Princesa Bastarda [Aemond Targaryen]

38

Luceryon se encuentra sentado sobre la cama cuando Magaelle ingresa a sus aposentos, a su lado esta Aemond y ambos tienen la vista fija en un libro que contiene las historias valirias escritas por los maestres.
La joven suelta un suspiro inaudible sin llamar su atención cuando observa de que se trata de uno de los primeros tomos que leyó sentada sobre el regazo de su padre cuando era una niña.

—Saldré a volar junto a Vhagar, ¿Quieres venir? —Observa a Luceryon quien niega con la cabeza.

—No gracias —Se inclina levemente hasta que su cabeza reposa sobre el pecho de su padre.

— ¿Por que no? Siempre fue de tu agrado —Esta vez quien cuestiona es el príncipe tuerto.

—Ya no lo es.

—Tal vez podríamos encontrar un nuevo huevo de dragón... —Sugiere su madre, más Luceryion le observa con cara de pocos amigos.

—No quiero un dragón —Enfatiza en cada palabra.

—No tienes que tenerle miedo a nuestros dragones Luceryon, lo llevamos en la sangre —Explica Aemond, pero el niño aún no parece contento ni dispuesto a acceder.

—No les tengo miedo, los odio —Gruñe y baja de la cama con un salto —No son mascotas, son bestias.

—Que Fantasma Gris no haya sido leal a ti no significa que haya otro dragón con el que consigas esa afinidad —Asegura Magaelle —Yo encontré el mío a tu edad.

—Si, y luego te abandono —Recuerda con seriedad y pocos pelos en la lengua —No quiero más dragones —Asegura —Mamá, papa, este es el fin de esta conversación.

Mira a cada uno respectivamente y toma su libro para desaparecer tras la puerta, Magaelle y Aemond se observan compartiendo gestos, pese a tener solo seis años Luceryon Targaryen a veces parecía alguien mayor, nunca le habían interesado realmente los juegos con Daeron, ni le gustaban los cuentos para niños, en vez de eso prefería pasearse entre sus padres y sus responsabilidades.

—Se le pasará —Afirma Aemond con un notable suspiro mientras se acerca a su esposa.

— ¿Tu crees?

—Solo está asustado, pero jamás va a admitirlo —Confiesa y deposita un beso corto en sus labios —Conozco a nuestro pequeño y lo orgulloso que puede llegar a resultar —Magaelle asiente despacio y sus miradas se entrecruzan —Ten cuidado.

La joven asiente.

Cuando Vhagar levanta vuelo sobre la fortaleza le preocupa aún más que su hijo ya no sea capaz de disfrutar de aquella sensación.
Hasta no hacía mucho a Luceryon le encantaba el viento en su rostro al volar junto a su padre, antes del incidente Aemond era fiel creyente que no tardaría mucho en montar a Fantasma Gris él solo y Luceryon estaba más que emocionado por aquello.
Pero ahora su rostro se enrojecía de ira al recordar al dragón de los ojos azules.

Magaelle sobrevuela poniente como es de costumbre, pero aquella ruta no le dura mucho ya que se desvía por el canal del este donde sobrevuela con la dragona casi al ras de las montañas ganando velocidad.
Aterriza en una isla frente a la Bahía de los Naufragios no muchas horas después después, no necesita amarrar a Vhagar ya que sabe que esta permanecerá donde le dejo como ya lo había echo en veces anteriores.

La joven caminó entre la maleza sin temor hasta dar con la cueva de gran porte, con una antorcha en su mano no teme explorar el interior donde rápidamente comienza a oír ruidos, más específicamente pisadas.
Cuando le ve sus ojos se aguan, el dragón suelta un rugido en su dirección mientras intenta acercársele con cautela.

La rubia no da lugar a las formalidades sino que deja caer la antorcha al suelo y corre al encuentro con su dragón el cual no veía desde hacía años, Azeroth estaba allí de pie y removiéndose cual anguila ante el contacto de su jinete por el cual había esperado tanto tiempo.
Soltó fuego por la boca a modo de emoción cuando esta se abalanzó a abrazarle, luego agachó su cabeza y se dejó acariciar.

El dragón de escamas naranjas había crecido un tanto más al estar en libertad, ahora su tamaño se asemejaba más al de Vhagar que al de Caraxes lo que lo convertía en un dragón con un porte bastante fiero, y considerando lo joven que era aquello lo hacía más atemorizante, las personas que a menudo le rodeaban en Bastión de Tormentas se preguntaban si alcanzaría a Balerion, el terror negro, o si sería aún más temible que este.

—Es hora de regresar a casa —Le susurra a su dragón mientras deja caer la cabeza sobre sus escamas —Es hora de que conozcas a nuestra familia.

La joven comienza a retroceder mientras que el dragón le sigue, esta vez no le detiene.

Las lágrimas caen por sus ojos cuando ve a su dragón resplandecer bajo los rayos de sol.
Azeroth se sacude enérgicamente y despliega sus alas haciendo que su porte se vea aún más amenazante, está deseoso por volar, durante años le han retenido en una cueva oscura donde solo ha podido alimentarse de ovejas y cabras que soldados carneaban para el bajo la tutela de Aemond Targaryen quien se había encargado de mantener al dragón a salvo durante todo ese tiempo.

Magaelle sintió como si fuese la primera vez que montaba al dragón cuando este se alzó en vuelo puesto que su musculatura había cambiado.
Vhagar se les unió en la travesía que acababa en Aguasmil, su hogar.

BUENAS TARDECITAS.

Azeroth y Magaelle otra ves juntos y preparados para hacer desastre ❤️.
Entretanto la paciencia de Aemond para con Luceryon es simplemente arte.

Ya publique el capítulo número uno de la nueva novela titulada Sunflower así que si quieren pasarse estaría súper agradecida, de verdad pienso que van a amarla tanto como a esta.

GRACIAS POR TODO EL AMOR A ESTÁ NOVELAAAAAAAA DIOS, no podría pedir más.

Y recuerden que también subo Edits de las novelas a mi cuenta de TikTok (YoungMadeon_).
Sin naa más para decir me despido hasta mañana ❤️.