Juan, un Omega hechicero con un poco (mucho) de ego, con problemas con su ex-pareja Rubí, el cual desaparicio sin dejar rastros. El celo del Omega llegaría la próxima semana según el, ¡oh no! se adelantó ¿Problemas? Probablemente si, bueno para el s...
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Ari volvía de hacer sus comprar para antojos de Juan—¡Juaaan volví!—Grito suave, al no escuchar una respuesta sopuso que Juan estaría dormido, así que subió la escalera y se fijó.
Se sorprendió al no encontrase a Juan, así que decidió buscar por el baño, y no estaba.
Ari estaba demaciado preocupada, Juan no estaba en ninguna parte de la casa, ya que la rubia mando a hacer una casa para el, así el hechicero no tenga molestias.
Pudo escuchar como la puerta se habría lentamnete, ¡era Juan! La rubia lo abrazo y le pegó muy despacio, ya que Juan era "frágil" y exagerado—¡Juan idiota, me preocupaste!—Se separó del abrazo mirando todo de Juan, para ver qué que no tenga nada lastimado, por suerte no tenía nada malo o nada lastimado en su estado físico, pero estaba muy pensativo.
—Perdoname, necesitaba pensar, todo está pasando muy rápido y de repente, y me preocupa demasiado eso—Hablo bajo—¿Crees que el va a aceptar todo ésto?—Hablo mientras tocaba su vientre ya grande, pasaron como 6 meses, ya faltaba poco para que el pequeño nazca. Y estaba muy nervioso, más de los normal, le ponía triste pensar que Spreen no aceptaría el bebé, pues por eso se fue, se fue a los bosques a llorar un rato, el sabia que Ari llegaría rápido, así que aprovechó su tiempo.
—Juan todo estará bien y si el no acepta yo me encargaré de destruirle todo—Le sonrió a su amigo, ellos ya eran como hermanos, pues obvio, convivir 6 meses le estaba haciendo bién a los dos.
Juan decidio irse a dormir un rato, sería solo para pasar el rato y pensar bien, en unos días le diría a spreen sobre todo lo que pasó. Lo que más lo extrañaba era que Spreen no se presentó más en los pueblos despues de eso.
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—¿Juan, estas bien? Estos días te he notado extraño—Hablo preocupada la rubia por el comportamiento de su amigo—si necesitas algo dime, sin problemas, dimelo—Hablo con un tono de voz tranquilizante, también solto feromonas para tranquizarlo.
Las feromonas funcionarion solo un poco, pero sirvió de algo, seguramente las el osó funcionarian mejor, y Ari envidiaba eso.
—Tengo miedo—Hablo con tono de voz medio quebrado—Y-Y si no lo q-quiere al bebé—Hablo ya con los ojos cristalizado—No quiero que pierdas tus días por ayudarme—Hablo triste, ya llorando—No quiero ser una molestia para tí—Hablo en llanto.
—Juan—Lo abrazo para tratar de tranquilizarlo—No eres una molestia, al contrario, eres una alegría, esto es como una etapa, ayudar a alguien que lo necesita, así me educaron—Hablo tranquila, pero un poco preocupada, Juan a estado muy mal estos días por la reacción del padre del bebé.
