Princesa Bastarda [Aemond Targaryen]

18

A seis lunas de la coronación de Aegon el vientre de la princesa bastarda ha crecido notablemente haciendo que las actividades cotidianas de la joven se viesen afectadas.
A Magaelle no le gusta el embarazo, no era de aquellas mujeres que disfrutan esa etapa de la vida.
Incontables veces ha oído que el deber más importante de una princesa es parir herederos, en ese momento más que nunca le parece aberrante.
¿El deber más importante de una princesa consta en soportar dolores de espalda, náuseas, mareos y dolores de pechos durante nueve lunas? Ya no esta tan segura de querer ser una princesa.

Por el contrario Aemond parece cada vez más embelesado con su futuro bebé, se pasa las noches acariciando el vientre de su esposa y hablando a susurros con su criatura creyendo que así creará un vínculo. Y lo estaba logrando.
El príncipe tuerto ama más y más a su hijo a medida que este crece en el vientre de Magaelle, sus ansias por verle nacer se incrementaron desde que los maestres apuntaron a que sería un varón debido al tamaño del vientre de la joven.

Confiado de que será un varón Aemond ya tiene un nombre, Baelarys Targaryen.
Ese es el nombre que llevará su primogénito.

Con Magaelle habían acordado que él nombraría a los niños mientras que ella a las niñas. Por tanto si nacía de su vientre una princesa le llamaría Alyssa cómo su abuela, la madre de Daemon.

Al apoyar su rostro sobre el vientre abultado de la joven puede sentir el calor que este emana, sonríe levemente y posa su mano sobre la tela del camisón.
Segundos más tarde puede percibir como el feto se mueve violentamente ante el contacto.

—Con que ahí estás... —Susurra y su bebé vuelve a patear con ferocidad —Y parece que estas despierto —Nuevos movimientos se generan ante aquellas palabras, observa brevemente a su esposa quien aún dormita —Alguien está muy inquieto hoy, parece que ya quieres salir de ahí —El bebe vuelve a moverse.

Magaelle se retuerce.

—No digas ni una palabra más —Balbucea la joven adormilada aunque sintiendo el dolor de su estómago contraerse.

— ¿Que sucede? —Pregunta en voz alta, la mano del joven se posa entera sobre el estómago, puede sentir nuevamente como su hijo vuelve a moverse.

—Esta desgarrándome el vientre cada vez que dices algo —Suelta con tono sufrido lo que hace sonreír al tuerto quien en ese momento lleva el ojo al descubierto dejando a la vista su zafiro reluciente.

—Al parecer es un futuro guerrero —Besa el vientre acalorado sintiendo como el bebe vuelve a dar una vuelta, tras permanecer varios segundos junto a él vuelve a su lugar junto a su esposa malhumorada para besar sus labios —Buenos días princesa —Susurra sobre sus labios — ¿Así está mejor?

—Mucho —Exhala relajada al ver que el bebé no se ha movido —Creo que le agradas.

Abre sus ojos lentamente, Aemond le está admirando.