ACT 12

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Act 12

Y es que debían reconocer un hecho que había pasado desapercibido en la relación que ambos mantenían: algo había mejorado, no sabían qué, pero algo había mejorado indudablemente y se notaba a leguas, sea que Gen le había dado un lugar donde refugiarse sin miedo alguno, o viceversa, donde Senku a veces le escuchaba largas horas sus historias en silencio, memorizándolas y riendo por lo imposible de algunas. Pero debía reconocer algo que si o si le agradaba: ver a Tsubasa atento a las historias, aunque aún era pequeño, aunque aún su percepción del mundo estaba lejos de formarse, ese bebé siempre estaba atento a la voz de Gen, a cada palabra que decía, a cada frase que formaba.

—Tsubasa-Chan~…ya es hora de la siesta ¿verdad?—bromeo Gen acariciándole una mejilla y después dándole un poke en su nariz—¡Un pequeño como tú necesita descansar! Prometo que cuando despiertes podrás pasar un tiempo con tu mami.

—Ahh...—Tsubasa, para estas alturas, ya tenía casi seis meses cumplidos. Sabía sentarse, alzar su cabecita él solo y hace poco había empezado a gatear. Cosa que mantenía alerta a todos, ya que ese niño empezaba a recorrer ese mundo aún tan peligroso para un infante como él—¡Da…! ¡Dada!

Tanto Gen como Senku se quedaron quietos, Tsubasa había dicho su primera palabra: Dada. Un intento burdo de decir papá y había sido a Gen. Era obvio, el mentalista llegaba a pasar horas con Tsubasa, cambiarle sus pañales, cantarle para dormir, llevarlo en brazos cuando Senku hacía algo peligroso donde no podía traer al niño. Aún así, Gen sintió sus ojos húmedos, sintiendo tanto culpa como emoción, si, una parte de él se sentía tan feliz de saber que ese pequeño le veía como otra figura paterna, pero su sentido común le hacía saber que estaba mal, no era el padre de ese niño.

Aún si lo deseaba con todo su corazón, no lo era.

—No, no, Tsubasa-chan—Gen negó con su cabeza—, yo soy Gen-chan, no soy tu Dada—el niño solo echa la cabeza a un lado, obviamente sin comprender qué es lo que había hecho mal.

—Gen, déjalo—le indicó Senku, él se veía bastante tranquilo. Tenía una libreta en manos, anotando, hacía un tiempo que tenía como costumbre anotar todo lo que observaba en su hijo. Tener un registro de cada pequeña cosa—, es muy joven todavía para entender. Deja que te llame como quiera.

—Pero…

—¡Dada! ¡Dada!

Y aunque supiera que solo era un pequeño error el que ese bebé le dijera así, sintió una felicidad que difícilmente algo pudiera superar, una sensación tan placentera y como si su corazón se llenará de algo cálido. Obviamente le abrazó con cuidado, dejando que Tsubasa siguiera repitiendo la palabra una y otra vez, no es que pudiera detenerlo, era un bebe que apenas y era consciente del mundo, Tsubasa diría esa palabras las veces que él quisiera y nadie podría decirle lo contrario. Gen depositó un beso en su frente para luego arrullar un poco a ese bebe inquieto, después de todo pronto era su siesta de media tarde y era sagrado no perderla. Sino, tendrían un bebé muy gruñón gran parte de la tarde y noche.

[…]

Los días, las semanas iban pasando, en poco tiempo habían logrado tanto, lo suficiente como para que ahora hubiera una pequeña escuela para que los aldeanos aprendieran a leer y escribir. Había comida suficiente para alimentar a quienes ya estaban ahí, ni hablar de que lo del barco iba avanzando maravillosamente bien.

Ahora tenía a Tsubasa en medio de Yuzuriha y Minami que le seguían sacando fotografías, más aún que el pequeño bebé ahora buscaba interactuar más, aunque tenía seis meses ya cumplidos, casi siete, había sobrepasado la media del desarrollo promedio de un lactante. Ahora lo veían tratando de gatear en ese cuero que usaban a modo de alfombra, el poder sentarse solito y emitir chillidos y monosílabos para comunicarse, todo ello Senku lo anotaba disimuladamente mientras hacía otras cosas, tales como dar las instrucciones necesarias para seguir en la construcción del barco.

DR.STONE (A/B/O)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora