El día estaba soleado como siempre en esta temporada del año, Catherine esta en este momento en Boston arreglando unos asuntos con Jackson en la fundación.
Desde que el decidió hacerse cargo, ha hecho un gran trabajo, pero claro que todo de la mano de su madre.
- Creo que no debemos aceptar esa oferta, ese hospital no cuesta eso - comentó Jackson leyendo los documentos que el abogado de ese hospital les había dado
- Estoy de acuerdo, es una suma muy elevada - dijo Catherine viendo al hombre frente a ella
- Es un precio justo, aunque si usted desea doctora, podemos discutir el precio en una cena - sonrío el dueño del hospital
Catherine rió ante la propuesta del hombre, ¿acaso no sabía que estaba casada?
Al parecer no es suficiente llevar una argolla de matrimonio y que su hijo este presente.
Volteó a ver a Jackson y el estaba con el ceño fruncido mirando al hombre que invito a salir a su madre.
- Eso no será posible - respondió ella con una sonrisa
Siguieron hablando de la compra del hospital, aunque desde ese instante Jackson lo único que quería era mandar al carajo a ese hombre que no dejaba de ver muy descaradamente a su madre.
Por otro lado, Richard estaba en cirugía, había dejado un poco los quirofanos, ahora se dedicaba mas a supervisar y dirigir los hospitales, eso le agradaba porque veía más a su esposa, pero nunca le dejaría de gustar el estar operando a alguien y salvando la vida de su paciente.
De pronto sonó su teléfono, el tono indicaba que era su esposa, como no podía responder, le pidió a la enfermera que le deje escuchar el mensaje que ella de seguro dejó en su buzón, ella lo puso en altavoz para que el doctor Webber pudiera escuchar.
>> Richard, cariño... imagino que estas ocupado o en cirugía porque no contestas mis llamadas, se que escucharás este mensaje, llamaba para decirle señor Webber, que es un hombre muy pervertido, acabo de llegar a casa para cambiarme y encontré una caja blanca con un lazo que por cierto me encantó cariño, y lo que estaba adentro, por Dios Richard, esperas que use ese encaje esta noche? *risas por parte de ella* y ni hablar de la nota doctor Webber no puedo creer que quieras que..
- Apaguelo - pidió Richard sonrojado tratando de fingir que escuchar a su esposa no lo excito, aunque sintió demasiada vergüenza de que el equipo lo escuchara también.
Término lo mas rápido que pudo la cirugía, y terminó de escuchar el mensaje que su amada le dejó.
Sonrío y salió, ella ya debería estar en el GreySloan en este momento, solo viajó en Boston para gestionar la compra de un hospital para la fundación.
Catherine entró al GreySloan, quería buscar a su esposo y besarlo, todavía no podía creer todo lo que Richard le había dicho en esa nota, la noche sonaba prometedora.
- De verdad el Dr. Webber le dejó eso a la doctora? - escucho Catherine murmurar a una enfermera
Se paro detrás de la pared para escuchar mas, no sabía de que hablaban y esperaba que no sea nada malo de Richard, ¿De que doctora hablan?
- Si, en el mensaje ella hablaba de la lencería que el le dejó para la noche
Catherine sintió como sus mejillas se sonrojaban, ¿acaso Richard dejó que alguien mas escuchara el mensaje?
Pasó y miró a las enfermeras, ellas apenas la vieron se pusieron a hacer su trabajo, no querían que las despidiera y esperaban que no las haya escuchado.
Catherine caminó rápido hasta la oficina de su esposo, y ahí lo encontró, al parecer iba de salida.
- Richard
- Catherine - el le dedico una sonrisa pícara y se acercó a besarla y abrazarla - Creo que no podré esperar a la noche, llevas puesto lo que te deje? - preguntó mientras colaba sus manos bajo el vestido de ella
- Richard - dijo ella cortando el beso - dejaste que alguien mas escuchara el mensaje?
El no dejó de abrazarla y colar sus manos en el cuerpo de Catherine, pero rió al ver la cara de su esposa, al parecer los rumores corren rápido.
- Estaba en cirugía cuando me llegó, le dije a Bokhee que lo ponga porque esperaba de todo menos todo lo que dijiste
- Oh por Dios! - exclamó ella tapándose el rostro con las manos - como dejaste que me escucharan
- Una parte de mi iba a hacer que lo detengan al instante, pero otra parte - dijo besando su cuello - quería terminar de escucharlo, aunque lo tuve que parar cuando ibas a hablar sobre la nota que te dejé
Ella suspiró, por lo menos no escucharon esa parte.
- Se les olvidara, además eres mi esposa, no hay nada de malo en que te deje un obsequio en la cama - ella sonrió y correspondió a sus besos mientras rodeaba su cuello con sus manos - y mas aún si lo vas a usar solo conmigo
- Es usted un pervertido doctor Webber - murmuró ella sonriendo
- Usted no se queda atrás
- Le demostraré que tan pervertida puedo llegar a ser
Ambos sonrieron y ella lo besó.