CAPITULO 3

18 1 0
                                    

Al salir del cine Day pidio un taxi para llegar a casa mas rápido. En cuanto a André y a mi, decidimos ir a un parque cercano a perder el tiempo. Nos sentamos debajo de un árbol y él comenzó a acariciar mi muslo para luego mirarme y hablar.

—Cuando te conocí, te odie.

—¿Por? — pregunté recostandomé en sus piernas.

—No hablabas con nadie, pero participabas mucho, y ciertamente había demasiados rumores de ti.

Reí mientras arrancaba un poco de pasto — Hablar con personas de mi edad me da miedo, además participaba por obligación, no por gusto.

—Sí, pero no me caías bien, eras aburrida.

—Sigo siendolo.

—Claro que no, ambos sabemos de lo que eres capaz, niña buena—dijo colocando una de sus manos al rededor de mi cuello y apretando levemente, solte un gemido ante esto y él quito su mano inmediatamente.

—Un secreto que pocos saben, pero que probablemente muchos imaginan, ¿no crees? — mencione girando un poco mi cabeza hacia la derecha para ver la calle donde justo en ese momento una ardilla iba corriendo.

—Claro, tal vez el chico nuevo sea como tú.

—¿Lo quieres averiguar en un trío?.

—No, no me gusta compartir.

—A mi no me molestaría — dije volteando a verlo con una sonrisa.

—Porqué no es tu culo al que le puedan meter el palo por el momento de calentura —. dijo con un tono serio y después comenzó a reirse — A mi no me gustaría que me lo metan, ¿entiendes?

—¿Me seguirias queriendo si fuera hombre?

—Claro, siempre y cuando te la pueda meter.

—¿Entonces por qué no te dejarias?

—Porque relativamente yo querria meterla, no que me la metan, no estoy listo para entregar mi pasita.

—Que asco que te hayas referido así de tu culo.

—Tal vez, pero no me importa — dijo inclinandosé para quedar frente a mi rostro.

—Te va a doler la espalda — dije cuando nuestros labios ya estaban demasiado cerca, donde podia sentir lo cálido de su respiración.

—No me importa si me duelen los huevos después de esto, hace mucho que quiero besarte — contesto, subio un poco sus piernas para que mi rostro estuviera mas cerca y comenzó a besarme, comenzó suave y tierno, pero a los segundos se convirtio en algo posesivo y hambriento, mordio fuertemente mi labio inferior y un gemido salio de mi; segundos despues se separó por la falta de aire y me dio un beso en la frente. — Que linda eres.

—Me mordiste, idiota.

—Parece que escuché un gemido en lugar de una queja cuando te mordi — dijo y se rio.

Amaba pasar tiempo con André, aunque al principio nuestra amistad fue por conveniencia, con el tiempo se había fortalecido y hecho una buena amistad. André era un chico alto, un tanto musculoso, de tez blanca, su nariz era respingada, sus ojos un tanto rasgados y de color miel, y su rostro estaba adornado con unas pecas hermosas y un lunar del lado derecho arriba de su boca.

Tomó mi mano y comenzó a jugar con ella mientras yo cerraba mis ojos e intentaba no dormirme nuevamente en sus piernas.

—Mañana volveré a ir al psicologo, he mejorado bastante al parecer...— dijo y dio un largo suspiro — Deberías ir, no me gusta que te sigas lastimando así — dijo con voz baja y dejó unos pequeños besos en mis muñecas donde había cicatrices.

—No lo hago por gusto — contesté abriendo mis ojos.

—Lo sé, pero necesitas ayuda, mi vida.

—Me da miedo ir, no quiero que me vean feo — dije tapando mi cara con mis manos.

—El mundo siempre te verá raro, recuerda que cada persona es un mundo diferente, además, si te ven a ti mal, los mató. — dijo y quitó mis manos de mi rostro. — Todo queda en tus manos, tu decides si vas a escuchar lo que piensen los demás o te escucharás a ti misma.

Reí y mirandolo dije — ¿Para que voy al psicólogo si te tengo a ti?

—Tonta, sabes a lo que me refiero, así que por favor, ve.

—Tengo que hablar con mis padres, y espero no me digan de cosas por eso.

—Si no te apoyan me comprometo a llevarte yo, le pediría ayuda a mi madre, pero en serio, pide ayuda, ya no te quedes callada.

—¿Podemos hablar de otra cosa?— dije y voltee nuevamente a ver la calle — No tengo muchos ánimos para hablar de mis traumas.

—Esta bien, mientras no quieras hablar de caballos de mar.

—¿Te aburres de que te hable de caballitos de mar?.

—No, pero pareces a la abogada woo.

—En tu maldita vida te vuelvo a hablar de caballitos de mar. ¡Son hermosos! —exclamé sentandome rápidamente.

—Claro que son hermosos y sabes que me gusta que me hables de ellos. —contesto acomodándose y riendo.

—No parece gustarte.

—¡Vamos, Lili! Solo bromeaba.

—¿Qué hora es? — pregunté girando un poco mi cuerpo para verlo mejor.

— Cuarto para las nueve. —contesto guardando su celular.

— Me van a matar, pedí permiso hasta las ocho.

— Tranquila, te acompaño y les explico que te entretuve más tiempo de lo acordado. —menciono antes de levantarse y extenderme la mano para ayudarme a levantarme.

—Mi madre te quiere mas a ti que a mí —dije en cuanto me levanté y sacudí un poco mi pantalón para quitar un poco de tierra o pedazos de pasto que se hayan pegado a mi trasero y espalda.

—Claro, porque yo soy el mejor.

—Sí, pero eso no quita que seas un idiota egocéntrico.

—¿Puedes dejar de decir que soy un idiota? — dijo y comenzamos a caminar rumbo a mi casa.

—No, ¿Por qué lo haría?

—No lo sé, tal vez porqué soy el primero en el cuadro de honor académico.

Reí y golpeé levemente su hombro — Eres el primero gracias a mi, y solo me ganas por un punto— Reímos juntos y seguimos caminando mientras discutíamos sobre quién era mejor hasta que mi celular comenzó a sonar, lo saqué y en la pantalla anunciaba un mensaje de Eskel, así que me detuve para contestar.

-Hola, disculpa por la hora, acabo de salir de mi trabajo, ¿Podríamos vernos mañana en la cafetería que está cerca de la escuela para ver algo sobre los apuntes de matemáticas? <8:57pm>

-Claro, ¿Te parece si nos vemos a las 11am? <8:59pm>

-Ok, gracias. <9:07pm>

—¿Tu admirador secreto ya te esta enviando mensajes? — dijo André tomando un sorbo de agua.

—Era Eskel, mañana lo veré en Maryan's— contesté guardando mi celular, André rio sarcásticamente y seguimos caminando.

Al llegar a casa mi padre me reprendió por la hora, sin embargo, cuando vieron a André y hablaron con el tomaron mi hora de llegada como un accidente y lo dejaron pasar. André se despidió y se llevó consigo una manzana que encontró en la cocina mientras hablaba con mi madre.

Liliana ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora