CAPITULO 11

10 1 0
                                    

Lili

Ya habian pasado dos semanas desde nuestra noche juntos, me sentía usada por alguna extraña razón. No sabia que habia pasado, André me habia dejado de hablar y por alguna extraña razón yo seguía enviandole mensajes diarios, contandole cómo me iba, cómo me sentia y cuánto lo extrañaba. Eskel casi no me hablaba, tal vez porqué ya habia cumplido su propósito. Day estaba al pendiente de mi, pero realmente ya no sabia que decir y solo intentaba hacerme reír un poco. Yo ni siquiera queria levantarme de la cama, no tenia animos para comer e incluso, me daba asco.

—Lili, ¿no piensas salir? — dijo mamá entrando a mi habitación.

— No, quiero dormir — respondí, suspire y seguí hablando — Me he sentido mal, disculpame.

— ¿Quieres hablar de algo? — dijo a lo que negue inmediatamente, salio de la habitación cerrando la puerta tras ella, me acurruque y volví a dormir.

Horas después desperté ya que tenia hambre, pero también quería vomitar. Salí de mi habitación, fui al baño y efectivamente vomité. Minutos después baje hacia la sala donde encontre a un André dormido en el sofa con dora la exploradora en la pantalla.

— Llegó hace dos horas pero estabas durmiendo y no quiso molestarte. — dijo mamá saliendo de la cocina.

Me acerque a André, me arrodille y lo moví para que despertara.

— Hola — dijo abriendo sus ojos lentamente, y algo en mi se mojo...su voz despertando era tan genial.

— Hola, ¿qué haces? — reí y acaricié su cabello lentamente.

— Vi todos tus mensajes, lo siento, no estaba bien.

— No tenías que venir hasta acá, te ves muy pálido.

— Sí, no he comido bien — dijo y comenzó a incorporarse, me estire, lo tome de los hombros e hice que se volviera a acostar.

— No te esfuerces, debes tener hambre, ¿te preparo algo?.

— Solo acuestate conmigo.

— No vamos a entrar los dos —reí e inconscientemente tape mi abdomen.

— ¿Podemos ir a tu habitación?

— Sí, ve subiendo, deja como algo y subo — dije levantandomé y viendo cómo mamá me miraba tiernamente, le hice una seña de que subiriamos y ella asintio sonriendo.

Tome una albóndiga del refrigerador, me la comí y subí a mi habitación luego de tomar dos vasos de agua. André estaba acostado viendo su móvil, cerré la puerta tras de mi y me acoste a su lado abrazandolo.

— Te odio. — dije escondiendo mi rostro en su pecho.

— Odiame, por favor, es lo que me merezco — dijo echando su cabeza ligeramente hacia atrás y soltando una pequeña lagrima que recorrio su sien.

— ¡No! — exclamé asustada — Nunca podría odiarte y lo sabes muy bien, pero por favor no vuelvas a dejarme. — termine abrazandolo.

— No quería lastimarte, eres muy necia, quiero protegerte pero eres como un chicle, siempre pegada a mí.

Reí — Te gusta que sea tu chicle.

— Me gusta que seas tú, dime ¿sigues teniendome miedo?

— Sí — respondí viendolo a los ojos.

— ¿Por qué?

— Eres muy serio, no eres muy expresivo y aunque digas que me quieres, lo dices en un tono demasiado sombrío.

Liliana ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora