Cita amistosa

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Efectivamente, todo empezaba a tornarse como una especie de cita amistosa, yo bebía de la malteada mientras ella terminaba el helado, al verme no pudo evitar hacer algo lo cual tenía planeado cuando me vio por primera vez: alimentarme. Pidió un banana split jumbo para mi y espero para darme la sorpresa, cuando la vi me pareció extraño que quisiera comer más, aunque no sabía sus planes:
—No te he compensado por ser tan buen amigo, entonces...pedí algo extra para ti— decia sonriendo mientras me veía terminar la malteada y el helado quedando lleno, la dejé hipnotizada por un momento al notarme como un balón de lleno.

—P-perdón, es que de verdad no sé, es lindo verte así— me dijo tímidamente mientras no sabía a donde ver, no era un secreto saber que a ella le agradan los chicos gorditos, pero no cualquiera, por lo general alguien así es apestoso y vago, sin embargo, lo que a ella le agrada es lo ordenado y limpio que soy en ese sentido, hasta pensaba que yo para ella soy el chico perfecto: amable, tierno, amistoso, ordenado y con peso extra, todo un peluche. Al ver la orden de banana split me quede asombrado, claro! Esa era la sorpresa, estaba lleno, pero por ella haría una excepción, lo empezaba a comer constantemente causando una agradable impresión al verme, empezaba a sentirme tímido porque mi panza empezaba a notarse más y a subirse mi camisa, aquel plato era tan grande que parecía no tener fin, aunque por otro lado se sentía genial sobrepasar un poco los límites.

Aunque si me sentía como un yunque por lo lleno que estaba:
—Te llene de más? Lo siento! Tal vez me pase con esa orden— dice algo apenas a mientras ve como mi panza llegaba a chocar un poco con la mesa:
—Oh no te preocupes, podría comerme todo el menú de la heladería si pudiera— decía con una sonrisa mientras me acomodaba en aquel estrecho lugar, poco a poco iba ganando más confianza y me notaba más fluido al hablar, ella al notar eso se sorprendió mucho:
—Wow, eso es nuevo en ti, me agrada— decia sonriendo mientras veía mi panza por un tiempo y luego me veía:
—No te ajusta la camisa por la panza? Es decir, estás tan lleno como un balón— preguntaba curiosa:
—No es tanto lo ajustado de mi camisa como lo que termino de gordo, últimamente he estado inactivo en los ejercicios y claro eso ayuda mucho a subir de peso porque no te estás moviendo, en un día estoy ya en sobrepeso y creo que con esto ya estoy entrando, calculo como que lleno a los 60 kilos por lo delicioso que estuvo todo— decía sonriendo mientras se escuchaban gruñidos provenir de su panza asustando a Emma:
—Que fue eso!? Acaso fue un perro de afuera?— veía curiosa afuera mientras yo aguantaba reír un poco:
—No, es mi panza, gruñe según lo mucho que coma— palmeo mi panza suavemente mientras sentía como poco a poco me iba ajustando:
—No se como, pero me pareces el gordito más activo y ordenado que he conocido— decía admirada al verlo:
—No me gusta ensuciar mucho cuando como, me gusta mantenerme con buena imagen porque siento que se ve muy bien— sonreía mientras me acomodo un poco:
—Recuerdo algo, me dijiste una vez "te tengo envidia" no supe porque y me preguntaba...eso jeje— decía con curiosidad mientras la veía estando ella bien túmida por la pregunta:
—Verás, no sé si te das cuenta, pero cuando subes de peso, te ves más lindo— al decir eso, no podía dejar de verle por lo atractivo que lo encontraba.

Al terminar todo, salieron a caminar hacia el parque, Dan ya se notaba más ajustado, la camisa le quedaba apenas en el torso, resaltaba mucho la panza y el pecho, el pantalón realzaba mucho el trasero y en general se notaba bastante ajustado:
—Te agradezco mucho por él banana split, eso fue inesperado, pero me gusto— comentaba con una cálida sonrisa mientras palmeaba su panza ya pesando 60 kilos, ósea, tan notorio el cambio pues no era, pero si le ayudaba mucho el atuendo ajustado que tenía:
—No se si gustas acompañarme a comprar algunas golosinas para mi dieta, así pasar el rato—  decía sonriendo mientras la veía haciendo que ella se quede paralizada.

Terminó aceptando encantada siguiéndolo hacia donde él vaya, al primer lugar al que fueron era a una panadería a comprar donas de chocolate, rebanadas de plastel de menta y tanta de limón, todo guardado en tapers reciclables grandes excepto por las donas que venían en una caja:
—No te has dado cuenta cuando te ves en el espejo tu trasero? Se ve bastante grande— decía aquella chica haciendo sonrojar a Dan bastante, este se daba vuelta tímidamente para verla y confesarle:
—L-la verdad es que si me preguntas emm...eso es lo que más me gusta de engordar, digo em...me hace ver bien— decía apenado mientras colocaba las bolsas atrás mientras estaba sonrojado:
—Precisamente por eso te tenía envidia, Bueno te tengo, es impresionante ver cómo un chico puede llegar a ser así de adorable— decía sonriendo mientras coloca sus manos al frente para verlo bien:
—Te tengo una sorpresa, ven siéntate en la mesa— lo llevaba a una mesa cercana para mostrarle una caja de 30 donas de chocolate y una malteada de menta, este se sorprendía bastante y sin negarlo se sentaba y por inercia comía, al estar un poco lleno le resultaba muy difícil no notar como su panza se volvía a llenar bastante con esas donas y la malteada. En resumidas cuentas termine subiendo unos 5 kilos debido a que las donas eran rellenas y la malteada muy deliciosa, ahí ya se empezaba a notar bastante mi panza, esta se notaba redonda y mi pecho se notaba mucho también, al ser bastante nalgon mi pantalón se desgarraba un poco de las caderas y un poco de las piernas.

Ella me vio con una gran sonrisa, ella se acuerda de mi peso exacto lo cual eran 65 kilos:
—Bienvenido de vuelta Dan— me dijo con energía mientras yo estaba sonrojado y a la vez sonriendo mientras la veía:
—Gracias por ayudarme...Maria—

Continuará...

Unas vacaciones dulces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora