Agradecimiento tradicional

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Después de darse cuenta que lo había abrazado en esas condiciones se despegó tímidamente sin quitar la mirada de su panza como ahora lo tenía acostumbrado, en eso, se acordó de una tradición cultural tanto de su familia como en el propio país —¿alguna vez has querido probar comida de Japón?— preguntó el chico con curiosidad —Siempre me ha parecido deliciosa, aunque no he tenido la oportunidad de probar ramen o sushi—
—¡Pues estás de suerte! Mi madre Justo está preparando eso de almuerzo ¿te gustaría ir a mi casa para que puedas probar algo diferente?—
—Seguro ¿porque no?—
—¡Muy bien! Ponte la camisa que nos vamos a mi casa— decía aquel chico mientras me estiraba para alcanzar la camisa y ponérmela de nuevo, me parecía sorprendente pues la sentía más ajustada sin comer ni una rebanada de pastel, al parecer ese método funciona muy bien.

Tanto con el permiso de mis padres como el de su madre salí de casa para ir hacia la de el con cierta curiosidad acompañada de bastante hambre. Toque el timbre esperando en la alfombra junto a Tero, tal vez algo alejado por la panza esperando a que sea abierta, con solo estar ahí se desprendía un sin fin de aromas a distintos platillos, cuando la mamá abrió vi dos mesas: una repleta de comida y la otra solo con dos platos como si no me hubieran invitado —Oh hola Dan, pasa pasa— me decía la mamá dándome espacio para entrar y ver todo desde el interior —Bueno, hice lo posible para adaptarme a este lugar americano, claro hay ciertos adornos de Japón pero ya sabes, es difícil no despegarse de sus orígenes— me decía invitándome a sentar directamente a aquella mesa llena de comida la cual estaba muy elaborada

 Toque el timbre esperando en la alfombra junto a Tero, tal vez algo alejado por la panza esperando a que sea abierta, con solo estar ahí se desprendía un sin fin de aromas a distintos platillos, cuando la mamá abrió vi dos mesas: una repleta de c...

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Lo que más me impresionó son los tazones pues eran de un tamaño algo exagerado pero no me era gran inconveniente comerlo todo —Verás, Tero me habló de lo mucho que comes y no es por desprecio que te tengo en esta mesa, es solo que no medí exactamente cuanto comías, así que preparé esta mesa para averiguarlo, hice 3 platos grandes de cada uno pero supongo que para ti eso es normal— decía tímidamente mientras terminaba de poner los platos en la mesa —En fin, come lo que gustes y no te preocupes por los palillos, puedes usar tenedor— mencionaba con una sonrisa mientras se iba a la otra mesa para charlar con su hijo.

—Vaya, no pensé que sería tan grande—
—Lo se mamá y aunque te parezca extraño, el tiene la misma edad que yo—
—¿¡De verdad!? Cielos, pensé que tendría un poco más, aunque la verdad me parece agradable a pesar de que este gordo—
—¿Verdad que si? Y es muy limpio en todo, no tiene la habitación desordenada, además no es de oler mal—
—Entonces algún familiar suyo también es Japonés, especialmente su padre—
—Puede ser, aunque probablemente sea diferente...no lo sé, su familia es muy peculiar—
—Aunque agradable, ayer vi a su madre y hablé con ella, me impresionó el carisma que desprende así que no es de sorprenderse mucho con Dan—
—Cierto, el es la persona más agradable que haya conocido—
—Que fortuna haberlo conocido... sin él no hubiera podido ver la realidad de otra manera, perdón por haberte tratado así, no sabía que alguien te lastimaba tanto—
—Está bien mamá, ahora todo está bien— decía sonriendo mientras la veía comiendo que aquel gran tazón de ramen.

Al terminar, aquel chico quedaba lleno ira no tenía acostumbrado comer tanto, no como yo que me sentía como una ballena encallada en la costa por la gran cantidad de comida en mi panza, me era imposible apartarme de la mesa para estar más cómodo por mi enorme panza descansando completamente en las rodillas, por suerte la silla es bastante grande como para no desbordar tanto. Pase por la pena de quedarme dormido por instinto aunque por el sueño pesado casi ni se notó —¿Ya se durmió? Le iba a ofrecer postre—
—No te preocupes mamá, cuando esté en casa se lo podemos mandar, por el momento dejémosle descansar de toda la comida—
—¿Exageraría con las porciones?—
—Nah, para él es normal— decía palmeando su panza redondita mientras lo veía de reojo —(Me pregunto que tanto querrá engordar, digo si sigue así se verá muy tierno, aunque caminar con la panza en el piso es difícil)— pensaba mientras poco a poco se daba vuelta para verle completamente.

Lo cierto es, prácticamente me quedaré con este peso, ya me hace sentir lo suficientemente feliz y grande como para presumir un poco más, eso y me da miedo no encontrar rol de mi tamaño jeje. Pero lo mejor de todo es ver hacia atrás, como pase de ser un chico aprisionado en un gimnasio a ser libre y comer mucho y encima hacer amigos como este, es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

Unas vacaciones dulces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora