Capítulo 2.

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La línea quedó en silencio total por unos segundos.

Eso me hizo dudar, de cierto modo.

–Por supuesto que sí, Claire– Dijo.–Me alegra mucho que me hayas llamado. Te enviaré la dirección de mi casa por mensaje de texto. 
Fruncí el ceño. –De acuerdo.
–Bien. Te esperó en una hora, nos vemos Claire.

Y colgó.

 Así debe ser la vida de una modelo, muy ocupada. Pensé.

(...)

Después de haber logrado escaparme por la ventana de mi casa, partí rumbo a la dirección que Anne me había enviado.

De un número restringido, por cierto.

Me encuentro parada frente a una mansión. Porque no hay otra forma de llamarla, es realmente inmensa. Presione el pequeño botón pegado en la pared y casi enseguida, una voz gruesa y raposa respondió.

–Residencia Horan–Habló aquella voz en el aparato.

¿Horan? Rayos los ricos y su afán de poner el apellido para todo. Pensando la situación Anne nunca me dijo su apellido. 

¿Y sí me equivoque de casa?

Malditos ricos.

–Hey, amm, buenas noches...–Salude con la mano a aquella bocina.

¿Qué te pasa Claire? es obvio que no te puede ver.

–Buenas noches–Respondió.
–Vengo de parte de Anne Horan–Pude escuchar una carcajada por parte del señor.
–¿Anne Horan? ¿No querría decir McCall?–Preguntó en un tono lleno de diversión.

Eso me hizo sentir bastante estúpida.

–Rayos disculpe, ella no me ha dicho su apellido–Murmuré en un tono demasiado apenado.
–Sí, sí, como sea–Rió.

Sin más las grandes puertas se abrieron dándome paso a la enorme residencia. 

–Gracias–Mencioné antes de entrar en el lugar.

Cruce el enorme jardín de la casa hasta detenerme frente a una gran puerta blanca. 

Quise suponer que era la entrada principal. Antes de poder hacer algo, ésta se abrió de par en par dejándome a la vista una enorme estancia, y a Anne en el medio. Me sonrió.

–Claire, pasa. Estás en tu casa– Sonrió con amabilidad, devolví su sonrisa y luego entre. 

Realmente la casa era mucho más grande y más hermosa de lo que se veía por fuera. Vaya que éste trabajo ha de dejar buenas ganancias.

–Toma asiento en lo que traigo algo para beber–Sonrió una vez más y luego desapareció por un largo corredor. 

Tomé asiento en uno de los sillones y miré todo el lugar, a mi parecer el decorado tenía un toque más masculino, lo que me hizo pensar si Anne estaría casada. Y enseguida la intriga apareció, ¿quién era Horan? es decir según el señor de la bocina ella no se apellidaba así y si fuese su esposo él no se habría burlado.

¿Quién rayos es Horan?

Miré a Anne cuando regresó. Puso una jarra de agua en la mesa ratonera y dos vasos, miré atenta cada uno de sus movimientos.

Ella se sentó a mi lado y sirvió los vasos, tendiéndome uno el cual gustosa acepté.

–Anne una pregunta...–Murmuré mirando el vaso de agua.

–¿Cuál es?–Me sonrió bebiendo de su vaso, y la miré.

–¿Quién es Horan...?

Como si aquello le hubiera aterrado, el vaso resbaló de las manos de Anne rompiéndose ante el contacto con el piso, provocando un sonido estruendoso debido al silencio de la casa, y el agua se extendiera sobre todo el mármol.

¿Me compraste por placer? |N.H.| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora