Juan, un Omega hechicero con un poco (mucho) de ego, con problemas con su ex-pareja Rubí, el cual desaparicio sin dejar rastros. El celo del Omega llegaría la próxima semana según el, ¡oh no! se adelantó ¿Problemas? Probablemente si, bueno para el s...
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Juan aún no podía entender bien que había pasado en ese sueño extraño ¿Por qué tenía que ser Rubí? ¿Por qué aún amaba a rubi? No, amar es una palabra, extrañar es otra palabra.
Ya habían pasado entre cuatro/cinco meses de que Juan estaba embarazado, en los cuales como cualquier embarazo normal, le creció su vientre. Pero aún sentía que ese sueño no era lo suficiente ¿Por qué desaparició así nomas? ¿Que le hicieron? ¿Por que solamente en ese sueño pudo hablar con Rubí? Muchas preguntas pocas respuestas.
Los rumores no habían tardado en aparecer, se podría decir que ese rumor estaba en todos los pueblos, mismos rumores que llegaron al profeta, el cual no tardó en aparecer en el santuario para preguntarle a Juan si lo que decían era cierto o no.
—¡PERO QUE MIERDA!—Juan solo podía ver algunos bloques de su escalera rota, por culpa del Profeta.
—Hola hijo mio—Saludo el Profeta.
—¡NO NO NO NADA DE "HOLA HIJO MÍO" ME ROMPISTE LA PUTA ESCALERA—Hablo desesperado, para el colmo no podía hacer nada, estaba embarazado, y Ari le prohibió hacer cosas como construir, porque algo puede salir mal y le puede hacer daño al bebé, así que le prohibió, Juan pensaba que era una regla un tanto exagerada, pero bueno.
—Solo vengo a preguntarte una cosa—Hablo tranquilo como siempre.
—¿Que quieres?—Pregunto serio, no tenia ganas de aguantar a nadie.
—¿Los rumores de que tu estas embarazado son ciertos?—Largo la pregunta cómo si nada.
Un silencio incómodo para Juan, pero no para el Profeta porque ya estaba acostumbrado a ese silencio incómodo, la primera vez casi mata a alguien por ese silenció, pero con el tiempo se fue acostumbrando más y más y más a ese silencio incómodo.
—Si—Respondió seco a la pregunta.
—Bueno en ese casó, si alguien te hace daño se le lanzara un rayo encima a la persona, a ti ya no se te lanzarán rayos, ya que le puede hacer mal al bebé. Cuando el bebé nazca y tu ya estés mejor, este beneficio se acabará. Por que ese bebé podría ser un ciudadano más para los pueblos—Explicó—Ahora ¿De quien es el bebé?—Pregunto.
—Bueno pues, en primer lugar, agradezco los beneficios—Tomó aire—El bebé es de S-Spreen—suspiro, el profeta solo lo miraba—Pe-pero no le diga, se lo quiero decir yo, en un tiempo más ¿Por favor?—Escucho como el Profeta suspiraba y asintió.
—Espero que le digas, eso sería todo hijo mío, adiós —Y así el profeta se fué, Juan pudo ver cómo se alejaba de el santuario para luego mirar la escalera rota, para el colmo no estaba Ari, se fue a comprar cosas como comida para que el castaño pueda estar bien con sus antojos.
