-Fue un día difícil ¿No es así?- Preguntó, sabiendo que su realidad era completamente distinta a la suya y sabiendo que no era capaz de calmar su dolor. No puede desaparecer heridas, pero ¿Podría intentar curarlas?
— ¿Estás listo?— preguntó el abogado al pisar la entrada de la gran casa con el menor, pero este último no dejaba de mirar a los costados como si estuviera buscando a alguien.
— ¿Qué sucede Channie?— preguntó la subdirectora que también los había ido a acompañar.
— Nada...es solo que...— El rubio buscó su celular que estaba en su bolsillo y empezó a ver la pantalla y teclear tratando de buscar el número de su novio que estaba en los favoritos de los contactos.— Estaba esperando a...
— ¡Chan!— llamó una voz grave a lo lejos y todos voltearon. Era su lindo rubio junto a su hermano, ambos estaban corriendo hacia ellos. Una sonrisa de alivio se formó en el rostro de Chan y cuando Felix llegó, no tardó en abrazarlo.— Perdón la tardanza, la profe de danza quiso que ensayara mi parte antes de irme. Y... Pensé que era necesario que Seungmin también esté aquí, lamento traerlo sin avisar.
— Descuida, todo está bien.— Chan se separó de su novio y abrazó a Seungmin en saludo.— Tengo que explicarte muchas cosas...— susurró hacia su hermano.
— Tranquilo, yo entiendo, Felix me explicó un poco, pero ya después hablamos más.— respondió su hermano mientras lo abrazaba.— Vamos, nos deben estar esperando.— los Bang se separaron de su abrazo y junto a Felix avanzaron hacia donde estaban los dos mayores. Los chicos que recién llegaban hicieron una venia en saludo a los mayores y estos correspondieron.
— Disculpen que les pregunte esto, pero... ¿Podría entrar solo con ellos dos?— preguntó Chan hacia los mayores.— me gustaría... Entrar solo con ellos...— dijo temeroso. Ambos mayores se miraron mutuamente y luego la subdirectora le asintió al abogado, en signo de que los dejen entrar, y el mayor asintió de vuelta.
— Está bien, entren. — indicó la mayor.— pero si necesitan algo, por favor, nos llaman.— Los tres chicos asintieron y el abogado abrió la puerta de la antigua casa del rubio, dejándolos pasar.
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