Escuché cómo se levanto de la cama, tomó su ropa, se vistió y volvió a acostarse, de vez en cuando escuchaba el vibrar de las teclas de su celular, o la vibración en cuánto le llegaba una notificación y su ligera risa cuándo estaba viendo tik tok.

Volví a despertar cuándo el sol ya estaba entrando por la ventana impidiendome seguir en mi sueño. Me gire y vi a André tan entretenido leyendo que sonrei ligeramente a pesar de que mas temprano lo habia juzgado.

—¿Qué haces?— dije casi en un susurro.

Dejo el libro en el suelo, volteo hacia mi y con una sonrisa contesto— Leia un libro que tenias por ahí — suspiro y siguio — Me sorprende lo que lees, pequeña pervertida.

Me sonroje, no sabia que habia tomado y mucho menos que cosas habia leido, tape mi cara con mis manos y él comenzó a carcajearse. Me levanté, tome mi ropa y me vesti, ya no me incomodaba que él viera mi cuerpo, lo cuál era algo de lo que ciertamente me sentia orgullosa.

—Linda, tienes buen culo — dijo y luego azotó ligeramente mi trasero.

—¿En qué momento te levantaste?— dije alejandome.

— Estabas muy concentrada vistiendote — dijo y se sento de mi lado — ¿Quieres que vayamos a desayunar algo?.

—No tengo ganas de salir, prefiero desayunar algo aquí, ¿esta bien? — conteste.

—Esta bien, hace rato vino tu madre — se recosto en la cama.

—Me vio...¿desnuda? — pregunte con miedo.

—No, no entro, tranquila— dijo con una sonrisa y luego solto una carcajada.

Me termine de vestir y me acerque a él, quién ahora se encontraba viendo su móvil, me subí en su regazo, sorprendiendolo y lo abrace dejando caer mi peso sobre él.

Tomo aire y habló— ¿Qué paso?.

—Nada, te quería abrazar.

—Eres muy linda, Lili. — y soltó una pequeña risa.

—Ayer estaba viendo un video y, ¿sabias que los koalas tienen huellas dactilares?.

— No, pero ahora ya lo se — contesto y comenzó a acariciar mi espalda.

Me levante, acomode mi pantalon y camine hacia mi escritorio, tomé la botella con agua que llevaba días ahí, la abrí y tomé unos cuántos sorbos.

—A veces dudo de que seas humana, ¿sabes? — dijo André incorporándose.

— ¿Por qué lo dices? — pregunte cerrando la botella y volteando a verlo.

— Pues, dudo que esa agua sea de ayer — dijo con una sonrisa.

—Es agua, no se echa a perder— dije.

—No, tonta, pero el envase sí...suelta químicos que no sabes si son malos para tu salud, además, sabe horrible— contestó e hizo una mueca de asco.

—Ah — conteste dejando la botella en dónde estaba — Me puedo morir fácilmente si tomo agua de días.

— Olvídalo, vamos a desayunar. — dijo levantándose y caminando hacia la puerta.

Lo seguí mientras iba cantando en mi mente, bajamos las escaleras y nos encontramos con mis padres en la sala, mi padre solo volteó y asintió con la cabeza, en cambio, mi madre se levanto a saludar a André.

—¿Quieres que te haga algo de desayunar? — dijo mamá apretando ligeramente los hombros de André.

—No se preocupe, señora...desayunaremos cereal y eso esta perfecto para mi. — dijo André con una sonrisa en la cara.

Camine a la cocina, tomé dos platos y comencé a servir el cereal mientras que André platicaba con mi mamá. Les servi leche y al mio le rebane un plátano y cinco fresas que encontré. Llame a André, quién abrazo a mi madre y vino corriendo a la cocina, busco dos cucharas y las llevo al comedor, luego tomo dos servilletas, las puso en cada lugar y se sento mientras yo llevaba los platos.

—¿Por qué yo no tengo fresitas? — dijo haciendo un puchero.

—Porqué luego no te las comes — conteste sentandome a su lado.

—Pero ahora si quiero fresita — dijo, con mi cuchara aún limpia tome unos cuantos pedazos de fresa y se los puse en su plato, a lo cuál André sonrió victorioso.

Desayunamos y reíamos cuándo nuestras miradas se cruzaban, su compañía me hacia sentir segura, y por alguna extraña razón, estar con él o simplemente escuchar su voz hacia que me pusiera demasiado caliente y mi mente estuviera pensando constantemente en cómo me gustaria que tocara mi cuerpo, o que me hiciera suya.

André tocando mi raja, besandome el cuello y dejando marcas, mordidas y chupetones mientras yo gemia del placer. Que tocara mis pechos y jugueteara con ellos, volver a gritar su nombre mientras me embestia, imaginar su cara de excitación, su voz diciéndome lo perra que soy con él, sus manos en mi trasero sonando por el vaivén de sus caderas, que apretara mi trasero mientras me decía lo bien que me veia en esa posición o lo puta que era al mover mi culo de esa manera.

Y de la nada, pensé en Day y Eskel, claro, por separado. Con Day, cómo me gustaria besarla, comenzando por su cuello y dejando pequeños chupetones y mordidas mientras que con una mano sujeto sus manos y conotra comienzo a tocar sus muslos, su parte, imaginar cómo seria su cara de excitación o sus pequeños gemidos me prendian.

—Liliana — dijo André sacandome de mis pensamientos lujuriosos.

—¿Decias? — conteste con una sonrisa.

— Tu madre te ha estado hablando — dijo señalando hacia la sala.

Tome una cucharada mas de cereal y me pare para ir con ella, se encontraba sentada viendo su celular.

— ¿Me llamabas? — dije tocando ligeramente su hombro, llamando su atención.

— Sí, ya tienes cita para el psicólogo, la siguiente semana iremos— dijo seguido de una sonrisa.

—Gracias, ma' — dije, la abrace y volvi al comedor.

—¿Paso algo? — pregunto André en cuánto entre al comedor.

—Ya tengo cita con un psicólogo — dije sentandome.

—¡Super!, verás que te ayudará bastante, niña— dijo y acaricio mi cabeza levemente.

—Eso espero.

Liliana ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora