¿Todo era un sueño?

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Al día siguiente me había despertado muy tarde por lo cual pude reponer suelo como era debido, claro lo de ayer me había parecido tan subreal como para creérselo, ser un gato gordo...eso ya quisiera. Lo más importante era despertar con entusiasmo desde el comienzo, claro me sentía desubicado de mi zona.
Revise el calendario y vaya...resulta ser el primer día de vacaciones, pero...¿en serio todo lo anterior era sueño de una noche? Si es así fue increíble, aunque dudas tenía...y muchas.

El collar de gato me lo regaló un compañero en la secundaria por el amigo secreto, claro me sentí mal por mi regalo después aunque me lo aceptara, al menos es amante del chocolate. Al pensar eso, vi a mi alrededor con sorpresa pues lo del cuarto reformado era verdad! Hasta vi el celular encima de la mesa, hice exactamente lo del sueño al pie de la letra ¡todo era idéntico! Hasta la refrigeradora pequeña y mis ganas de subir de peso lo cual estaba ansioso de eso.

Otra cosa la cual es real, mis padres no tienen vacaciones por lo cual están trabajando y mis dos hermanos decidieron ir de campamento, claro no fui porque no me gusta ese tipo de cosas por ser introvertido, sin embargo no podía dejar de ver lo bueno y es tener la casa sola para mi durante un buen tiempo. Era hora de desayunar y no parecía tener muchas cocas en la cocina, excepto una barra entera de pan, mostaza miel, queso y todo lo imaginado para hacer diferentes sándwiches con una barra, me había puesto hacer todos y cada uno aguantando el antojo hasta terminar. Una vez con todo listo me había dispuesto a comer hasta dejar todo vacío, claro no contaba con mi apetito real el cual era muy limitado, sin embargo me rehusaba a detenerme aunque mi panza lo haya exigido.

Sentía como al sobrepasar el tercer sándwich gruñía cada vez más, sin embargo mi antojo dominaba más el terreno por lo cual era difícil detenerse, aunque comiera constantemente lo hacía, veía como la camisa se subía por lo grande de mi panza hasta el punto donde se acababan los sándwiches, estaba casi llegando al ombligo más no podía evitar sentir como dolía un poco, empezaba a frotar esta sintiendo los gruñidos lo cual me distraía de aquel sentimiento hasta el punto de quedar dormido.

Pasaba una hora entera desde la comida, sentía como la camisa me ajustaba un poco más, sin embargo era por acostumbrarme a usar ropa algo ajustada, por mi tamaño se notaba una pancita, está siendo apenas. Lo más ajustado era el pantalón aunque no se notara tanto, aún así la felicidad era inevitable, igual los antojos, así es, no terminaba ahí. Me acordaba de logo en lo cual estaba seguro no era un sueño, era mi pequeño refrigerador el cual estaba lleno de donas, pastelitos rellenos de dulce y más. Fue a mi habitación para saciar mi antojo con donas, abrí la puerta...no me podía creer todo eso, todo decía "alto en calorías" para cualquiera sería una pesadilla, en cuando a mi, un paraíso.

Decidí antes tomarme una foto para comparar un antes con un después, posteriormente abría la caja para comer de las donas, estas tenían una cobertura de chocolate con dulce dentro por lo cual llenaba bastante, no solo eso, la caja contenía 40 de esas, por lo cual tenía donde entretenerme comiendo, de nuevo empezaba a llenar mi panza con aquello, sin embargo quería probar algo diferente. Alce la camisa y la colocaba como pechera, sentí como el dolor se disminuía sintiendo un alivio completo por lo cual pude continuar comiendo sin problemas.

Termine la caja siendo imposible de creer, no me dolía tanto como los sándwiches lo cual significaba dos cosas: la camisa no la sentía presionar o me acostumbraba fácilmente a comer cada vez más. De todas maneras abría otra vez el refrigerador para agarrar un galón de batido con chocolate y helado, lo empezaba a tomar sintiendo como mi panza se expandía bastante. Poco a poco prometía detenerme, dime embargo, no me detenía de comer todo lo que veía de la refrigeradora pequeña, sintiendo como aquella panza estaba ya como un balón gigante de tanto comer, por supuesto cada vez me era más difícil agarrar algo de ahí, sin embargo lo lograba no sabía cómo.

Después de un tiempo, ese pequeño refrigerador quedaba totalmente vacío con un gordito panza arriba de tanto comer, con la camisa al lado de el por la presión con bastante sueño por haber comido todo lo que veía a su paso, claro eso no era un sueño.

Unas vacaciones dulces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora