52. Voto de confianza

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Ubicación: Las Vegas, Nevada

Cayden ignoró el molesto dolor que sentía en su rostro. Su ojo latía, no podía ver nada con él; el otro, le causaba mareos. Necesitaba recostarse en algo cómodo, su cama. Por un momento, mientras caminaba hacia el exterior del edificio federal de la Oficina de Las Vegas, se encontró preguntándose si la declaración de Rogers sobre haber atrapado a Charlie era cierta, sin embargo desechó esa idea enseguida. Si Tanya llegó a tiempo con él, entonces, ella debió enviarla.

Una camioneta roja de vagón cerrado y vidrios polarizados esperaba estacionado en la entrada del FBI. Charlie, vistiendo diferente al vestido negro que uso el día anterior, esta vez, un pantalón negro bastante ceñido combinado con una blusa del mismo color, bajó de la cabina del copiloto y les abrió la puerta. Ella se paralizó en el momento posó sus ojos sobre Cayden.

Él no dijo nada, subió al auto y esperó a que su abogada hiciera lo mismo para por fin alejarse de ese lugar. Escuchó a Charlie decirle al chófer, a quien reconoció como uno de sus hombres que envió para que la acompañara, que hiciera parada en el hospital más cercano.

—Estoy bien, —afirmó Cayden—, solo salga de aquí.

Charlie lo miró por el espejo retrovisor. —Cade...

—No me hagas repetirlo.

Charlie asintió. No quería discutir, menos cuando ambos pasaron una noche terrible.

En cuanto ella se encargó de Frank, buscó esconderse. Frederick ya había huido y descubrió que Cayden estaba preso. El primer descubrimiento no le sorprendió, en cambio el segundo... Ni siquiera viéndolo salir del Edificio Federal en ese estado era suficiente para creerlo. Charlie aún esperaba que fuese alguna especie de mal sueño y despertaría en algún momento.

¿Cayden preso? Eso debía tener alguna explicación y esperaba que él se lo dijera.

Robó un par de autos. Condujo fuera de la ciudad y se quedó escondida en un hotel de mala muerte. No pegó el ojo en toda la noche por el remordimiento de dejar a Cayden, pero sabía que si no cumplía su orden, habría sido peor.

Matar a Frank...

Charlie perdió su atención por ventanilla. Hacer ese trabajo fue más difícil de lo que creía, pero tuvo que hacerlo. No tenía opción. El terror en los ojos del chico era algo que no se borraría de su cabeza en mucho tiempo, pensó Charlie.

—Presidente está disgustada —soltó Tanya, alzando su mirada del teléfono y enfocándola en Cayden. Charlie observaba desde el espejo retrovisor—. Y dice, textualmente: eres un estupido por dejarte atrapar. ¿En qué demonios estabas pensando? También añadió muchos emojis de carita enojada. ¿Alguna respuesta?

Cayden rodó los ojos, Tanya curvó sus labios hacia un costado.

—No te preocupes por mis honorarios, ya está resuelto.

La abogada se bajó en el aeropuerto. Cayden, aunque también tenía un vuelo de regreso a Nueva York, no siguió a Tanya.
—Cayden, ¿sucede algo?

Charlie giró su cuerpo para mirarlo. Él la miró con su único ojo saludable.

—¿No vendrás?

Ella no ocultó su sorpresa. Él mismo le había ordenado que tomaran vuelos diferentes si era necesario. Y en ese momento era primordial que viajasen por separado.

—Tomaré un vuelo en Prescott, Arizona, hacia Nueva York, habíamos quedado en eso.

Cayden cerró la puerta de un portazo, dejando a Tanya fuera del coche, quien también se encogió de hombros y se dirigió a la entrada del aeropuerto. Ella no esperaba a nadie, tenía un funeral al cual asistir.

Operación Bloqueo [Operaciones Especiales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora