Capítulo 11.

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La única forma que tenía de descasar de la vida que tengo era durmiendo. Amaba hacerlo, lástima que no tenía la suficientemente fuerza de voluntad como para dormir para siempre.

–Me voy–La voz de Niall me despertó de forma brusca.
–Ahora voy–Susurré con la voz bastante ronca.
–Rápido.

Sin más, luego de unos segundos la puerta se cerró indicando que él había salido de la habitación. Me incorporé a los pocos segundos y me coloqué ropa solo para despojarme de la pijama ya que, jamás salía.
Apenas llegué abajo, vi a Niall sentado en el sillón individual con una taza de café en su mano derecha y documentos en la izquierda.

Todo un hombre de negocios.

–No creo que te cueste tanto arreglarte.
–No tengo razón para arreglarme–Respondí mirándolo desde la escalera.
–Para mi–me miró.
–Me conociste en las peores fachas, y aquí me tienes. No creo que el arreglarme cambie algo.
–Correcto, me voy antes que empieces a sacarme de mis Casillas de en o bruscamente la taza en la mesa del centro provocando que algo del café se derramase en la alfombra.
–¿Llegarás tarde...?–Crucé los brazos mirándolo.
–No te importa.

Y tomó sus cosas, y se fue de casa.

Solté un suspiro y caminé a recoger la taza de Niall, mientras me dirijo a la cocina, le doy un sorbo y una mueca de asco aparece enseguida en mi cara.

¿Por qué la gente no le echa azúcar? ¡Por eso Niall es tan amargado!

Y listo, solo me pongo a limpiar y recoger la casa. No lo hago lo gusto, lo hago porque de no ser así moriría de aburrimiento. Al terminar, lo último que hago es batallar para sacar la mancha de la alfombra.

Maldita sea.

Al terminar todo, por fin, me decido a ver una película pues no hay que más hacer. Ni siquiera tengo permitido salir al patio, mi piel ya hasta se aclaró tres tonos.
Esto es fatal.

(...)

Mi sueño de interrumpe debido a un relámpago que pude jurar cayó en el jardín delantero de la casa. Miro a todos lados y al ver todo oscuro y solo la tele prendida me doy cuenta que Niall no ha aparecido. Apago la televisión y camino subiendo a la habitación.

Cambie la ropa por mi pijama nuevamente y me recosté en la cama, a los pocos segundos pegue un brinco incorporándome por la puerta azotarse seguido se escuchar mi nombre en un grito lleno de furia.

Sus pies golpeaban con fuerza cada uno de los escalones,y honestamente tan solo de imaginar como vendrá men hace estremecer. Me incorporé apenas abrió la puerta con tanta fuerza que la misma rebotó con la pared y se volvió a cerrar. La mirada de Niall era tan profunda que podría jurar que me miraba con odio, el camino a mi y aventó un fondee beige a la cama.

–¡Informame que fregados es eso, Claire!–Enseguida me gritó señalando dicho folder.
–No se, no se ni de que me estas hablando–Susurré porque por alguna razón, mi voz temblaba.
–Abrelo.

Enseguida obedecí y tomé el fondee abriéndolo algo torpe y sacando la fotos de su interior. Mi boca se abrió al mirar cada una de ellas.

Dios santo.

–Niall yo no se que... No soy yo–negué enseguida mirándolo.
–¡Sí eres tú!
–Osea, sí soy yo, pero te juro que es photoshop... Niall yo no salgo es imposible esto te lo aseguro–traté de que se calmara pero mi voz temblaba tanto que ni yo me creía lo que decía.
–¡Son fotos donde estas besando a aquél chico! ¿¡Quién mierda es Claire!?
–He dicho que no me veo con nadie, ni siquiera se quien sea este muchacho...
–¡No mientas, con una mierda!–Niall me dio un empujón haciéndome caer de sentón en la cama.
–Tienes que creerme, dios mio si pudiera salir no me iría a besar a algún tipo... Ya me hubiera id...

Un fuerte golpe en mi mejilla me interrumpió antes de terminar la oración. Lleve mi mano a la zona afectada soltando un sollozo.

–¿Te has acostado con él?

No esperé más, me armé de demasiado valor y me incorporé mirándolo.

–¡Sí, me he acostado con él! ¿y sabes qué?–Grité retándolo.
–¿Qué?–Gritó de vuelta apretando ambos puños a sus costados.
–¡Lo hace mucho mejor que tú!

Y una vez más su mano se estrello con fuerza en mi mejilla haciendo que mi labio sangrara enseguida. Sin esperarlo, su misma mano regresa impactándose en la misma mejilla provocando que mi equilibrio fallase y cayera al suelo.
Él me hizo levantar de forma brusca y me tomó de ambos brazos apretándolos con una fuerza increíblemente fuerte, provocando quejidos de dolor de mi parte.

–Te voy a enseñar a no faltarme al respeto, mocosa–Masculló entre dientes y sin más me arrojó a la cama.
–Niall por favor no me hagas daño–Supliqué a pesar que yo había sido quien había echado más leña al fuego.
–¡Callate!–Gritó colocándose sobre mi aprisionándome y sin dolor alguno, impactó su puño sobre mi pómulo izquierdo.

Sus manos apretaron con fuerza mis pechos haciéndome soltar un chillido de dolor. Subió mi blusón y bajo mis bragas, sin tiempo que perder se desabrochó el pantalón y se bajo el bóxer sacando su miembro.
Mis súplicas se escuchaban en toda la casa, era fatal que a pesar que ya lo había hecho varias veces doliera tanto como si fuera la primera vez.

Introdujo su erección en mi y comenzó a embestir, solo que esta vez era de una forma mucho más fuerte al grado de que el dolor se recorriera por toda mi espalda. Gritos se escapaban de mis labios mientras con las manos intentaba inútilmente alejarlo de mi, aunque no lo moviese ni un poco.

Luego de unos minutos, él llegó a su esperado orgasmo y sin más salio de mi de forma brusca subiéndose nuevamente la ropa como siempre.
Enseguida me acomodé la ropa abrazandome a mi misma.

–Que no se vuelva a aparecer, depende de ti.
–¡Vete al infierno!–Grité entre llanto y furia.
–Más te vale comenzar a dejar el altanerismo de lado.

Niall salió debía habitación tras haber dicho aquello y yo no evité soltarme a llorar como loca.

Aunque intentase parar solo no podía, las lágrimas salían casi involuntarias; sin parar mi llanto,  me incorporé caminando al baño que se encontraba ahí mismo en la habitación y me encerré. Me despojé de mi ropa y abrí la regadera, entrando al agua a la temperatura que saliese.
Comencé a darme una rápida ducha pues me daba náuseas solo de pensar que Niall me tocara.

Luego de unos segundos salí y me puse solo el blusón mirándome al espejo de cuerpo completo.

Y sí que me sorprendí.

Jamás creí verme así, prácticamente me había convertido en un hueso, mi color era de un pálido bastante malo, tenía un total descuido en mi físico. Sin contar lo mal que se me miraban las marcas en todo mi cuerpo.

Me llegaba a preguntar demasiadas veces que habría hecho a Niall llegar hasta el borde de maltratar y mantener a alguien a su lado a la fuerza. Esa pregunta rondaba en mi cabeza demasiadas ocasiones, y jamás lograba tener una respuesta lo suficientemente lógica para que hiciese aquello.

¡Una maldita señal!

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¿Me compraste por placer? |N.H.| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora