Princesa Bastarda [Aemond Targaryen]

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Erryk Cargyll interceptó el cuervo con el ala desplumada antes que cualquier otro guardia real.
El hermano juramentado sabía que aquel escrito no era un encargo que podría recibir cualquier guardia o maestre, aquello venía de desembarco del rey, específicamente de la princesa bastarda, Magaelle Targaryen.

Con rapidez y precaución llevo el cometido a su destinatario quien conversaba pacientemente en la sala de reuniones con su esposa, recientemente coronada reina, Rhaenyra Targaryen.

—Llegó una nueva misiva majestad —El hombre extendió la carta enrollada a Daemon quien se removió de su lugar rápidamente para alcanzar el papel.

El recibir una carta de su pequeña le aliviaba un poco, hacia semanas que Magaelle había dejado de escribir, seguramente, para resguardo propio y de su príncipe en gestación.
Pero eso no dejaba dormir de noche al príncipe canalla.

—Gracias ser Erryk, déjanos solos —Ordena y tras reverenciarles el guardia juramentado se retira.
Daemon se toma un momento en silencio para leer lo que su hija tiene para comunicarle.
Con un gesto de disgusto vuelve a enrollar la epístola y la deja sobre la mesa —Aemond partió a bastión de tormentas por el apoyo de Barros Baratheon —Notifica a su esposa —Vuela con una propuesta de matrimonio.

—El padre de lord Borros Baratheon se inclinó ante mi padre —Recuerda Rhaenyra con convicción. Daba fe a que su hijo también lo haría de ese modo.

—Su padre, no el —Recalca —El favor de Borros podría cambiar de acuerdo a sus intereses.

—Su pocision es fuerte —Indica la rubia aunque con un movimiento de cejas Daemon hace saber que no está de acuerdo con ello.

—No podemos arriesgarnos —Insiste —Tenemos que asegurarnos su apoyo —Él no quita los ojos del mapa que se encuentra en el centro —Su apoyo y el de todos los demás lores.

—Enviare cuervos.

—Los dragones son más rápidos que los cuervos —Sugiere —Tenemos que actuar con rapidez.

—Antes debemos asegurar nuestros puntos fuertes —Expresa la mujer quien también está mirando el mapa con detenimiento.

—Los dragones son nuestros puntos fuertes —Asegura el hombre quien está sediento de venganza.

No tiene dudas de que su hermano fue asesinado a manos de los Hightower víctima de un vil plan para coronar a Aegon en lugar de a su esposa, la verdadera sucesora, como se había planteado desde un principio.

—Ellos también tienen dragones —Señala alzando una ceja, ambos se miran desafiantes por un momento.

—Nosotos tenemos más —Declara —Y los nuestros son mayores y más fuertes, salvo Vhagar —Ratifica con rapidez antes de que la rubia pueda volver a hablar —Los dragones se crían mejor en Rocadragon.

Aunque Daemon tiene razón en su última oración, Rhaenyra quiere evitar a toda costa una guerra bélica entre dragones que lo único que ocasionaría sería la destrucción de la ciudad entera.
Aquella diferencia de opiniones ponía bastante incómoda a la pareja.

—Aegon tiene a Fuegosolar, una bestia espléndida —Atestigua la mujer.

—Pero joven.

—Aemond cuenta con Vhagar y no podemos desdeñar el peligro que supone —Insiste —También poseen a Tessarion, el dragón de Daerion.

—Daerion aún no se encuentra en desembarco del rey.

—Pero también cuentan con sueñafuego, el dragón de a Helaena —Manifiesta caminando por la habitación para distender la presión —Y Aemond acaba de reclamar a Fantasma Gris —Traga saliva sintiendo como el rostro de Daemon se endurece ante la noticia —Sin contar a Tessarion eso suma cuatro dragones del tamaño preciso para luchar.

—Pero tienes a Syrax, yo a Caraxes y Rhaenys a Meleys, tres dragones imponentes —Menciona en contraparte —Caraxes es nada ajeno a la sangre y el fuego desde los peldaños de piedra —Asegura y traza el mismo recorrido con sus pies que su esposa —Vermax, Arrax y Tyraxes medrean pero crecen más y más cada año —Reconoce, pero no le observa —Baela también podría convertirse en jinete pronto.

—De todos modos su dragón todavía es muy joven.

—Podríamos ir en busca de más —Asegura Daemon con convicción, si Aemond pudo domar a Fantasma Gris el podría incluso hasta montar en Canibal —Hay otros cinco dragones establecidos en sus guaridas en las cabernas humeantes de montedragon —Explica —Ala de Plata, Bruma, Vermithor, Canibal, el ladrón de ovejas... Todos ellos tienen el porte para luchar.

—Entrenar a Canibal y a Ladrón de ovejas tardaría demasiado —Reconoce la mujer.

—De todos modos también contamos con Azeroth —Aquel era un tema que una Rhaenyra dudosa no quería tocar, le mira poco convencida —Magaelle y su dragon se unirán a nuestra causa.

—No estés tan seguro de eso Daemon.

La mano de Daemon actúa rápidamente y le toma por el pescuezo ejerciendo fuerza con sus dedos al rededor de su tráquea.
El oír aquello fue la gota que rebalsó el vaso.

—Es mi hija de la cual estás hablando —Gruñe en su oreja —Le has criado todos estos años ¿Y aún así de su apoyo? —Pregunta con rudeza, ella gimotea ante la falta de aire —Tu misma has reconocido su valentía y coraje —Con una sacudida le suelta cuando Rhaenyra le rodea la muñeca con sus pequeñas manos y hace presión con sus uñas.

Daemon no se atreve a mirarle.

—Magaelle tiene un nuevo deber para con su familia —Aclara restregándose con una mano la parte del cuello en la que su esposo a ejercido presión —Tu hija está a punto de dar a luz a su hijo Daemon —Recuerda con severidad —Hijo que tuvo con Aemond Targaryen —Escupe —Y quieras o no una madre siempre pone su escudo delante de sus hijos.

Rhaenyra considera que Daemon está comportándose como un niño ante aquellos hechos.
Puede comprender lo difícil del asunto, ha perdido a su hermano, la lealtad de su hija prende de un hilo y el trono de su esposa le fue arrebatado.

Pero Corlys Velaryon no le puso las manos encima a Rhaenys cuando esta perdió el trono.

Si no aprendía a controlarse Daemon no podría ser partícipe de su rebelión.

Buenas buenas

Wino capítulo nocturno y último del día.

Capítulito lleno de tensión... Pero es que todavía no llegamos a la verdadera acción.

No tengo mucho más para decir más que gracias por los 23K, realmente es una locura diosss.
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Nos vemos mañanita ✨