22. Caos Parte 2

31 5 2
                                    

Narra Matt

—Tengo que hablar contigo y Alice.

No suena a buenas noticias, pero nos dirigimos a la sala. Nos pide sentarnos y lo hacemos, Alice se sienta junto a mí y Kristine al otro extremo. De repente siento su mano en mi muslo muy cerca de mi entrepierna, casi rozando. Al mirarla, ella me sonríe y me sorprende besándose en los labios. Por impulso retrocedo y sus dedos presionan sobre las bermudas.

Liz, frente a nosotros, aclara su garganta y suelta lo que no había esperado escuchar ni en un millón de años. Sabía que el homicidio de George y el atentado en la escuela Rosedale estaban correlacionados, ambos fueron orquestados por la misma persona que busca de cumplir una venganza personal. Sin embargo, lo que Liz nos dice es totalmente diferente a la teoría que hemos estado persiguiendo.

¿Un crimen pasional planeado por un estudiante de secundaria porque le fue negado el pase de semestre? Eso es una completa locura. Liz sabe perfectamente que no se trata de eso. Entonces, ¿por qué decirlo?

Alice busca refugio en mi mano y yo la sujeto con firmeza.

—El arma que hirió a George antes de ser encontrado en la carretera y que recuperamos en la escena del tiroteo, las declaraciones de los sobrevivientes que escucharon al tirador principal decir que querían asesinar a una profesora, y conversaciones que intervenimos para la investigación, son evidencia suficiente. Aún seguiremos buscando más pruebas. Hay detalles que no concuerdan con esta teoría, pero son circunstanciales, es decir, se presta para muchas interpretaciones.

—Entonces, ¿eso es todo? —pregunta Alice, temblorosa y aferrándose a mí como si toda su estabilidad emocional, su vida entera, dependiera de ello.

Liz, en medio de un suspiro asiente.

—Lo lamento. Sé que querían justicia, llevar a los asesinos al tribunal, pero, si sirve de consuelo, el agente Finn se la dio a su manera al matar a este estudiante. En serio lo lamento.

—¿Cómo te atreves a decirlo? —siseo y me lanzo contra Liz que se sorprende ante mi arrebato, más no me teme, ni siquiera cuando mis manos se adhieren a ambos brazos del sofá pequeño que ella ocupa—. ¿Cómo jodida mierda te atreves a decir que lo sientes y soltar toda esa basura?

—Matt, hijo, ella solo hace su trabajo.

Ignoro a Alice y aprieto mis dedos alrededor de los brazos del sofá. —Tú y yo tenemos que hablar.

Liz asiente.

Beso a Alice en la frente para intentar calmarla, aunque no surte efecto, y Liz y yo nos dirigimos a la oficina de George. Una vez encerrados, la encaro.

—Tienes que estar bromeando. No puedes cerrar el caso.

Aprieto mi mandíbula y me detengo a pocos centímetros de ella.

—No he dicho que cerraría el caso.

Trato de controlarme, pero es imposible. Me siento como una caldera a punto de explotar.

—¡Maldita sea! ¡Decir que los culpables de un caso están muertos es prácticamente cerrarlo! No puedes hacer eso y lo sabes, no cuando hay algo más turbio de fondo.

Liz, imperturbable, sostiene mi mirada.

—Lo sé, pero mi trabajo es informarles.

Aprieto mi mano en puño y maldigo entre dientes a la vez que me alejo de ella sin poder contener la ira que seguramente emano por cada poro. Todo se está yendo a la mierda. Fox debió planearlo todo con detalle y simplemente hemos sido sus marionetas.

No.

Voy a matarlo antes de que siga con su mierda.

—¿Qué está mal?

Operación Bloqueo [Operaciones Especiales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora