Bajó el teléfono de su oído y cerró la pantalla de su ordenador portátil. Respiró. Había llamado a uno de sus agentes, el cual estaba al mando de una encomienda especial, para que prepararan todo y estuvieran listos para ser moverse a una nueva ubicación.
—Entendido, jefa. Ya estamos en ello —Le aseguró el hombre.
Tenemos que movernos lo más pronto posible antes de que todo empeore, pensó. Y eso le tomaría tiempo.
Presionó el botón del teléfono fijo en su escritorio y llamó a su secretaria, mientras tanto, se puso de pie y se colocó el blazer. Buscaba su bolso cuando su secretaría entró.
—Voy a estar fuera de la ciudad unos días —dijo, antes de que la joven abriera la boca—. Cancela todas mis citas.
—¿Incluso la que tiene mañana con el Secretario de Estado?
Ella enarcó una de sus cejas perfectas. Había olvidado que tendría que cenar con ese insoportable, pensó.
—Sí, cancélalo, es más, cancela todas mis citas de la semana, no tendré tiempo para nadie, ¿de acuerdo?
—Sí, señora, ¿algo más en lo que pueda ayudar? —preguntó la joven solícita.
Ella meditó y se le acercó. Con una mano en su hombro y mirándola a los ojos, le dijo:
—Por ahora no, pero gracias por toda tu ayuda. Creo que me habría vuelto loca sin ti. —Se iba a marchar cuando de pronto giró y miró a la joven de nuevo—. Es posible que no responda al celular, así que si necesitas algo, ya sabes a quién debes llamar.
La joven secretaria asintió sintiendo algo extraño en el pecho con respecto a su jefa. Pensó en decírselo, pero al abrir la boca, su jefa había abandonado la oficina.
*****
No demoró en montar su auto y alejarse del edificio. El tráfico en la ciudad estaba igual que siempre. No era bueno, ni tampoco malo. Pisó el acelerador y luego encendió la radio. Quizás algo de música ayude, pensó.
—... ataque terrorista en el Edificio Federal Jacob K. Javits, oficina central del FBI en Nueva York. La noticia aún está en desarrollo, de hecho, las puertas de todo el edificio han sido selladas como medida de autodefensa. Sin embargo, pocos de los empleados que lograron escapar antes de que el FBI se convirtiera en una fortaleza impenetrable, nos narraron el miedo que sintieron al escuchar la detonación y, por consiguiente, las vibraciones de las paredes y ventanas, y todo a su alrededor cuando ocurrió dicho atentado.
Apagó de inmediato la radio. Sus manos apretaron el volante hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Tenía que apresurarse.
En menos de una hora, llegó a una vieja casa de madera de dos pisos en medio de un pequeño bosque en las afueras de la ciudad. Al estacionar el auto, se dio cuenta de que no había nadie en la entrada, ni tampoco el vehículo en el que ella y su equipo se moverían con el encargo. Aquello no le dio buena espina, o quizás se estaba volviendo paranoica.
Entró a la casa y tampoco había nadie.
De acuerdo, esto sí es extraño, se dijo.
Revisó la sala, la cocina, y nada. No había nadie. Se apresuró a bajar al sótano con su arma en la mano. El guardia encargado yacía en el suelo boca abajo, sobre una gran mancha roja. Corrió a revisar su pulso. Muerto. Miró alrededor, la puerta secreta escondida tras una falsa encimera estaba abierta.
—Mierda —masculló.
Sigilosa y alerta, ingresó por aquella puerta que la llevó a un pasillo blanco iluminado por una luz amarilla. Al final, se encontró con otra puerta que la llevó a otro pasillo, a menos de un metro, había una puerta a su derecha, un par de metros más adelante había otra a su izquierda. Ignoró la primera puerta y se dirigió a la siguiente.
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Operación Bloqueo [Operaciones Especiales #2]
ActionLas aguas están revueltas. Agentes han caído, el FBI se ha debilitado y Fox se ha alzado. Todo va de acuerdo al plan, cada ficha se ha movido al punto correcto y aquí es cuando entra en acción la Operación Bloqueo. Las tensiones entre los agentes Mi...