La sorpresa de mi padre

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Después de comerme todas las cajas de pizza, mi panza quedó totalmente llena aunque de alguna forma me gusta estar así, sentía el pecho ajustado y el pantalón aún más pues el entrenamiento me engordo mucho el trasero...si, suena ilógico pero eso pasó. Me sentía aburrido en casa pues no tenía mucho por hacer, solo pensaba en los momentos felices con mi padre jugando en el patio, aprendiendo de él y comiendo pizza los fines de semana siendo los más preciados para mi, pero lo ascendieron por su esfuerzo.

Estar gordo ayuda a sentirme mejor, recuerdo cuando me decía "serás un chico atlético", la verdad me constaba entenderlo al principio, es decir, era algo disciplinado con el ejercicio. Pero al ver esta suave panza me hacía dudar en todo

Me anime solo por mi madre quien ha estado de acuerdo desde el principio y fui a la cocina por algo de helado para calmarme cuando de pronto escucho el sonido del timbre, me era extraño, no estaba esperando a nadie en especial —¿¡Quien es!?— grite...

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Me anime solo por mi madre quien ha estado de acuerdo desde el principio y fui a la cocina por algo de helado para calmarme cuando de pronto escucho el sonido del timbre, me era extraño, no estaba esperando a nadie en especial —¿¡Quien es!?— grite con algo de desconfianza esperando respuesta —¿en serio no reconoces como suelo llamar a la puerta hijo?— decía este riendo un poco esperando a ser atendido por su hijo el cual no tardó nada en correr para abrir la puerta y abrazarlo cariñosamente —¡Estás aquí! ¡Estás aquí! No puedo creerlo, pero...¿y el trabajo?— preguntaba curioso mientras seguía con el abrazo —Pues de alguien saliste tan listo ¿no te parece? Lo termine antes de tiempo, mi jefe me dio el resto del verano para pasarla con mi querida familia— mencionaba con una sonrisa mientras me alzaba y entraba conmigo para dejarme en el sofá y sentarse a la par mía.

Lo vi diferente, su camisa estaba más ajustada, prácticamente cada movimiento hacía rechinar los botones con el peligro de salir disparados —Puedo preguntar...¿porque subiste de peso?— preguntaba con curiosidad viendo su panza —es una historia graciosa, verás, estábamos organizando una cena empresarial y para ello elegimos un restaurante en especial, en resumen, el jefe pidió más comida de la cuenta, todos terminaron llenos faltando mucha comida por comer y...¿adivina quien se terminó de comer todo?—
—¿¡Lo hiciste tu!?
—Exactamente, me pregunté ¿que haría mi hijo? Y eso hice, claro no estaba acostumbrado a comer mucho pero valió la pena—
—¿Que dijo tu jefe?—
—Me pidió perdón ofreciéndome un pago extra para ir a un gimnasio pero, como puedes ver, no lo acepte—
—Pensé que no engordarías...—
—Bueno, ya es hora de empatizar con mi hijo ¿no te parece?— mencionaba con una sonrisa mientras ponía las bolsas en la mesita.

—¿Que traen esas bolsas?— pregunté curioso mientras intentaba dar una ojeada —Es ropa de trabajo nueva, procuré comprar todo elástico para evitar problemas, las otras dos son por antojo— Explicaba mientras alcanzaba las bolsas de comida siendo una para cada uno, estas contenían: snacks, chocolates alfajores y bombones grandes de menta. Me sorprendió ver todo aquello, claro quería ya comer de la bolsa, sin embargo la curiosidad me tentó por ver si cambio mucho o fue por quedar bien conmigo.

Lo vi comiendo como si nada de la bolsa tratándose de alguien quien según sus palabras se llenaba con mucha facilidad creando muchas sospechas —Dime la verdad...¿tu de Niño eras gordo?— le pregunté viéndole con cierta duda. Este suspiro terminando el alfajor limpiándose las manos con el pañuelo de su camisa —lo era, prácticamente estaba como tú o más gordo, me encantaba ponerme las camisas para sentirme ajustado, incluso grande, pero tu abuelo me forzó a bajar de peso. Desde ese entonces quedé con el resentimiento, por eso al principio estaba en desacuerdo contigo con respecto a este tema— decía con un tono de culpa
—¿Sabes que por eso busco bajar de peso? Mamá esta de acuerdo pero tú, no dijiste nada al respecto, te quedaste callado y apartado— aclaraba mientras intentaba no explotar contra el —Lo se...pero luego me di cuenta de algo, no quiero que mi hijo tenga las mismas limitaciones, quiero que seas libre en tus decisiones—
—¿De verdad?—
—Si, es que yo...quiero ser el padre que no tuve de pequeño, quiero enmendar mis errores. Esta bien si no me perdonas, lo entenderé— decia desanimado mientras me daba la bolsa.

Al verlo en esa situación suspire profundamente pensando en todo lo sucedido solo para verle de nuevo con una sonrisa —te perdono...padre— le decía con una leve sonrisa para abrazarlo por cinco minutos —Esta bien, no finjas que te gusta estar gordo papá—
—¿¡Finjir!? ¡Me encanta! ¡No me había sentido bien desde mis 13 años!—
—Bueno, admiro lo rápido que engordaste—
—¿Y tú a quien crees que saliste? Por algo esa panza cambio en menos de un mes—
—jeje bueno, eso no lo niego— decía sonriendo mientras le devolvía la bolsa —te propongo un reto: quien coma la bolsa de golosinas primero gana una malteada—
—¡Trató hecho! No creas que por ser mi hijo te dejaré ganar— mencionaba empezando a comer de primero la bolsa. Será un adulto, pero al verlo, parecía un niño.

Unas vacaciones dulces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora