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Pese a que el día había sido agotado, la cena había transcurrido de forma tranquila, tras un brindis general la familia del rey, pese a sus diferencias, se había dispuesto a llevar una velada agradable para todos, después de todo no estaban seguro...

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Pese a que el día había sido agotado, la cena había transcurrido de forma tranquila, tras un brindis general la familia del rey, pese a sus diferencias, se había dispuesto a llevar una velada agradable para todos, después de todo no estaban seguros de que aquello volviese a repetirse en algún momento.

Magaelle había decidido, en voz alta, brindar por su tío, el rey, y su sabiduría, ganándose así un poco más el cariño del mismo.
Si había algo que a la princesa bastarda no le faltaba era encanto, y eso volvía loco a Aemond Targaryen.

A los ojos de todos Magaelle Targaryen era dulce y delicada, con un carácter travieso, pero su mirada penetrante denotaba su lado oscuro.
A Aemond le provocaba aquella dualidad, la imagen de una dulce niña inocente, pero con los ojos de una canalla.

— ¿Me permite esta pieza? —Ante los ojos de todos el pelilargo extendió su mano en dirección a la nueva princesa quien le observó interesada.

Baela y Rhaena le observaban con entusiasmo para que acepte.

—Vas muy lento hermano, así no llegarás a follartela para medianoche —Las carcajadas de Aegon hicieron que todos se incomodasen, las gemelas le fulminaron con la mirada más su hermano menor no se inmutó ante el comentario.

—Ignórelo princesa, está borracho —Comentó con porte devolviendo tranquilidad a la mesa.

—Con gusto acepto bailar esta pieza.

Magaelle tomo la mano del príncipe no sin antes observar a los presentes, notó que Aemond hizo lo mismo y rieron por lo bajo mientras comenzaban a bailar.

—Sería una gran idea —Soltó Vicerys para los presentes en la mesa intentando recobrar el aliento.

— ¿Que cosa papá? —Rhaenyra fue quien habló curiosa de saber a qué se refería con aquello.

El rey volteó apenas su cabeza sintiendo los pasos de baile en su espalda.

—Me recuerdan a Aemma y a mi cuando teníamos su edad —Suspira enternecido, aún tenía el vago recuerdo bailando con su esposa fallecida en aquel mismo salón. —Magaelle y Aemond podrían romper un poco con la tensión de nuestra familia —Vicerys se encargó de mirar levemente a Rhaenyra y luego a Alicent para ver sus rostros poco convencidos.

— ¿Estas proponiendo un matrimonio? —Alicent, quien parecía menos a gusto que Rhaenyra, fue la primera en hablar.

—Así es, deseo que mi hijo Aemond se case con Magaelle, la hija de mi hermano —El rey tuvo que inhalar hondo antes de repetir aquello, Alicent apenas podía creer lo que estaba oyendo. Se obligó a permanecer dentro de sus casillas.

—Si eso es lo que quieres, padre —Esta vez alzó la voz su hija mayor quien ojeó a su esposo. La rubia sabía que a Daemon no le agradaba la idea en absoluto.

Mientras tanto ambos jóvenes bailaban lentamente al compás de la música absortos de la conversación de adultos, a ellos se les habían sumado sus primos/sobrinos con sus respectivas prometidas aunque Magaelle y Aemond danzaban apartados.

Princesa Bastarda [Aemond Targaryen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora