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CAPÍTULO ONCE 

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CAPÍTULO ONCE 

Hae-in realmente odia sobrestimar a los demás, no le gusta encariñarse rápido, pero puede que sea un defecto suyo, porque jamás le ha sido fácil tomar distancia cuando quiere a una persona. Dejar a YoonGi fue la cosa más dolorosa que experimentó, aunque lo amara tanto, ella necesitaba tomar distancia, irse, y valerse por su cuenta, concentrarse en los estudios, en su vida, lejos de allí, lejos de él y de todos a los que alguna vez quiso. No pensó demasiado en sí romperle el corazón le convertiría en una perra, o en una mala persona, fue tan simple como ignorar los comentarios ajenos hasta decidir ya nunca volver a verlos.

No saber nada de él durante esos años pudo haber sido bueno para su salud mental, pero doloroso para el estúpido corazón que carga. 

El anillo enterrado en su jardín es prueba de que aquel amor de niños debería estar olvidado. ¿Podría? Puede que sí, puede que dentro de veinte años cuando ambos tengan familias, lo que tuvieron sólo sea un buen recuerdo de juventud. O puede que siga doliendo por lo que pudo haber sido. 

Nunca lo sabrá. 

Con un cigarrillo en sus labios, observa las estrellas en el cielo y maldice los recuerdos que la inundan. 

—¡Hae-in! —grita su padre desde el interior de la casa.

Dejando el cigarrillo caer contra el césped, se levanta de la hamaca y camina hasta la sala. El típico olor a vainilla y café pega contra sus fosas nasales, era usual que antes de dormir su padre le preparara algún postre, una forma poco usual de recordar a su madre y las pequeñas acciones que la volvían ella. 

—Appa, no tengo hambre hoy… 

—¿Eh? Pero hice café con leche, como te gusta a tí. —sus débiles piernas se movieron hacía donde su hija, extendiendo la taza humeante— Vamos, desde que ayer tu hermana te dio la noticia has estado tonta. 

—No es que sea tonta —tomó del café—, soy una chica. Y como mujer, me siento igual de idiota que cuando era adolescente, él se comprometió, y estoy triste. 

—Te fuiste nueve largos años, Hae-in. No podías esperar que él no conociera a nadie más. 

—Sí, lo sé. Pero, yo también conocí gente y jamás me comprometí… el casamiento suena tan pesado. 

—Lo único que espero es seguir vivo para el día que pueda verte formando una familia, y ser feliz. 

—Appa. —suspiró, sus ojos se sienten pesados— No digas esas cosas tristes.  

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YoonGi no quería admitirlo, pero desde que llegó ella al pueblo, no ha podido evitar volver a ver esos álbumes de fotos que guarda secretamente en la cochera de su nueva casa. Luego de la cena corrió hacía esa caja polvorienta a un costado de las herramientas que casi nunca se le hacen necesarias, la abrió y sacó los pesados libros con fotos en su interior, las miles de cartas escritas para el otro y los obsequios que prefirió atesorar en la oscuridad. 

No es correcto recordar a su ex novia cuando su prometida se encuentra lavando los platos en la cocina de su hogar, no es nada bueno. Y se siente avergonzado del tipo de persona que se está convirtiendo, por las extrañas mariposas que han vuelto a nacer en su estómago el mismo día que tuvo una 'carrera' en los pasillos de la escuela. La emoción que le causó volver a estar con ella, compitiendo, jugando. ¿Qué tipo de hombre es? Uno malvado, sin duda. Porque un buen hombre no estaría pensando en querer tomar la mano de su ex novia. 

Hae-in no fue sólo una 'ex novia' casual, ella había sido el comienzo y lo que creyó fin de su vida amorosa, fue la única persona en el pequeño pueblo de Daegu que lo hizo sentir bien en los años de amistad que tuvieron, y amado, en la relación no tan larga que tuvieron. Significó un antes y un después en su vida. Al irse, la sensación de ya no querer volver a amar era fuerte, no pensó en ser lo suficientemente valiente como para conocer a otra persona, y ser capaz de afrontar una segunda separación. 

 —¡Cariño! —el llamado de SulKi lo hizo dar un salto en su lugar, comenzó a guardar todo con suma rapidez. 

Los pasos acercándose eran inquietantes. 

—¿Q-Qué sucede?  —preguntó cuando la tuvo apoyada en el marco de la puerta. 

—Recuerda salir temprano mañana de la escuela, tenemos cita para ver el salón. 

—Claro, no lo olvidaré. —asintió. 

 

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hello, my first love! ➵ ʙᴛs;; myg [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora