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CAPÍTULO DIECIOCHO

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CAPÍTULO DIECIOCHO

El anillo puesto sobre la caja de terciopelo diminuto hacen que Hee-in quiera gritar, no cree que pueda tirarla. ¡Al demonio el maldito Min YoonGi! Le había encantado cuando eran jóvenes, ¿Por qué ahora actúa como si ella no hubiera dado todo en su juventud para hacerlo feliz? Fue la más idiota en esa relación, era una niña inocente capaz de darlo todo por su novio. ¿Y él? Él era… es, en realidad, perfecto. Nunca le faltó el respeto, jamás le alzó la voz, siempre respetó sus decisiones y… y ahora era otra mujer la que disfrutaba de su voz, de sus manos, de sus charlas… de todo lo que alguna vez amó.

YoonGi había sido primero suyo.

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años atrás, daegu 

Para sus aniversarios siempre iban a un lugar en común que tenían de favorito, lejos de los demás, una zona desalojada del pueblo, antes se ocupaba como estacionamiento para la tienda comercial puesta hace unos veinte años, pero con el paso del tiempo ésta decayó y al final cerró. A YoonGi le gustaban las cosas tenebrosas, por lo que su alrededor cumplía sus extraños estándares, era horrible ver la oscuridad abrazarla, el edificio arruinado y los árboles creciendo por el descuido. Lo único bueno era el calor de la temporada, una fresca ventisca mueve sus cabellos ondulados, ambos estaban sentados en la parte trasera de la camioneta, donde suelen llevar la mercadería a la ciudad.

Hae-in se la pidió prestada a su hermano –para su sorpresa se la dio pese a que la atropelló hace tiempo— para que ambos se tiren allí, en unas colchonetas, con una manta de ositos polar y, por supuesto, cervezas junto a un banquete inolvidable: pizza fría. Los obsequios sobre la manta esperaban ser abiertos.

—Primero abre el tuyo. —pidió el pelinegro.

La chica sonrió tímida, y tomando la bolsa de tamaño grande volcó el contenido sobre su regazo. Había una carta rosa, unos chocolates, y también, una caja mediana con un listón amarillo. Mordió su labio, la ansiedad por saber que era la carcomía, miró a su pareja, esté la incitaba a de una vez abrirla. Lo hizo, con sus manos siendo rápidas sacó el listón y quitó la tapa.

—Oh, Yoon… —se derritió allí mismo con ternura— Es hermoso.

—¿Te gusta?

—Me fascina, cariño. —sostuvo el collar entre sus dedos, era de plata y tenía sus iniciales juntas, H&Y— ¡Abre el mio!

YoonGi abrió una pequeña cajita de terciopelo azul noche, parecía costoso con sólo ver el exterior. El interior, de igual forma, lucía brilloso, y claro, costoso. Su boca se abre con sorpresa y levanta la vista a su novia.

—¡No! —niega, colocándose el anillo con la inicial de su apodo sobre su dedo anular— Tú en verdad… —se siente tan nervioso, ansioso, emocionado— Eres un ángel, Hae-in. Y una idiota, ¿Por qué compraste algo tan caro? ¿Eres tonta?

—Lo soy, porque estoy enamorada de tí. —sus labios se juntan en un adorable puchero.

YoonGi está loco de amor, con el obsequió bien colocado toma el brazo de su chica y la tira sobre la colchoneta. No era la cita de aniversario más romántica, ni la más elegante –pensando en que cada cosa es vieja–, pero ellos están completos el uno con el otro, es ideal, el momento crucial en donde se ven y piensan: 'No podría desear estar en otro lugar.' Las mejillas de la Kang se sonrojan cuando los besos de su novio se extienden por la piel descubierta de su cuello. Le pidió que no dejase marca.

Es un chico cuidadoso, procura nunca lastimarla.

—Me ha encantado. —le susurró— Prometo cuidarlo por toda mi vida, sin importar qué.

Y le creyó.

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hello, my first love! ➵ ʙᴛs;; myg [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora